Bajando Estrellas

13

—Menudo rollo —resopló dejándose caer en el sofá.

—Ya ves. —Copié sus movimientos quedándome en el sofá de enfrente —Mira, de verdad, entiendo que tiene su función y que es súper necesaria para nuestra carrera. Debemos de conocer las bases químicas de los procesos biológicos, diferenciar las biomoléculas, los metabolismos... —cogí la mochila para sacar el almuerzo.

—Y que no se te olvide conocer sus propiedades y funciones —completó sacando ella también su comida imitando con sarcasmo el final de la frase que el profesor no había parado de enunciar.

—De verdad, que lo sé. —Le señalé con el tenedor de plástico con el que me comería los macarrones. —Pero que mierda de clase.

—Y encima el profesor es un...

—No jodas que el Mr. Gutiérrez está detrás de mí —susurré tan bajito, acercándome a mi amiga, que ni si quiera pareció salir sonido de mis cuerdas vocales.

Ella negó con la cabeza.

Y yo suspiré tranquila.

—¿Entonces...? —volví a un tono normal.

—Date la vuelta —articuló tapándose la boca —, sin ser descarada.

Al girarme vi a dos chicos que se acercaban a nuestra zona. Eran guapetes. Uno era más corpulento que el otro. Hubiese apostado a que era ese el que había llamado la atención de Lena.

Pero habría perdido.

Cuando volví a mirar a la morena, sus ojos estaban posados sobre los del rubio. No es que fuese muy bajito, es más, estaba segura de que superaba mi uno setenta y cuatro, pero al lado de su amigo lo parecía.

Lena me agarró el brazo y me acercó a ella. Se acababa de colocar a mi lado, dándoles la espalda.

—Dime que no vienen hacia aquí —me pidió entre suspiros y pellizcos en el brazo.

—Aish —me quejé —. Joder, Lena, córtate las uñas. —Me acaricié el brazo dolorido.

—Ay, perdón. Pero dímelo —insistió —, corre. Porfa.

—Está bien.

Volví a girarme arrascándome el cuello, cómo si el giro de sesenta grados que mi cabeza había realizado fuese con el simple propósito de arrascar una picadura de mosquito, y vi cómo los dos amigos seguían atravesando la habitación.

—¿Y? —Volvió a pegarme pellizcos, esta vez más flojitos. —¿Vienen?

—Seh.

—¡No jodas! —gritó un poco más alto de lo que quería, así que luego susurró —. ¿Me estás mintiendo? No puede ser.

—¿Por qué iba a mentirte? —Elevé los hombros inocentemente. —Vienen hacia aquí —repetí.

—¿Los dos? —volvió a preguntar.

—Sí, los dos —me reiteré forzando una sonrisa, cosa que a esas alturas ya me salía natural.

—Hola, chicas —saludó una voz grave a nuestras espaldas.

Ambas nos giramos.

Tuve que echar para atrás el cuello para poder divisarles la cara. Me sentí ridícula ahí sentada teniendo que hacer maniobras para poder hablar con ellos.

—Hola —devolví el saludo al ver que Lena no decía nada.

Le di un codazo.

—Eh, ho —tartamudeó nerviosa —, hola. —Levantó una mano para saludar.

El rubio pareció devolverle la sonrisa.

—Le estaba diciendo a Jonas —comenzó a decir el alto —que quizás vosotras nos dejabais un hueco en vuestro sofá.

Instantáneamente, Lena y yo cruzamos miradas.

—No hay ninguno libre —aclaró rápidamente el bajito, Jonas. Tenía las mejillas un poco sonrosadas.

—Claro, está libre — señalé el sofá que ella misma acababa de dejar vacío.

***

—¿De qué curso sois?

—Primero —respondí tras haberme llevado otro tenedor cargado de pasta a la boca.

—Primero —repitió el alto cómo si estuviese procesando la información.

—¿De qué grado? —El amigo bajito, Jonas, se unió a la conversación. Bueno, más bien, al interrogatorio.

—Veterinaria —respondió mi amiga, pisando incluso las palabras de él. Era la primera pregunta a la que decidía responder.

Sonreí escondida tras mi botella de agua.

—Oh —se sorprendió —, yo también curso veterinaria, pero estoy en tercero. Si necesitáis ayuda, no dudéis en pedírmela.

—¿Tú también estudias veterinaria? —me dirigí al amigo.

—Yo estudio enfermería —dijo al ver que Jonas le suplicaba con la mirada que respondiese —. Tercer año.

—Oh, mi... —comentó Lena un poco más cómoda con la conversación pero su voz se fue perdiendo conforme me alejaba para ir al cuarto de baño.