Capítulo 37 🔞

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Al día siguiente...

Ayer tuvimos un día precioso. En la tarde vimos delfines y terminamos comiendo un plato de algas que estuvo sabroso. Exel fue muy atento y me contó cosas de su infancia. Me explicó que nunca quiso mojarse en la lluvia porque pensaba que el agua tendría bacterias y confirmó su teoría cuando Raunel enfermó de gripe por mojarse. Me contó que de pequeño quería ser un rey biólogo marino pero su idea se esfumó cuando descubrió la ciencia. Ahora es un rey que sabe de ciencia, química y parece doctor cuando me enfermo.

En la noche tomamos vino tinto en la cubierta del barco bajo la luz de la luna y terminamos la noche dando suaves caricias y besos pausados. Las olas del mar nos acompañaron mientras hicimos el amor en la cubierta del yate. Fue lo mejor del mundo, así debió ser mi primera vez, así debe ser cada vez que nos sintamos mal. Fue embriagante y torpe pero a la vez lo hicimos con afecto. En ese momento supe que estaba viviendo un idilio de verano.

Esa es la única vez que tuve sexo y mis ojos no estuvieron negros, estuvieron lilas.

Creo que Exel se sintió mejor después de eso. Me miraba con los ojos cristalizados y le temblaban las manos mientras me tocaba con delicadeza. Terminamos secando nuestro sudor con la brisa del mar.

En ese momento sanamos un poco más nuestras almas.

Fue la primera vez para ambos haciendo eso llamado amor.

Ahora estamos volviendo al hotel. Pasamos la noche en el yate.

Aguanto el timón con fuerza, Exel está tras de mí con sus manos sobre las mías. Le pedí que me enseñará a manejar el yate. Lo único que hago es tener mis manos debajo de las suyas. Es sencillo.

El viento mueve mi cabello a todas partes y entrecierro los ojos cuando la fuerte brisa me golpea.

—¿Qué quieres hacer ahora?—me encogí de hombros.

—Tal vez podamos... No tengo la menor idea de que puedo hacer en un hotel—me sinceré.

—Podemos ver la obra si apeteces ir—gira el el gran timón a la izquierda para estacionarnos.

—¿Qué obra?—observe sus ojos. Parecen el mismo mar, parecen que dentro de ellos hay olas que se mueven con lentitud.

—Las sirenas y varios peces dan un teatro después del almuerzo—no estaba enterada—. Puedes tocar la flauta cuando alla escenario libre.

—¿Qué?

—Traje tu flauta. Después del acto de las sirenas muchas especies tocaran por diversión, tú puedes unirte a ellos o actuar sola—la sorpresa y alegría me corrió por las venas.

—Si, si. Qui-quiero hacerlo, prefiero hacerlo junto a una banda, estaría menos nerviosa ante el público—balbucí.

—Te veré desde la primera fila—me besa el hombro varias veces.

Le gusta darme afecto, antes ni me tocaba. El motor del yate se detuvo.

Salimos de la cabina y bajamos del barco. Di unos saltos al sentir la piedra de los riscos encajarse en mis pies. Exel me agarra por debajo de las rodillas y deja su otro brazo enredado en mi cintura.

—Exel nos vamos a caer. ¡No corras!—salta conmigo en sus brazos mientras vamos dentro.

Entró corriendo a la habitación y se desplomó en el mueble más grande. Me ha mareado.

—¿Cómo te la has pasado?—me besa la mejilla varias veces.

—Muy bien.

—¿Muy bien?—ladeo la cabeza mirando mis ojos.

El corazón del villano [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora