Septiembre 18, 2021
09:15 AM
Cuando la alarma de la mesa de noche comienza a sonar, se da cuenta perfectamente que lo que vive ahora mismo es una realidad y no un mal sueño. La mañana era soleada y a su vez húmeda y según el pronóstico del clima, la probabilidad de que lloviera en la tarde era bastante alta. Por eso mismo, no tenía tiempo que perder y apagó la alarma para finalmente levantarse de la cama.
Después de que Jungkook lo hubiese ayudado con sus heridas, se había quedado inevitablemente dormido y se sentía muchísimo mejor, lo suficientemente estable como para ir a la siguiente prueba. TaeHyung comprendía que las pruebas iban a involucrar por completo su vida, por lo que, debía medir su estrategia para poder conseguir lo que necesitaba sin morir en el intento. Sus emociones y su manera de actuar ante las pruebas debían ser controladas. Pensó en que, de haberse dejado llevar por el pánico en la primera prueba, lo más probable es que hubiese quedado peor de lo que quedó o incluso, tal vez hubiese muerto. En cualquiera de los casos, TaeHyung debía continuar con ello.
Se dirigió al baño para lavar sus dientes y orinar, luego tomó un baño rápido de quince minutos. Comería algo y abriría la siguiente figura para ir a su prueba. Sabía que no era conveniente ir sin comer algo, pues existía la posibilidad de fatigarse o perder el equilibrio. No tenía sentido ir completamente hecho un desastre para algo que apostaría su vida, por ello, se tomaba su tiempo. Apenas salió del baño, abrió su maleta y comenzó a buscar qué ponerse.
Su instinto le dijo que usara ropa de cuero. No entendía el motivo, pero un presentimiento extraño lo llevó a elegir unos pantalones de cuero, una camisa negra y una chaqueta también de cuero. Apenas se vistió peinó su cabello con sus dedos y se humedeció los labios con la lengua, suspirando profundamente después. Decidió cambiar los planes y sacó la caja debajo de su cama para poder abrir la segunda figura, la cual en vez de estar hecha de papel estaba formada por cuatro billetes de mil wons.
Sintió curiosidad por las demás y optó por abrirlas de una vez, sorprendiéndose al ver que las figuras restantes a excepción de la segunda eran simples hojas vacías.
Supuso que el asesino enviaba a alguien a cambiar las figuras cuando no estaba, o tal vez lo hacía él mismo. No lo entendía del todo, pero con ese mismo desconcierto leyó el contenido de la segunda figura, la cual sí tenía su prueba escrita.
"Fragilidad
¿Estás dispuesto a sufrir para salvar a tu hijo? La vieja central eléctrica del embarcadero Street."
Bien. Ahora entendía un poco su extraña necesidad de usar ropa de cuero. Asintió para sí mismo, comenzando a usar su lógica. Si la prueba era en una central eléctrica lo más lógico era que su prueba se relacionara con electricidad, por lo que usar ropa que no condujera del todo la electricidad era una buena opción. Se levantó para sacar de su maleta unos guantes de cuero que usaba para combinar con unas prendas.
Analizó la frase en su cabeza y se quedó con la palabra "sufrir". Era obvio que se refería al sufrimiento físico, pero el sufrir con choques eléctricos no era suficiente, no para ese asesino. Posiblemente su integridad física se viese involucrada, al igual que su sangre. Decidió llevarse una mochila con todo lo que consideraba necesario para poder curar sus futuras heridas. Un botiquín de primeros auxilios, vendas, desinfectante y analgésicos. Dobló el papel para meterlo en el bolsillo trasero de su pantalón, agarró el teléfono del asesino y el propio, sus llaves y finalmente salió de allí.
Recordó que aquel omega que lo había ayudado se hospedaba en la habitación 205 y pensó en invitarlo a desayunar para agradecerle por su ayuda. No mentiría, aquel omega se le hacía bastante atractivo. Hacía bastante que no se sentía atraído por alguien, poco le importaba la casta, pero ese omega realmente lo había dejado pensando. Se sentía necesitado de volver a verlo, conocerlo mejor y tal vez, ver qué salía de allí.
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[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||
FanficCréditos de portada a: cruel_intentions ----- «Yo muero en ti, tú mueres en mí» La ola de asesinatos a infantes ha ido en ascenso en los últimos ocho años y por las mismas causas. Ocurren durante el otoño y de forma anual, con víctimas entre las eda...