24: El último tren

277 48 11
                                    

Septiembre 22, 2021

08:40 PM

Daegu, Corea del sur

-Si ellos realmente están en el peaje, ni de coña vamos a llegar. Lo más lógico es que haya operación jaula: Ni ellos entran ni nosotros salimos.

Ante la observación de Jungkook, TaeHyung suelta un bufido, conduciendo por la desolada carretera, escuchando a lo lejos las sirenas de policía.

- ¿Y Busan? -Cuestiona el alfa, presionando el GPS para ver las posibilidades de poder salir de la ciudad.

-El mismo caso. -Responde Jungkook-. ¿Qué coño hacemos? Nos van a buscar puerta por puerta y ya aparece nuestro puto nombre en los medios.

TaeHyung analiza la situación en silencio, evaluando cada una de las posibilidades: TaeYong no iba a poder ayudarlos, una redada policial de ese calibre y buscar a alguien como Jungkook era la excusa perfecta para cerrar absolutamente todas las salidas de la ciudad. Seúl estaría cerrado para esos momentos y todo estaría plagado de policías. Ellos con dos armas y un hacha no harían mucho. Ese mismo caso aplicaba con la salida a Busan.

Salir de Daegu en definitiva no era una opción, al menos, no en auto. Además de ello, habían perdido total comunicación con él porque al parecerlos servicios móviles estaban caídos por lo que estaba pasando. Debían esconderse en varios lugares y dar con la estación de tren.

El tren todavía prestaba servicios a civiles y suspendería servicio antes de tiempo. El último tren salía a las nueve. Tenían veinte minutos.

Buscó en el GPS un motel de mala muerte que fuese por la ruta del tren y al hallar uno a unos pocos kilómetros comenzó a acelerar.

-La policía siempre se deja cosas en la patrulla, más en una redada. - Asevera el alfa-. Chalecos antibalas, armas, munición. Se las dejan en el maletero en caso de que las cosas se compliquen. Toma lo que puedas y mételo a las mochilas.

Jungkook no tarda en obedecer y se arrastra hacia los asientos, viendo que en efecto había un pequeño pero útil arsenal de armas y munición empaquetados en cajas y varios chalecos antibalas. Soltó un gruñido. Claro, que estaban buscando al hijo de puta que mató a los banqueros más importantes de Corea.

- ¿Vamos a entrar a un motel? Nos van a encontrar, Tae. Además, con sólo marcar a dónde iremos en el GPS nos van a rastrear.

-Lo sé. -Responde TaeHyung-. Ese es el plan.

Jungkook no dice nada y empaca todo lo que puede en ambas mochilas, llenándolas hasta el tope. TaeHyung comienza a manejar con una mano y con la otra toma su teléfono, colocando en el cronómetro cinco minutos que comienzan a correr apenas pulsa el botón de la pantalla.

Apenas el cronómetro llegara a cero, debía estar frente al motel.

-Jungkook, ponle silenciador a cuatro armas. -Le ordena el alfa.

El omega tiene demasiadas preguntas, pero sabe perfectamente que no es el jodido momento para hacerlas. Hace lo que su alfa le pide y se queda en los asientos de atrás, mirando de vez en cuando la ventana trasera en caso de que los siguieran.

-Tae, ¿Qué piensas hacer?

Sin embargo, TaeHyung no le responde la pregunta a su omega. Su concentración estaba por completo en el camino, mirando de reojo el mapa del GPS que esperaba que fuese confirmada la ruta. Si marcaba ese lugar pronto su rastreo sería inmediato y tendrían a un montón de policías detrás de ellos.

TaeHyung tenía mucho qué preguntarle a Jungkook. Se preguntaba por qué lo estaba ayudando, por qué se estaba metiendo en la boca del lobo por él y aunque siempre fue una persona que hallaba respuestas a incógnitas, era incapaz de responderse a sí mismo y es que ese omega no justificaba nada. Lo necesitaba. Punto.

[Libro 1] Catarsis de perversiones ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora