Capítulo 40

9 3 0
                                    

Raunel

Hace tres días nos llegó una carta del reino de los hechiceros. Naftaest me la tiene hasta los cojones. Exel parece despreocupado, anda por la vida como una flor. Hemos reforzado la seguridad en los hemisferios del pueblo, la población está dispuesta a luchar pero Exel no quiere que el pueblo salga herido. Muchos se han unido a la batalla.

Las casas con niños y embarazada están siendo protegidas. Al amanecer Exel se fue al pueblo, no me dió detalle exacto de que iba a hacer. Le pidió a Lilia que acompañara a Afra. No entiendo para que le da tanta protección a su pareja, su pareja fue capaz de quemar miles de cuerpos en segundos.

—Theo—le advertí. Está saltando sobre mis muslos. Leo está hablando con Saimond. Kia está jugando tranquilamente con las muñecas.

—No entiendo esta guerra, en mis tiempos quemaban los pueblos, mataban los animales—murmura la abuela Isel. Estuvo ausente los últimos días.

—Abuela—no sé de qué forma explicarlo—. Ellos no quieren dañar al pueblo, quieren dañar al rey.

—Pero pueden dañar al rey a través del pueblo—canturrea observando sus uñas.

El vínculo me dice que Lilia está confusa. ¿Dónde está Lilia? De seguro está chismeando por ahí con Afra.

—¿A dónde fue Exel?—pregunta la abuela.

—Se fue a...

—¡¡Raunel!!—escucho la voz de Lilia. El vínculo se llena de desesperación y urgencia.

—¿Lilia?—salí a tropezones de la sala.

Está sosteniendo a Afra al pie de la escalera.  Afra está pálida, parece desorbitada.

—Llévala a la enfermería,—me ordena Lilia asustada—parece a punto de desmayarse.

—¿Por qué carajos Exel no ha llegado?—él la hubiera llevado al laboratorio pero tiene cosas importantes que hacer.

Cargué el cuerpo de Afra, caminé apresurado hasta la enfermería.

—Necesitamos espacio, necesitamos que se retiren. Cuando tengamos el resultado del examen le informamos—las enfermeras nos expulsan.

(...)

—Tranquila Lilia, ella está bien—intenté calmarla.

—¡No sé que le sucedió!—está muy alterada.

—Ya le dije a los guardias que buscaran a Exel y lo pusieran al tanto de la situación—llega la abuela Isel.

¿Dónde carajos está Exel cuando más se le necesita?

—¿Mi mamái está enferma?—se acerca Kia.

—Tu mamái estará bien, solo a tenido un mareo—le explica Lilia.

—¿Dónde está su pareja?—pregunta Saimond de brazos cruzados. Es el más enojado, quiere ver a Afra pero no se lo permiten.

No sé dónde están Theo y Leo, dijeron que tenían hambre.

—¿No sabes de qué está enferma?—pregunté a Lilia.

—No tengo idea, Exel me dijo que no la dejara sola—jadea estresada—. No sabía que estaba enferma.

Se que Afra es muy importante para Lilia. Es una de las pocas amigas que ha tenido en años. Las puertas se abren y Lilia es la primera en levantarse.

La enfermara está sonriendo.

—¿Cómo está mi mamái?—se impacienta Kia. Saimond entra corriendo a la enfermería.

—¿Puede darnos el diagnóstico?—se cruza Lilia de brazos. La abuela Isel también está sonriendo.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora