Capítulo 15.

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Días después.

Me levanté con el ceño fruncido escuchando las risas provenientes de la cocina.

Ayer llegué más tarde de la facultad por culpa de un accidente de tránsito. Eso significa que me dormí mucho más tarde.

—¡Buen día! —Un Manu animado levantó ambos brazos.

—Buen día —susurré.

Miré a su lado encontrándome con Ivan.

—Buenos días —saludó como si nada.

Hoy parece más radiante que nunca. La ropa oscura fue reemplazada por una remera clara con un estampado oriental y sus rulos brillan libremente.

—Apareciste —exclamé con sarcasmo.

¿Cuántos días pasaron desde lo último que supe de él? ¿dos semanas?

—¿Me extrañaste? —Elevó su ceja oscura.

Mi expresión se endureció con disgusto sin querer aceptarlo.

La casa se sentía vacía sin él.

—Todos los días preguntaba por vos —Manu me mandó al frente.

—¿Qué decis? —Caminé hasta la heladera para sacar agua.

—Hicimos el desayuno para vos, Sabri —informó mi hermano.

—¿De verdad? Gracias. —Sonreí olvidándome de lo anterior.

Abrí la botella y tomé agua para aliviar mi garganta seca.

Suspiré y separé la botella de mi boca sintiendo unas gotas deslizarse por mis labios. Levanté mi mano y con el dorso limpié el líquido.

Los ojos de Ivan siguieron cada uno de mis movimientos.

—Extrañé tu comida —confesó tomándome desprevenida.

—¿Eh? —Lo miré mal mientras se acercaba a mi.

Levanté la cabeza sin dejarme intimidar por su altura.

Ivan apoyo su mano a un lado de mi, encerrandome entre su cuerpo y la heladera.

¿Cuál le pintó de la nada?

—Mentira, extrañaste a mi hermana, no su comida —otra vez Manu mandandose de las suyas.

El ceño de Ivan se frunció y giró su cabeza para mirarlo. Aproveché ese momento para escabullirme debajo de su brazo.

Me senté en los taburetes de la barra y observé lo que habían preparado.

Las rebanadas de pan tostado relucian con el queso crema y la mermelada de frutos rojos. Además, como somos bastante fanáticos del queso, habian varias lonchas de distintos tipos encima de pan con aceite de oliva.

—¿Desayunamos entonces? —pedí ignorando la confesión de Manu y tomando la taza de café entre mis manos.

—¡Si! —El menor se sentó al lado mio.

Ivan lo imitó, sentándose en mi otro lado libre.

¿Por qué siempre tengo que terminar en medio de ellos dos?

Mientras desayunabamos me detuve en halagar abiertamente a mi hermano por la comida.

Narra Ivan Buhajeruk.

Mientras observaba a Sabrina sonreír y admirar a Manu con sus ojos demostrativos, mi mente se replanteó si era correcto que yo este acá.

Sé que Sabrina desconfia de mi persona y no la culpo por hacerlo.

Extraño; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora