Capítulo 25.

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Bajamos a la cocina y mientras batia el café mi mente seguía nublada por tantos pensamientos.

—Yo te ayudo. —Manuel me quitó la taza de la mano, para mover energeticamente la cuchara.

Suspiré y apoyé mi cuerpo en la mesada de mármol, sin saber que hacer ahora.

¿Qué tengo que hacer ahora?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante tal pregunta que tenía más respuestas malas de las que debería.

Llevé mi mano hasta mi cabello y lo acomodé levemente hacia atrás, intentando disipar mis dudas.

Sentí el brazo de Ivan rozar contra el mio.

Fruncí el ceño ante las emociones que surgieron en mi pecho y me crucé de brazos con negación.

Yo no voy a aceptar nada que tenga que ver con esta persona desconocida.

Manu nos miró de reojo y después de decir algo del gato, salió corriendo.

Genial. Mi hermano: la persona más confiable.

Pude sentir la mirada de Ivan posarse sobre mi.

Pude sentirla con tanta intensidad que quise golpearme.

Tengo que mantener la mente fría y no dejarme llevar por estupideces. Si, eso.

—Sabrina —escuchar salir mi nombre con tanta lentitud de sus labios hizo que me estremezca.

¡A la mierda, Sabrina! ¿En qué quedamos? Mente fría.

—¿Qué? —respondí cortante.

—¿Me podes mirar? —pidió.

—¿Para qué? —Pellizque mi labio inferior con mis dientes.

No quité la vista de mis pies.

—Para poder hablar con vos —contestó.

Mi ceño se frunció.

—Necesitas la boca para hablar, no los ojos —contradije con obviedad.

—Mm... —pensó unos segundos —. Tenes razón —afirmó con tranquilidad —. Pero quiero verte.

Ajá, que ridículo, ¿se piensa que con eso va a cambiar algo? Porque tiene toda la razón.

Subí la mirada resignada.

—¿Feliz? —pregunté al observar sus ojos oscuros, pero con un destello de emoción.

La comisura de los labios de Ivan se elevaron en una sonrisa.

—Muy feliz. —Elevó su mano hasta acariciar levemente el contorno de mi mandíbula —. Quiero que confíes en mí, Sabrina.

Ladee mi cabeza confusa.

—Pedirlo no sirve de nada —respondí —. Tenes que hacer que confíe en vos si eso es lo que queres.

¿Qué motivos me das para confiar en vos?

—¿Cómo hago para ganarme tu confianza? —Rozó la comisura de mi labio inferior con la yema de su dedo.

Un pequeño suspiro se escapó de mi pecho.

—Decime la verdad.

—¿Qué verdad?

—¿No tenes alguna verdad para contar? —Arrugué las cejas —. Todos tenemos una verdad que queremos ocultar, Ivan, ¿cuál es la tuya?

Tragó saliva pesadamente haciendo que su nuez suba y baje.

Él negó con la cabeza.

—Mi única verdad es que quiero estar con ustedes, siento que por fin le encontré un sentido a mi vida.

Narra Ivan Buhajeruk.

Sabrina quedó inmóvil después de aquella confesión, como si le fuera imposible entenderme.

La puta madre, ni yo se que mierda me pasa.

Estoy haciendo todo mal, estoy cometiendo muchos errores. Lo único que quiero es que esto no traiga consecuencias en el futuro.

¿Por qué complique tantos las cosas?

¿Por qué Manuel apareció en mi vida ese día?

Flashback.

Apreté la herida de mi abdomen mientras me sentaba en el banco de la plaza desconocida.

Tuve que escapar a pesar de que me estaba desangrando. Al parecer lo hice con éxito, el pequeño problema es que no sé si voy a poder seguir con vida.

Tomé aire torpemente y presioné aún más mi mano contra el corte abierto que no paraba de expulsar líquido caliente.

Miré a mi alrededor analizando dónde me encontraba; una plaza infantil bañada por los últimos rayos de sol. Eso a su vez significaba que estaba completamente vacía y el único ruido que inundaba el lugar era el de las hamacas siendo empujadas por el viento.

Por lo menos no voy a causarle traumas a ningún niño.

Cuando ellos me traicionaron... o mejor dicho cuando yo los traicioné, este fue el primer lugar que vino a mi mente.

Toda mi vida me dijeron que tenía que alejarme de este barrio, porque acá se escondían nuestros mayores enemigos: policías, detectives, el FBI...

El F.B.I.

Apreté mi puño con fuerza y cerré mis ojos.

Muy pronto voy a ir por ellos también. Todos van a pagar.

Tienen que pagar por lo que hicieron, tienen que pagar por haber acabado con la vida de mis padres, de mi única familia.

Ya cumplí con mi primer objetivo, con el primer paso para comenzar lo que siempre me mantuvo con vida. Por fin voy a poder hacerlo, después de tanto tiempo.

Después de tanto aguantar. Después de que me hayan quitado hasta la última gota de humanidad y esperanza.

Primero fueron ellos; mi supuesta "familia". Cosa que obviamente nunca fueron. Lo único que hicieron esas personas fue asesinar a mis padres por una supuesta deuda que ellos nunca pagaron, cosa que dudo bastante viniendo de unas personas tan correctas y honestas como lo eran papá y mamá.

Recuerdo que semanas antes de que pasara lo que me condenó, ellos habían buscado ayuda por todas partes y la encontraron. Contactaron con una agencia de seguridad muy importante y poderosa, una agencia que trabaja en los Estados Unidos y que había venido a la Argentina detrás de unos criminales, detrás de unos mafiosos para ser más específico. Eso fue lo que nos conectó, eso fue lo que me hizo conocer a aquel hombre "Leandro Thomson", quien me había prometido que iba a ayudar a mi familia.

Por algún motivo no pudo cumplir con su promesa y todo lo que nos dijo fueron palabras vacías. El FBI había convencido a mis padres de reunirse con aquellos mafiosos para tenderles una trampa, pero eso salió mal, muy mal. Tan mal que acabó con la vida de dos personas inocentes y obligó a un niño a convertirse en el pago de la deuda.

Ese día fue el día de mi muerte. Me arrebataron todo.

Todavía puedo recordar todo lo que sufrí, es un recuerdo que permanece vivo en mi mente y vuelve a refrescarse cada vez que cierro mis ojos, una y otra vez.

Siento que la única forma de poder callar mis pensamientos es terminando con todos los que me hicieron daño. Así voy a conseguir paz.

—Hola.

Mis ojos se abrieron de repente al escuchar una voz infantil.

Miré al dueño de la voz, quien debería ser un niño desconocido para mí, pero no lo era en absoluto. Sabía perfectamente quién era: "Manuel Thomson", hijo menor del hombre con el que debo acabar.

Extraño; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora