Capítulo 36

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El arrecife tiene un millón de color, de todas las tonalidades. Hay muchas plantas y corales, hay cosas que no sé cómo describirlas.

Hay unas plantas verdes, no se mueven con la corriente, están paralizadas, tienen espinas filosas como un cuchillo.

Otras plantas son redondas, parecen rocas gigantes de colores oscuros. Tienen pequeños hoyos que se conectan en su interior. Me acerqué y toqué una, es de textura suave, parece tener vellos. Un pececito minúsculo salió por el hoyo que cubrí. Es rojo vino, que lindo.

Un pez azul del tamaño de mi puño nadó con rapidez hasta el rojito y lo tragó de un bocado.

Que crueldad. Ya me había encariñado con el rojito.

Otras plantas tienen muchas hojas finas que se mueven con la corriente, parecen cabellos. Los pececitos se pasean por todas las plantas.

Los peces son pequeños, medianos, grandes, tienen distintos colores, patrones y formas. Algunos tiene aletas más largas que otras.

La arrecife es muy grande, se extiende a metros. Algunos peces tocan mi piel en distintas partes de mi cuerpo haciendo cosquillas.

Siento que me agarran el pie y me jalan hacia atrás. Es el pez más grande, Exel.

Su cabello va a todas partes, se ve cómico.

Señala a una parte en específico. Nadé hacia ahí. Hay una mancha de peces pequeños color naranja. Todos nadan en la misma dirección pasando por nuestro lado.

Exel me jala de la mano y me hace nadar más lejos. Las cosas en mis pies me hacen avanzar con facilidad. Llegamos a una parte donde el agua es más turbia.

Un cardumen de... ¿sardinas?... nos rodea. Hay muchos, intento tocarlos pero nadan muy rápido.

Exel sonríe ante mi intento de tocarlos, burbujas de oxígeno salen de su boca y suben a la superficie. Miro hacia abajo, no veo el fondo. No hay arrecife en esta parte.

Un pez gris bastante grande pasa por mi lado asustando mi pobre corazón. Es muy grande, respiré hondo tomando oxígeno a través de la manguera.

Miré hacia abajo cuando sentí algo viscoso enredarse en mi pie. Solté un grito agitando las dos piernas, es un pulpo. Muchas burbujas de oxígeno salieron de mi boca.

Exel me agarró del brazo para tranquilizarme. No me hizo nada, pensé que me comería un dedo.

Un sonido inunda mis oídos.

Ballenas.

Nunca he visto ballenas. Esto es emocionante. Moriré.

Exel me agarró con fuerza.

Hay dos ballenas, no, cuatro, error, hay siente o más.

A la mierda voy a morir devorada.

Exel me hizo acercarme. Son ballenas jorobadas. Estoy muy cerca, demasiado cerca.

El ojo de la ballena es azulado, gigantesco, ni siquiera parpadea. Exel la acarició.

¿Cómo puede tocarla?

Acerco mi mano con desconfianza hasta entrar en contacto con la piel. Es de textura... rocosa pero suave.

El grupo de ballenas avanza al sur haciendo sonidos característicos de ellas. Exel me agarra del brazo para subir a la superficie. Cuando salí todo el cabello se pegó en mi cara.

Subí la careta para ver bien a Exi, me quité el respirador.

—¡Eso fue increíble! ¡¡¡Toqué una ballena!!!—lo agarré de los hombros.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora