En el auto, el ambiente no es distinto del de hace unos minutos, mucho menos con la ansiedad que Alexander empieza a presentar moviendo su cabello y mordiendo su dedo índice de tanto en tanto. Valentino lo observa, extrañado y suponiendo que esto no es más que debido a la noticia reciente. "¿Quizá?", se pregunta. Aún incrédulo, se recuesta contra el asiento y lo observa con una sonrisa radiante.
—No puedo creerlo, Alex. Tiziano, embarazado... Y Dante, padre. —Valentino sacude la cabeza, dejando escapar otra risa incrédula. —Esto es surrealista. Carajo, ahora voy a tener que cargar a un bebé gordo o bebés... Dios mío. —musita.
—Sí, bebés... —musita el pelirrojo.
—¿Pasa algo?
Valentino, con las manos firmemente en el volante, sonríe de forma suave, aunque su mirada se enfoca en la carretera. Un silencio momentáneo cae entre ellos, pero se siente cómodo, como si ambos estuvieran digiriendo lo que acaba de suceder. Finalmente, Alexander respira hondo, y su expresión se suaviza aún más.
—¿Qué más da, no? —dice al aire el pelirrojo.
—¿De qué hablas? —señala Valentino.
—Valentino, hay algo que... —hace una pausa, mordiéndose el labio inferior. Su tono se vuelve más bajo, casi tímido. —Hay algo más que debo decirte.
—¿Qué? ¿También estás embarazado? —pregunta entre risas, bromeando. Valentino gira la cabeza hacia él, parpadeando. —¿Qué pasa?
—Yo también estoy... —su voz tiembla, lo suficiente como para alarmar a Valentino.
—¡¿Qué?! Por Dios, lo decía en broma... pero, ¿es de verdad?
—Yo... —Alexander asiente con sus mejillas teñidas de un ligero rubor. —Sí, estoy hablando en serio. Pero, por favor, no se lo digas a nadie, no ahora. —musita temeroso. —Al menos, por ahora. No es el momento adecuado para que todos lo sepan y menos con los corsarios rojos amenazándonos tan de cerca.
—¿Pero cómo y cuándo? —se pregunta abrumado. —Tus hormonas se han regulado y tengo entendido que siempre han utilizado protección... ¿Verdad? —inquiere.
—Es que...
—No me lo puedo creer. —suspira Valentino, negando con la cabeza. —¿Qué te hizo ese bastardo?
—No, no, no me convenció de nada... solo... —suelta un leve quejido. —Estaba en la habitación y fue de repente, estaba teniendo un ciclo de calor demasiado intenso y al despertar yo solo estaba... —su rostro se sonroja con intensidad. —Ya lo podrás suponer.
—Entiendo. —musita. —¿Pero cómo carajos estás tan calmado? —pregunta sin comprender.
—Debo mantener la compostura; si los corsarios rojos... se enteran, ¿qué cree que tratarán de hacer? —pregunta temerosa.
Valentino frunce el ceño y su mirada se ensombrece al escuchar una vez más ese nombre. Los Corsarios Rojos son una de las organizaciones más peligrosas, aunque débiles, y son capaces de acabar con familias enteras sin importar la edad de las víctimas y su condición, claramente no dudarían en hacerle daño a Alex si se enteraran de que son pareja y más ahora con un bebé en camino. Sus recientes ataques y asesinatos lo dejan más que claro y en efecto han sembrado el terror en toda la ciudad para tratar de marcar un territorio que no es suyo y que jamás les ha pertenecido.
—Mierda, Alex... —Valentino exhala lentamente, pasando una mano por su cabello mientras sus ojos recorren la carretera. —Tienes razón. Esos malditos no tienen escrúpulos. Si llegan a enterarse... —deja la frase en el aire, pues completarla ya es demasiado aterrador.
—Sí... Por eso debo mantener todo en secreto, al menos por ahora. Sé que suena insensible, pero no sabes... no sabes lo que lloré y reí al ver la prueba. —musita con dulzura. —Pero es más el temor que tengo de perder a mi hijo que de contarlo a los cuatro vientos. —reitera su temor. —Tiziano y Dante ya tienen suficientes problemas como para preocuparlos con esto y seguramente Vizcaíno no me dejará salir a la esquina y todo empeorará. —frota su frente. —No quiero que mi hijo se vea involucrado y mucho menos ahora que estamos a punto de encontrar esa reliquia y seguramente se formarán enfrentamientos. —su voz tiembla ligeramente al final, y toma una respiración profunda para estabilizarse.
Valentino guarda silencio durante unos instantes, claramente reflexionando sobre la gravedad de la situación y lo más conveniente es en efecto lo dicho por el pelirrojo, aunque no por mucho. Finalmente, su mirada se endurece, y se mira a Alexander atrás del retrovisor.
—Nunca pensé que terminaríamos hablando de mafias y bebés en el mismo día. Definitivamente, este es uno de los días más raros de mi vida.
—La verdad. —Alexander no puede evitar reír ante sus palabras con suavidad. —Definitivamente, es un día para recordar...
—Alex... —agrega, pensativo.
—Lo sé... Sé que se verá mi estómago más abultado en cuestión de semanas. —suspira y cierra los ojos. —No sé qué hacer en ese caso...
El silencio que sigue aumenta un poco más la ansiedad en el pelirrojo de rostro pecoso. Alexander lleva una mano a su vientre y es que aquel simple acto de tocarlo le ayuda a conectar mejor sus pensamientos con la realidad que ahora enfrenta. "Será evidente en poco tiempo...", piensa, "Y no podré ocultarlo. La gente hará preguntas, algunos se acercarán con curiosidad... pero otros podrían juzgar, cuestionar, o incluso intentar aprovecharse de la situación para acercarse a Vizcaíno y Dios... Vizcaíno se volverá completamente paranoico...", suspira y acaricia su cabello. La idea de convertirse en un blanco por algo tan íntimo y hermoso le causa un nudo en el estómago, pero también un pequeño brote de fuerza que no sabía que tenía.
—Es extraño. —murmura después de un rato. —Pensar que algo tan pequeño ahora, algo que ni siquiera puedo sentir del todo, pronto será imposible de ignorar... y que al nacer podré escuchar su risa, llanto, deseos. —sonríe suavemente. —Mi cuerpo no dejará lugar a dudas. Así... se lo tendré que contar a Vizcaíno... —su voz se rompe ligeramente al final, pero la sigue con una exhalación lenta, tratando de calmarse.
—Alex. —interviene Valentino, pensativo. —Creo que debemos considerar una solución temporal. Podríamos usar una de las islas de la familia como refugio. Es un lugar seguro y apartado, ideal para evitar cualquier riesgo mientras todo se calma.
—Pues... —dice anonadado e indeciso. —¿Crees que eso funcionaría? ¿Realmente podríamos mantenernos fuera del radar ahí?
—No es solo una opción, Alex, es nuestra mejor apuesta ahora mismo, a decir verdad, así que sí, se mantendrán fuera de peligro. —suspira. —Incluso, si es necesario, podríamos planear algo fuera del país. Mi prioridad es asegurarme de que estés a salvo, tú y el bebé. No te preocupes, encontraré la forma de que esto funcione. —sonríe suavemente. —¿Listo?
—De acuerdo. —asiente con suavidad.

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Vizcaíno © (Omegaverse, romance, erotismo y mafia).
Storie d'amoreSinopsis En la majestuosa ciudad de Roma, el grupo de la mafia llamado Los corsarios negros, dominan el territorio con mano de hierro en su totalidad, convirtiéndose en la organización más peligrosa y silenciosa del continente europeo. El Alfa domin...