Capítulo 44

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Los cuervos salen volando a toda velocidad, todos excepto el que está en mi hombro. Ese tiene unos ojos cafés, un plumaje más blanco que los demás, más blanco que las plumas de un cisne.

—¡¿No ves que me están atacando?!—se queja, su mano presiona su frente ensangrentada. Es más alta que yo, me vale madre.

—¡¿Por qué los lastimas?!—avanzo hasta ella, mi cabeza duele un mundo. La silueta de Exel se interpone entre nosotras.

—¿Por qué la atacas?—Exel me frena.

—¡No la estoy atacando! ¡¡Ella me está lastimando a mí!!—la sangre de Rina cae al suelo.

—¡Tus cuervos la están atacando!—la señala.

—¡¡Yo no tengo control sobre los cuervos!! ¡Ellos solamente me avisan o atacan a cualquier cosa que sea un riesgo para mí!—intento explicarle.

—¿Ella un riesgo para ti? ¡No te ha hecho nada! ¡¿Pregúntate que ha hecho?!—me grita más fuerte.

—¡No! ¡¿Pregúntate tú por qué mis cuervos la atacan?! ¡¡Tiene que haber alguna jodida razón!!—el dolor en mi cabeza disminuyó.

—¡Ella no te ha hecho nada! ¡¡No hay ninguna puta razón!!—me grita agitado.

Mi mirada cayó en él. Un nudo se instaló en mi garganta y en el fondo, muy muy en el fondo... dolió.

—¿Estás...?—lo miré tragando saliva. El cuervo en mi hombro salió volando.

—Afra—habla entre dientes.

—¿Le gritas a tu pareja defendiendo a una mujer que ni conoces?—me llené de decepción. Exel entrecerró los ojos.

—Ella no ha hecho nada, solo nos ha ayudado...

Aprieto los dientes con fuerza, intento controlar mis poderes, no puedo usarlos, siento impotencia.

—Tú no tienes la menor idea si ha hecho o hará—me le acerco—. Esos cuervos son una advertencia.

—¿Advertencia?—la sala está inundada en un silencio lleno de miradas confusas.

—¿Crees que la atacaron por gusto? Lo hicieron por alguna razón.

—No hay razón para lastimar a alguien inocente, tus cuervos están locos, estás paranoica, el embarazo te está afectando—y con eso terminó de lastimarme.

—¡Wow! ¡Eres el mejor Exel!—exclamé sarcástica.

—Afra...

—No sé que decirte. ¿Okey? Necesito que me dejes sola y... Espero tus disculpas—retrocedo. Raunel lo mira fijamente como si no se creyese lo que acaba de decirme. Kia tiene la cara empapada en lágrimas, me duele que tenga que presenciar todos los gritos y malos tratos.

—¿Disculparme? ¿Por qué me disculparía?—sus preguntas me arrebatan.

—Te arrepentirás de no hacerlo—zanjé saliendo de ahí.

Me dirigí hacia los carruajes con la mano en el vientre. ¿Cómo es capaz de hacer algo así? ¿Por qué reaccionó de esa forma?

No voy a llorar, no voy a alterarme.

Estoy decepcionada, nunca esperé eso de él. No entiendo porqué la defiende así. Me ignoró a mí, me trató mal, me grito, yo soy su pareja, eso no pareció importarle. ¿Por qué defendió a esa mujer? ¿Por qué?

«Estás paranoica»

Tal vez debería darle un tiempo para que entienda que lo que hizo estuvo incorrecto, un jodido tiempo para que recapacite. El vínculo está bloqueado por sus paredes mentales. ¿Por qué me bloquea?

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora