(...)
—¿Y entonces?
—Me besó, lo besé, nos besamos —expliqué exaltada, haciendo que Emi suelte un gritito emocionado.
—Ay, yo los shippee desde que te dio el buzo esa vez en el shopping como si estuviera marcando territorio —confesó.
Lo miré mal.
—Muy machista de tu parte —dije, haciendo que él se ría.
—¿Y qué sentiste? ¿Estás oficialmente enamorada? —preguntó.
—Enamorada es un montón. —Fruncí los labios pensativa —. Yo creo que me gusta mucho y punto. —Asentí autoconvenciendome.
No quiero admitir que parte de mi corazón ya le pertenece a Ivan.
—Todo a su tiempo. —Sonrió —. Por fin se besaron, después de estar más de seis meses pelotudeando. —Me sacudió levemente por los hombros.
—¿Pelotudeando? —Fruncí el ceño —. Vos viste lo raro que es Ivan, no sabia donde me estaba metiendo.
Él asintió.
—Bueno, tenes razón —estuvo de acuerdo —. Pero esa aura rara que tiene hace que este más bueno todavía —opinó.
Solté un bufido.
—Si es para estar con él una noche, si. —Asentí —. Pero yo no quiero eso, nunca quise eso con nadie, yo quiero algo para toda la vida —admití, metida en mi ensoñación.
—Cenicienta moderna, te dicen —acotó —. Si se trata de eso, entiendo tu obsesión por saber lo que esconde el loquito.
Subí una de mis piernas encima de la otra, para estar más cómoda en el asiento de madera del buffet.
—Pero no le pude sacar casi nada y lo poco que me dijo se puede interpretar de muchas formas, lo único que me quedo claro es que su ambiente es peligroso —comenté —. Con esto tendría que ser suficiente para cerrarle las puertas de mi casa ¿no?
Emiliano sonrió levemente.
—De tu casa si, de tu corazón no.
(...)
Abrí la puerta de mi casa exhausta. Siento que cada clase se queda con parte de mis neuronas. Dejé mi cartera en el perchero de la entrada y suspiré.
Vi la cabeza castaña de mi hermano asomarse por el sofá y saltó de su lugar al verme.
—¡Sabri! —Manu me abrazó.
—Hola. —Sonreí, envolviendolo en mis brazos.
Necesito un Manu versión bolsillo, para llevarlo a todos lados conmigo.
—Ivan me vino a hacer compañía mientras no estabas —informó, moviéndose a un lado para permitirme ver al más alto.
Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, casi de inmediato mi pulso se aceleró.
Aclaré mi garganta y procedí a sonreir, ocultando mi nerviosismo.
—Hola —lo saludé.
Él elevó las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa, pero que parecía decir mucho más. Me voy a morir.
—Hola —habló calmadamente.
—El aire está muy fuerte —le dije a Manu, mientras me sacaba la campera.
—Es que hace mucho frío —se excusó.
—¿Cenaron? —consulté.
—Todavía no, te estábamos esperando. —Manu agarró mis manos y me llevó al sofá.
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Extraño; Spreen
FanfictionSabrina tiene un hermano menor que siempre trae diferentes amigos a casa. Su nuevo amigo se hace llamar Ivan y es más peligroso y extraño de lo permitido. Sabrina, con su obsesión por descubrir las verdades de las personas, se siente intrigada y se...