Narra Sabrina Thomson.
Lo acompañé a Ivan hasta mi pieza, con miedo a que se desplome en el camino y me responsabilicen de su muerte.
Me adelanté en el pasillo y abrí la puerta, inspeccionando que todo este en orden y no haya nada raro dando vueltas.
Se ve bastante bien, lo único que hay son vasos y miles de cuadernos y fotocopias, no puedo ocultar que soy universitaria.
Hablando de eso, creo que hoy voy a tener que faltar.
Le di el permiso a Ivan de pasar y lo obligué a recostarse en la cama. Justo cuando se acomodó, el termómetro emitió el pitido informándonos que ya había terminado.
—Sacalo —le dije al pelinegro.
No pienso volver a meter mi mano debajo de su remera y menos en mi cama... o sea... quiero decir... basta.
Él me hizo caso y me lo entregó.
Leí la pantallita: 39,6.
Miré a Ivan asustada, no se ve tan mal como para tener esa temperatura desmesurada.
—No te mueras en mi cama —supliqué.
—No me voy a morir —dijo despreocupado —. Menos en tu cama, ¿querés ver una película? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—¡Ivan! —Apreté mi puño para no golpearlo —. Ya vuelvo, elegí la película —mascullé.
Bajé a buscar una compresa de hielo, la envolví en una toalla, agarre una botella de agua, busqué el neceser lleno de pastillas y volví a subir en tiempo récord.
Lo vi a Ivan sentando en el borde de la cama mientras se mordía el labio concentrado en elegir una película. Dejé las cosas en la mesita de luz y rebusque un paracetamol en el neceser. Se lo extendí a Ivan junto a la botella de agua.
—Para, estoy eligiendo la película —susurró, metido en esa tarea.
Solté aire, cansada.
—Si no te lo tomas, voy a hacer que te atragantes con la pastilla, ¿entedes? —cuestioné amenazante.
—Y yo voy a hacer que te atragantes con otra cosa Sabrina, cállate —ordenó sin quitar los ojos de la tele.
¿Qué me atragante con qué?
Mis mejillas se pusieron rojas, haciéndome sentir como una malpensada. En otro momento estaría preocupada por su amenaza y estaría escaneando la habitación en busqueda de objetos responsables de un posible homicidio, pero ahora ni siquiera puedo concentrarme en eso.
Dejé la botella y la pastilla al lado de su pierna. Agarré la toalla envuelta en el hielo y la apoyé en su nuca como venganza.
—Auch —se quejó por lo bajo, pero no dejó de ver las portadas.
Deslicé la toalla por todo su cuello y cuando llegué a su garganta la mano de Ivan me paró.
—Esta frío —informó como si no lo supiera.
—Ya sé, Ivan, acostate. —Lo estiré de la remera —. No me hagas enojar. —Gruñí.
Paciencia ven a mi.
Por fin logré que Ivan deje de ver la tele y ponga toda su atención en mi.
—Hoy estas muy linda ¿sabias? —cuestionó.
Mi ceño se frunció.
¿No estoy igual que siempre? Con mi pantalón de pijama con formas raras, medias de diferentes pares y una camiseta manga larga cinco veces más grande que yo. Ni siquiera estoy bien peinada, tengo el pelo oscuro suelto y estoy segura que tiene la marca de habérmelo atado para dormir. Para...
¿Me acaba de decir linda?
Solté la tela de su camiseta negra al instante.
—Estoy... estas... —Aclaré mi garganta —. Tomate la pastilla —exigí.
Ivan bufó y me soltó de mala gana para hacer lo que le dije.
—¿Contenta? —preguntó una vez la tragó junto al agua.
—Muy bien, yo sabía que podías, no era tan difícil ¿viste?—imité la voz aguda que pongo cada vez que le hablo cariñosamente a Manu, para molestarlo.
Lejos de molestarle, levantó un poco sus cejas y sonrió encantado.
—Gracias, lo di todo —soltó, haciendome reír.
Es tan raro disfrutar de su presencia sin pensar en daños colaterales. Ahora mi mente puede relajarse un poco con él.
—Ahora acostate y me voy a poner super feliz —lo persuadi con una sonrisa.
Él la escaneo y asintió sin poder decepcionarme. Fue hasta el otro extremo de la cama y se metió debajo de la única frazada.
Asentí conforme y gatee hasta ponerme al lado de él. Le coloqué la toalla fría en la frente y le quité el control remoto de las manos.
—Miremos esta. —Apreté la primera película que apareció.
"Hotel transilvania" se empezó a reproducir en la tv. Otra película que Manu ama.
Michi entró maullando y se acostó en los pies de Ivan para posteriormente lamerse las bolas que ya tienen fecha para desaparecer.
—Acostate conmigo —pidió Ivan.
Acepté para que no gaste sus energías en discusiones estúpidas. Me metí debajo del edredón a su lado y suspiré sin quitar los ojos de la televisión.
Sentí los ojos de Ivan puestos en mi y eso fue sufiencete para ponerme nerviosa.
—¿Qué? —le pregunté exasperada.
—¿Qué? —repitió sin entender —. Solamente te estoy admirando —susurró metido en sus pensamientos.
Tapé mi rostro, escondiéndome abajo del edredón.
—Como no voy a ir a la universidad me voy a dormir —informé.
El más grande se removió hasta que su aroma se colo por mis fosas nasales.
—Yo también voy a dormir —susurró extremadamente cerca.
Escuché como Michi se bajó de la cama indignado.
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Extraño; Spreen
FanfictionSabrina tiene un hermano menor que siempre trae diferentes amigos a casa. Su nuevo amigo se hace llamar Ivan y es más peligroso y extraño de lo permitido. Sabrina, con su obsesión por descubrir las verdades de las personas, se siente intrigada y se...