Capítulo 20

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Me quedé viendo a Exel, parece de unos diez años. Un cuervo blanco se posa en el mueble vacío. Tengo que salir de aquí. Retrocedí mirando al animal.

Miré a mi alrededor. ¿Dónde están los guardias? Miré mi piel, cada vez es más transparente. El silencio me incomoda, es como un zumbido, no hay viento, no hay frío ni calor. No siento nada. Solo escucho algo, es como... ¿un llanto? No es un llanto de niño.

Ambas voces en mi cabeza repiten:

«Vuelve al cementerio»
«Vuelve al cementerio»
«Vuelve al cementerio»
«Vuelve al cementerio»
«Vuelve al cementerio»

Todo indicaba que tenía que volver, por ahí entré, se supone que por ahí saldré.

—¡¿Exel?!—lo llamé. ¿Él también está aquí adentro?

»¡¡Exel!!—salí por la puerta trasera. El jardín solo tenía arbustos, no habían litinitas.

Las ramas y hojas secas crujían bajo mis pasos. Hay una ligera capa de neblina pegada al suelo que humedecía mis pies.

Abrí la puerta del cementerio y corrí hacia dentro. Hay muchos más cuervos, vuelan de una tumba a otra, todos blancos.

El llanto se escucha más cerca, el sonido parece que viene del cielo, de arriba.

—¡¡Exel!!—grité su nombre pero no obtuve respuesta. Sentí un golpe en la cabeza. ¿Un cuervo acaba de golpearme con su pico?

Mi volteo y el cuervo me golpea el pecho repetidas veces. Yo retrocedo tratando de apartarlo. El cuervo chilla y continúa atacandome.

Choqué con una piedra y caí impactando mi cabeza contra el suelo. Es como si todo se repitiese para volver.

Parpadeo tratando de ver algo bien, mi cabeza está apoyada en el regazo de Exel. Él tiene la cara, el cuello y las manos llenos de sangre, sangre que salía de sus ojos. Su pecho bajaba y subía mientras lloraba con fuerza.

¿Volví?

Miré todo con confusión.

—Niña—Exel me agarró me estrechó contra él—¿Es-estas bien? ¿Te sientes bien? ¿Me recuerdas?—agarró mi cara entre sus manos temblorosas para que yo lo mirase.

—Estoy bien—mi piel estaba normal, no estoy lastimada, no entiendo que fue lo que sucedió—. ¿Por qué lloras Exel?—negó con la cabeza mientras sus ojos seguían sangrando. Me apretó más fuerte y se rehusó a soltarme.

»Exel, cálmate—se frotó los ojos con las muñecas y me siguió mirando—. Estoy bien, no llores—le pedí. Soltó un sollozo y volvió a abrazarme.

—Tú no despertabas, tú me llamabas, me gritabas, no pude hacer nada, pensé que te quedarías atrapada en el tiempo—me quedé confundida.

—¿Cómo?—volvió a limpiarse la cara e intentó dejar de llorar para explicarme.

—Había una secta del tiempo donde caíste, te perdiste en el tiempo, si no regresabas en unos minutos ibas a quedar atrapada para siempre—me explicó desesperado—. Tú estabas allá pero tu cuerpo aquí,  escuché cuando gri-gritabas mi nombre, yo no podía hacer na-da, tú no despertabas y pensé... pensé que te quedarías ahí—vuelve a limpiar la cara quitando la sangre.

No sé que decir. ¿Viajé en el tiempo? Eso es... increíble.

—Exel, no llores. ¡Estoy bien!—asintió y se quedó viéndome.

Nunca lo he visto llorar, pero... está llorando sangre.

Lo mejor es olvidar el color de sus lágrimas.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora