Capítulo 48

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—¿Qué?—pregunta Afra a mi lado.

—Tranquila, tranquila—le pedí, mi cabeza voltea hacia el general—. ¿Me escuchaste? Hay que poner todo en marcha, Zyker ha enviado una gran cantidad de ejércitos en caballo, han pasado por el reino de los elfos y Rinasí me ha avisado.

—¿Reunimos las tropas?—el general parece desorbitado.

—Preparen los ejércitos, no sabemos por cuál lugar atacará—el general asiente—. ¡En marcha, joder! ¡¡Solo tenemos dos horas!!—el general sale corriendo mientras da la noticia. En menos de nada se forma un bullicio, puedo escuchar el alboroto de los guardias.

»¡Preparen los carruajes, regresarán a la mansión!—le grito a un guardia.

Vuelvo a mi habitación, Afra está junto al grifo.

—Exel—me llama asustada, tiembla.

—Cariño, tienen que volver a la mansión, no sabemos cuánto tiempo nos atacarán, si se quedan aquí será muy arriesgado—ella niega con la cabeza mientras se quita las lágrimas que recién salen de sus ojos.

—¡Vete con nosotros! ¿Y si te pasa algo mientras peleas? ¿Y si no te vuelvo a ver? ¡Estuvimos un mes separados! ¡No quiero alejarme de ti! ¡Déjame quedarme si no puedes irte!—tiene un llanto silencioso.

—No, no se puede—solloza con fuerza—. ¡Afra, préstame atención!—la agarré de los hombros—. Si te quedas estarás expuesta, nadie puede enterarse de la existencia de ese bebé, solo personas de confianza. ¿Lo entiendes? Te matarán si alguien se entera—tengo que hablarle claro, tiene que saberlo—. Tengo que quedarme, el pueblo me necesita, tengo que protegerlos a todos—es difícil explicárselo explícitamente—. Tienes que ir a esa mansión, nadie sabe de ella. Ahí estarán seguros—asiente con la cara llena de lágrimas.

—¿Vas a bloquear el vínculo?—me pregunta.

—Tengo que hacerlo, será difícil para ti sentir
mi desesperación y angustia—le aparto el cabello de la cara.

—Exel—me estampa contra ella, sus manos se aferran a mi espalda. Mi camisa se moja con sus lágrimas.

—Niña—dejo caer mi cabeza hacia atrás.

—No tardes tanto, te lo imploro, dos semanas o tres, no podré soportar un mes sin ti—gimotea—. Por favor, no tardes en volver.

—Haré lo posible para volver a vernos—trato de consolarla.

—Exel—no deja de pronunciar mi nombre.

—Vamos a los carruajes, tienes que irte—la agarro de la cintura intentando sacarla—. No llores más, tienes que ser fuerte.

—Eso intento pero estar lejos de ti es como estar bajo el agua, poco a poco te asfixias hasta que te quedas sin aire y no resistes—se quita las lágrimas mientras la agarro del antebrazo cuando bajamos las escaleras.

—No digas eso, estarás bien—deja una mano sobre su vientre.

Los guardias corren de un lugar a otro.

—No podré estar bien sin ti—se queja.

—Yo tampoco puedo estarlo pero lo intento—la presiono contra mí cuando salimos por la puerta trasera.

El jardín está repleto de soldados, la mayoría cambian sus armas, la minoría corre a los establos.

Nos acercamos al carruaje donde están Saimond y Kia. Dejo a Afra frente a mí y le sostengo el rostro, después beso sus labios con cariño, el beso es tan suave como una caricia.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora