Capítulo 9.

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(...)

Los días fueron pasando con la extraña presencia de Ivan cada vez más presente.

Todavía no entiendo como es que Manuel y él no se aburren de verse prácticamente todos los putos días.

¿Siempre fue así?

Por otro lado, el michi aprendió a caminar, lo llevamos al veterinario y todavía no le conseguimos un nombre. Manu se lo suele llevar a jugar a nuestra antigua cabaña.

Antes era nuestra guarida secreta, pero con el tiempo dejé de ir. Ahora es la virgo cueva de Manu y sus amigos.

El suave estornudo de Ivan me sacó de mis pensamientos.

—¿Te enfermaste? Andate de mi casa —solté, mirándolo con desprecio.

Él me devolvió la mirada con seriedad.

—No me enfermé —su voz profunda me hizo estremecer.

Cuando Manu se va y nos deja solos, disfrutamos del silencio. Es normal que me sorprenda al escuchar su voz.

—Mm... —dudé analizando su cara.

Pude notar la punta de su nariz levemente colorada. Su piel blanca lo delata sin pudor.

—Deja de mirarme. —Tapó su nariz con su mano.

—No se puede hacer nada con vos —me quejé estirando mis piernas para golpearlo.

Estamos sentados en el sillón mirando el noticiero como dos viejos.

Mi hermano se fue a jugar afuera con el gato y no pudimos seguirle el ritmo por culpa del calor que hace. Eso suele pasar bastante seguido, por lo que me veo obligada a coexistir con el extraño.

—¿Qué vas a cocinar hoy? —cuestionó Ivan mirando fijamente como mi pie se alejaba de él.

—¿Qué querés comer? —Fruncí los labios pensativa.

—¿Qué hay? —habló aburrido.

Las conversaciones normales lo aburren.

Parece que Ivan se empeña en alejarse de lo normal.

—Hay... —Mis pensamientos se transportaron a la última vez que fuimos al super —. Hay que ir al supermercado —concluí.

—Ah. —Suspiró cansado.

—Que suerte que ahora Manu tiene un amigo que nos puede ayudar a traer las bolsas. —Sonreí mirándolo inocente.

—¿Ah, si? ¿Cómo se llama? —preguntó desinteresado.

—Dale. —Le golpeé el brazo suavemente —. Vos lo conoces.

—¿Cómo se llama? —repitió mirandome juguetón.

—Ivan... —recalcule unos segundos —. No conozco su apellido. —Bufé.

Cada vez que pienso que las cosas pueden ser normales, las lagunas mentales vuelven a aparecer.

—Buhajeruk, capaz —informó por lo bajo.

Levanté mis cejas sorprendida.

—¿Buhajeruk? —repetí haciéndolo asentir como confirmación —. Ivan Buhajeruk —dije más tranquila.

Por lo menos sé su apellido.

El ceño del recién nombrado se frunció levemente y desvío sus ojos de los míos.

Con él todo es un enigma. Es muy frustante no saber lo que pasa por su cabeza.

Su verdadero ser sale cuando mi hermano no esta presente, o eso es lo que yo pienso. Tal vez sea todo lo contrario y solamente puede ser el mismo con Manu.

Extraño; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora