52: Máscaras fuera

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Cuando MyeongSuk nació, TaeHyung experimentó un gran desasosiego.

Era un sentimiento nuevo, extraño.

Una sensación que hacía que su pecho permaneciera completamente presionado, con un corazón latiendo a una velocidad tal que casi podía escuchar sus latidos y el fluir de su sangre caliente por sus venas mientras mantenía sus dedos entrelazados con los de su esposo, viéndolo hacer un esfuerzo heroico en el quirófano de un hospital en Roma.

Recordaba a Jungkook con su frente perlada en tanto sudor que sus rizos se adherían a él. Veía su piel enrojecerse, sus venas sobresalir y sus jadeos aumentar mientras gritaba con esfuerzo, apretando su mano con sus ojos cerrados mientras empujaba hasta que el aliento se le agotó y que como resultado daba una melodía que para oídos de TaeHyung era como un llamado, un silenciador de lo mundano para escuchar lo angelical. Por encima de los jadeos de alivio de su esposo, escuchó un llanto.

Recordaba el llanto de SooBin y el llanto de YeonJun de una forma nítida, pero no era nada comparado a lo que pudo haber sido el llanto de su hija RyuJin o a lo que había sido el de MyeongSuk. Su hija menor tenía fuertes pulmones a juzgar por sus gritos y la vio húmeda de placenta y sangre, sus cabellos negros pegándose a su frente mientras movía sus manos desorientada y permanecía con sus ojos cerrados. El cordón umbilical se cortó tan rápido como salió de las entrañas cálidas de su padre y Jungkook sonrió débil cuando envuelta entre las sábanas le hicieron entrega de su pequeña, a la cual acogió en su pecho.

- Felicidades, es una niña muy sana.

Pero TaeHyung en ese instante había presenciado tal vez el momento más bello de su vida, porque finalmente estaba con su esposo en el nacimiento de su hija. Jungkook le sonrió, brindándole la seguridad que todavía no acababa por digerir y entre sus brazos tomó a MyeongSuk mientras Jungkook era rápidamente atendido para cerrar la cesárea.

Cuando la enfermera preguntó por el nombre de su hija, lo susurró embelesado, perdido en los ojos negros y vacíos de su tesoro.

-Señor Kim, permítanos llevar a MyeongSuk a observación, puede acompañarnos si quiere. Su esposo necesita ser atendido.

Dudoso, TaeHyung depositó en los brazos de la enfermera a MyeongSuk y le dio un corto beso en los labios a su esposo antes de retirarse del quirófano, siguiendo con atención a la mujer que sin ningún inconveniente llevó a MyeongSuk a las incubadoras, donde muchos bebés se encontraban con sus manillas. Kim MyeongSuk ponía en la muñeca de la nena y TaeHyung perdió la cuenta de cuánto tiempo estuvo ahí de pie, contemplando a su hija a través del cristal, viendo sus ojos en su propio reflejo, dándose cuenta de que la sensación en su pecho todavía no se iba.

Horas después, cuando su Jungkook salió del quirófano y recuperó su lucidez, estando en su habitación correspondiente al hospital su hija menor se encontraba alimentándose de su pecho con una necesidad voraz que tenía a su esposo más que agotado, pero sonriente por la sola situación de estar acompañado por su esposo y sus hijos.

RyuJin estaba junto a BeomGyu sentados en sus piernas, riéndose a la par cuando comenzaba a mover las piernas y ellos saltaban como si estuvieran en un caballito. YeonJun sólo se limitaba a mirar, ocultando su pequeña sonrisa detrás de su cómic de superhéroes. La habitación estaba llena de regalos que Kris y Jessica habían llevado con anterioridad. Algunos otros tenían la firma de los Leone, de WooJin, Nicollo y Alessio. Sin embargo, las visitas se habían acabado minutos atrás y sólo estaban ellos, acompañando a la nueva Kim que se sumaba a la familia. A la línea de sangre.

- ¡Papá Koo! ¿Puedo compartir todos mis juguetes con SukSuk? -Preguntó BeomGyu animado, juntando sus manitos-. ¿Por fis, por fis?

-Yo puedo compartir mis muñecas. -Susurró RyuJin-. Sólo una.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora