Capítulo 32 🔞

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Afra Tuedelaff

Lo arrastré hasta la tienda de peluches, es la más grande de todas. Tiene techo, paredes blancas y puertas de cristal.

—Vamos, vamos—salté feliz.

—Pareces un patito—murmuró Exel tras de mí.

Hay cientos de estantes llenos de peluches. Me acerque al primero y solté la mano de Exel para ver los peluches.

Agarré una estrella amarilla que tiene en el centro una carita feliz.

—¿No es linda?—se la mostré. Asintió sonriendo—. ¿Kia querrá alguno?

—A Kia no le gustan los peluches, prefiere las muñecas—dijo agarrando la estrella.

Me siento como una niña entre tantos juguetes, de pequeña no pude hacer compras como estos, pero ahora si puedo hacerlo.

Agarré un cerdito color rosado, es muy esponjoso y suave, es hermoso.

—Mira que lindo—chillé mostrándole el peluche a Exel.

—Me recuerda a Zyker—se ríe agarrando el cerdo. Solté una carcajada que llamó la atención de algunos vampiros, después me cubrí la boca un poco apenada—. No te avergüences de reírte de mis buenos chistes.

Caminé buscando alguno que llamará mi atención.

—Niña—me llamó Exel a unos metros de mí—. Este me recuerda a ti—me enseñó un patito amarillo y esponjoso.

—¿Crees que yo soy un pato?—arrugo la nariz.

—¡Ahora pareces un patito!—apretó mi nariz con su mano.

—¡Auch! No seas tosco—regañé.

—Ni siis tisqui—se burló y después unió sus labios a los míos.

Abrí los ojos sorprendida.

—Exel, nos están mirado—le avisé viendo como las miradas caen sobre nosotros.

—¿Y? Eso no me interesa—se encogió los hombros.

—Vale—corrí hasta un peluche en específico.

Es un conejo blanco, es gigantesco. Tiene unas orejas largas, los ojos son dos botones negros, tiene patitas cortas y una panza muy grande.

—Mira, Exel—lo llamé—. Mira que grande—lo señalé.

—Cógelo—solté un grito y agarré el peluche, lo abracé apretando su panza.

—Es muy muy muy suave—informé con voz amable.

—Escoge todos los que quieras chiquilla—le di el conejo y agarré cada peluche que me gustó.

(...)

Ya estamos volviendo al palacio, es de noche. Compramos un cerdito rosa, una estrella, un patito amarillo, un conejo blanco,  un delfín celeste y un oso café del tamaño del conejo.

También compramos un peluche con forma de aguacate, tiene ojos y una sonrisita, también tiene piernas y brazos muy finos y cortos.

—Exi—lo llamé.

—¿Ehhh?—habló aburrido. Creo que gasté su energía en la mañana y en las compras.

—¿Sabes que día es mañana?—pregunté mordiendo los labios.

—Martes—abrazo el oso.

—Mañana es un día especial. ¿No sabes que se conmemora?—hablé esperanzada.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora