Capítulo 24 🔞

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Escena con sexo explícito... si no es de tu agrado leerla puede pasar a los tres puntos --> (...)

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Me apresuro en quitarme la camisa. No quiere soltar mis labios ni para quitarme la ropa. Mis manos fueron a sus bragas, las rompí sin mucho esfuerzo. La valentía de Afra disminuyó un poco al verse completamente desnuda. Es una obra de arte. Divina. Es... no existe palabra para describir lo que ven mis ojos.

Llevo mi mano a su entrepierna quitando la copa menstrual siendo lo más cuidadoso posible. Ella me miró con atención. Llevé la copita a los labios y tomé todo de un sorbo. Es sabrosa. Ya estoy fantaseando con todo lo que puedo hacerle.

Sus labios entreabiertos volvieron a los míos, no sé dónde mierda quedó la niña tímida. Me siento engañado, maldita mojigata.

Juego con nuestras lenguas mientras magreo sus tetas con mis manos. Parece que no le molesta el sabor de su sangre. Desciendo a su cuello y comienzo a succionar con fuerza. La estoy a devorando.

Mi miembro está duro en el pantalón, todavía no voy a sacarlo. Lo único que huelo es su sangre y lo único que escucho son sus jadeos.

Voy bajando hasta que ella queda a horcajadas sobre mi pecho y mi cabeza recostada al cojín.

Quiero tocarla despacio hasta que me queme la punta de los dedos. Hasta sentir ese ardor en el pecho.

—Ven—la llamé pero ella está un poco dudosa—. ¡Soy tu pareja joder! No te avergüences.

Su cara está sonrojada. La luz del balcón no es tanta pero me dejaba ver cada detalle de ella.

Al final cedió y dejó su entrepierna sobre mi cara. Es pequeña, está depilada, tiene un poco de sangre en su centro.

Le agarré las caderas y la bajé de tirón poniéndola en mi boca. El gemido que soltó me hizo sacar mi miembro de mis pantalones.

—Manos en la baranda, Afra—ordené y obedeció.

Comencé succionando la sangre de su  centro hasta dejarla limpia. Con una mano abrí sus pliegues y deslicé mi lengua entre ellos quitando los rastros de sangre.

Sus manos se apretaron en la barandilla y empujó las caderas contra mí buscando mi boca.

—Sé que estás ansiosa—la calmé.

—Por favor—imploró.

Di una pequeña mordidita—sin encajar los colmillos—en su clítoris. Su espalda se arqueó y volvió a moverse buscando mi boca.

Comencé a dar legüetazos de abajo a arriba. Ella se estremece con facilidad. Llevo una mano a sus senos y la otra a mi miembro. Chupo la humedad que va saliendo junto a la sangre. Este es el manjar más delicioso que he probado.

—Más...—jadeó hundiendo sus dedos en mi cabellera. Empujó su sexo contra mi boca.

La punta de mi lengua la soba despacio mientras mi mano sube y baja por mi falo.

—Exel—jadeó.

Comencé a agitar mi lengua con rapidez, la punta roza su centro con cada agitación, unos gemidos escandalosos salieron desde su garganta y mi mano apresuró la masturbación que me daba.

Sacudí mi lengua de derecha a izquierda y de izquierda a derecha moviendo sus pliegues con cada movimiento llevándola al clímax. Después abrí mi boca y chupé todos los fluidos que expulsaba.

—Exel—gimió, salió más sangre y yo me apresuré un beberla toda.

Bajé un poco más poniendo su entrepierna a la altura de mi nariz. Solté mi miembro y sus senos y agarré sus caderas con las dos manos, la moví guiando su movimiento.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora