Me desperté al sentir un leve cosquilleo en mi rostro.
Mis ojos se abrieron lentamente, observando a la persona que tenía enfrente.
Ojos oscuros, cejas espesas, ondas rebeldes, piel blanca y lisa, mandíbula marcada, rasgos definidos...
—Perdón, no quería... —Apartó su mano con rapidez.
—Buenas días —lo saludé en voz baja.
Después de que me prestó su cuerpo toda la noche para que duerma plácidamente, puedo permitirle tocar mi rostro.
—Buenos días —susurró.
Su mano volvió a acercarse con precaución. Al ver que no reaccione de mala manera, acuno una de mis mejillas y rozó mi pómulo con la yema de su dedo pulgar.
Mis ojos volvieron a cerrarse por inercia, queriendo encontrar otro profundo sueño.
—¿Puedo volver a dormir? —inquirí suavemente.
—Podes el tiempo que quieras.
No necesite más para volver a entregarme a los brazos de Morfeo.
(...)
—¿¡Qu- !? —Manu gritando esas simples dos letras hizo que me despierte —. ¿Qué? —susurró ante el gesto de Ivan.
Sentí sus pasitos acercarse y su cuerpo hundirse en la cama hasta llegar al lado mio.
—¿Está bien? —susurró preocupado mi hermano —. Ella nunca dormiría sola con vos por miedo a que la mates, me lo dijo muchas veces —recalcó.
—Manuel. —Lo golpeé y abrí los ojos —. Deja de contar todo lo que te digo —reclamé.
—Perdón —dijo por lo bajo y se acercó para darme un beso en la mejilla —. Buenos días, Sabri. —Se tiró arriba mio para abrazarme.
—Uy —me quejé por lo bajo al no esperarme eso.
Miré disimuladamente a Ivan que era el más afectado por nuestros dos cuerpos aplastandolo. No parecía mostrar molestia alguna, hasta que la mano de Manu palmeo su rostro con cariño y una leve expresion de asco invadió su rostro.
—¿Te lavaste las manos? —cuestionó el pelinegro.
—Ups. —Manu se rió de forma inocente.
—¿Fuiste a mear y no te lavaste las manos, Manuel? —recriminé.
—No pasa nada, él también es hombre —le restó importancia, refregando aún más su mano contra las mejillas de Ivan.
No sé si eso funciona así, pero como no soy hombre no opino.
Nos quedamos un rato boludeando en la comodidad de mi cama.
Ver a mi hermano tan radiante y feliz sin una familia convencional me hace sentir que estoy haciendo lo correcto. Me hace sentir que esta bien que Ivan este con nosotros.
Manuel agarró mi celular y empezó a sacarnos fotos a los tres. En la mayoría de ellas el rostro de Ivan no salía por ser mucho más alto que nosotros.
—¿Decis que crezca igual que vos? —preguntó el menor mirando las fotos y haciendo especial zoom en Ivan.
—Yo creo que si. —Asintió —. Sabrina te alimenta bien.
—Todo el mérito va a ser mio —recalqué.
—Tu sueño frustrado —se burló Ivan.
Manu soltó una carcajada exagerada para hacerme enojar y mientras la simulaba se empezó a reír sin parar de verdad, haciendo que nos contagiemos de su alegría. Las risas llenaron mi pieza y en este momento lo único que me preocupa es que mis vecinos piensen que estamos dementes.
Sentir el pecho de Ivan vibrar debajo de mi cabeza y la torpe respiración de Manu chocar con mi cuello me hizo sentir en paz.
Me di cuenta de que a pesar de la apariencia intimidante y misteriosa del pelinegro, siempre había sido una fuente de tranquilidad para mí.
—Hoy no vas a la facultad ¿no? —pregunto Manu despues de que nos calmamos.
—No, ¿qué querés hacer? —le pregunté mientras jugaba con su cabello.
—Podemos hacer maratón de películas mientras comemos mucho helado y pochoclos —sugirió.
—Me gusta la idea. —Asentí conforme.
Iván también asintió lentamente, mirándonos.
—¿Qué pasa? —quise saber.
Sus ojos parecen querer buscar alguna explicación de lo que esta pasando. Es como si una parte de él se resistiera a nuestra compañía, sin embargo sigue acá con nosotros.
Si Ivan esta pensando en alejarse tendría que haberlo hecho mucho antes.
—Nada. —Negó con la cabeza —. Todo esta bien. —Sonrió levemente.
Mis cejas se arrugaron, buscando el significado detrás de esa sonrisa que parecía esconder miles de sentimientos.
Me preocupa lo que puede llegar a esconder Ivan. Me preocupa mucho.
—¿Suguro? —Sentí mi voz temblar levemente.
Esto me afecta más de lo que debería.
Sus dedos rozaron con extrema lentitud y cuidado mi mejilla, como si un mal movimiento fuera a romperme.
Mi cuerpo reaccionó ante su delicado toque, poniéndome los pelos de punta.
—Seguro —afirmó con su voz grave.
Mordí mi labio evitando decir "no te creo".
No puedo creerte cuando lo que sé de vos son cosas que puedo contar con los dedos de la mano, e incluso me sobrarían unos cuantos.
Él pareció notar el brillo inseguro de mis ojos. Su ceño se frunció levemente con disgusto y sus dedos se alejaron de mi rostro.
—Tengo hambre, vayamos a desayunar —pidió Manu.
Yo asentí y quité mis ojos de Ivan.
Hay cosas que, por más que quiera, parece que son imposibles de cambiar. Ese sentimiento de lejanía y desconfianza que me invade cada vez que pienso en no saber quien es Ivan, es frío y hostil.
No quiero que ese frío apagué la calidez en mi pecho.
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Extraño; Spreen
FanfictionSabrina tiene un hermano menor que siempre trae diferentes amigos a casa. Su nuevo amigo se hace llamar Ivan y es más peligroso y extraño de lo permitido. Sabrina, con su obsesión por descubrir las verdades de las personas, se siente intrigada y se...