Me desperté con el michi amasandome la cara.
—Basta michito —susurré adormilada.
Ivan ya no estaba en la cama, ni en la casa.
Estiré mi cuerpo y después de un rato me digne a levantarme de la cama.
Miré hacia el colchón del piso, viendo a Manu todo desparramado con un hilo de baba recorrer su labio.
Arrugué la nariz asqueada y me metí a mi baño.
Abrí la canilla y miré mi reflejo esperando que la temperatura del agua aumente.
¿Eh?
Toque mis mejillas al verlas de un color rosado.
¿Desde cuándo?
Que yo recuerde, mi cara siempre parecía una pared, plana y sin colores vivos.
Mis ojos también se ven más brillantes. El tono marrón oscuro parece más emocionante.
Fruncí el ceño y metí mi cabeza completa debajo del chorro de agua. Algo esta mal.
(...)
Hoy tengo una clase de curso intensivo de una materia que decidí adelantar. Decidí tomar el turno de noche para evitar que Manu pase tanto tiempo solo.
—Te dejé la comida hecha —recordé.
—Si, ya la vi, dejaste mucho ¿no te parece? —Elevó sus cejas divertido.
Bufé.
—No, dejé lo mismo que siempre. —Lo empujé levemente.
—¿Es por si Ivan aparece con hambre? —siguió insistiendo burlón.
Rodé los ojos.
—Nos vemos a la noche, Manu. —Dejé un beso en su cabeza
—Que te vaya bien, te quiero.
Como buena fracasada que soy, tuve que caminar hasta la parada y esperar el bondi con este frío.
Ya esta empezando a oscurecer.
Suspiré viendo como vapor salía de mi boca.
Que frío.
Metí mis manos más profundas dentro de los bolsillos de mi campera, como si eso fuera a ayudar.
Por lo menos la parada segura tiene luz. Antes era solamente un techito de chapa y arréglate.
—Sabrina —la gruesa voz me hizo dar un respingo en mi lugar.
Giré mi cabeza viendo el cuerpo de Ivan vestido de negro.
—¿Sos tarado? —solté tocándome el pecho.
—¿Qué haces acá? —ignoró mi insulto y se acercó hasta quedarse a mi lado.
—¿Qué te parece, gracioso? —Señalé el cartel de la línea del bondi que esperaba.
—¿A dónde vas? —cuestionó observando mi vestimenta formal.
—A la universidad —respondí sin ganas.
—¿A esta hora? —me miró extrañado.
—Son las siete de la tarde, Ivan. —Fruncí el ceño —. Deja de hacerme tantas preguntas, después soy yo la loquita —reclamé.
—Tenes razón. —Bufó y se sentó en el banco celeste de la parada.
—¿Qué haces? —esta vez fui yo la que preguntó.
—Espero a que tomes el bondi —habló obvio.
Una ráfaga de calidez pasó por mi pecho.
Asentí y fui a sentarme al lado de él. Sin quitar la vista de la calle, para saber si venía el bondi, obvio.
Los ojos de Ivan se clavaron en mi perfil.
—¿Ya empezaron las clases? —cuestionó vagamente.
—No, estoy intentando adelantar materias —conté —. Quiero terminar la universidad cuanto antes. —Resoplé.
Un sonido conforme salió de sus labios.
—¿Vas a volver muy tarde? —respondió después de unos minutos en silencio.
Giré mi cabeza para ver su expresión.
¿Por qué tan interesado de repente?
—Salgo a las doce —informé.
Él relamió su labio inferior y asintió.
—Entonces te espero acá cuando termines —comunicó haciendo que mi ceño se arrugue.
—¿Te sentis bien, Ivan? —pregunté preocupada.
Capaz el cambio repentino del clima le hizo mal.
Levanté mi mano y la llevé hasta su frente con cuidado.
Su temperatura parece normal.
Miré sus ojos encontrándome con que su hidratracion y color eran correctos.
Sus labios mantenien el lindo aspecto rosado.
—Estoy bien. —Gruñó por lo bajo separándose de mi toque.
Si no es físico, algo cambió dentro de él.
¿Por qué? ¿Cuál fue el causante?
Repasé cada rincón de su rostro con mis ojos sin encontrar nada raro.
Confundida, abrí la boca para decir algo.
—Ahí viene el bondi —avisó Ivan.
Me levanté con rapidez y le di un último vistazo.
—Raro —fue lo último que dije antes de subirme.
Si a mi obsesión natural, le sumamos que soy una estudiante de criminologia, lo que se obtiene no es nada bueno.
(...)
Le avisé a Manu que ya estaba yendo y que cuando llegue lo quiero encontrar con los dientes limpios y acostado en su cama.
Manu mi vida
🔂 Foto
Que raro
Negué con la cabeza y guardé el celular ante la foto de Ivan y Manu juntos.
Miré por la ventana como, a pesar de ser de noche, estaba todo iluminado. Se dice que el movimiento de la gente en Buenos Aires sigue hasta tarde.
En otros países, a esta hora ya no hay ni un alma en la calle. Además, ya no hace tanto frío como antes, así debería ser siempre en esta estación del año, pero aca "verano" no significa mucho.
Mientras miraba por la ventana mi cabeza empezó a recapitular lo que viví este último mes. Todos esos pensamientos desembocaron en la misma persona; Ivan.
Lo único que sé con exactitud es que se llama Ivan Buhajeruk, tiene veintiún años, le gustan las videojuegos y le encanta comer lo que cocino.
¿Eso se supone que es suficiente para poder confiar en él? Cierta parte de mi piensa que si, después de todo hoy le permití estar a solas con mi hermano.
Mi cuerpo se tensó al recordar la peligrosa cicatriz de su abdomen. ¿Cómo debería tocar ese tema?
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Extraño; Spreen
Hayran KurguSabrina tiene un hermano menor que siempre trae diferentes amigos a casa. Su nuevo amigo se hace llamar Ivan y es más peligroso y extraño de lo permitido. Sabrina, con su obsesión por descubrir las verdades de las personas, se siente intrigada y se...