Entre susurros y caricias

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Riley siempre había sabido quién era realmente. Desde una edad temprana, entendía que el cuerpo con el que había nacido no coincidía con su identidad. Con el apoyo de su familia y amigos, había comenzado su transición, y cada día se sentía más cómodo en su piel. En su viaje, había encontrado amor y aceptación en lugares inesperados, pero nadie le había brindado tanto apoyo y amor como Valentina, su novia.

Valentina y Riley se conocieron en la universidad, y su conexión fue instantánea. Valentina, con su personalidad cálida y abierta, se sintió atraída por Riley no solo por su apariencia, sino por la fuerza y la autenticidad que emanaba. Riley, por su parte, encontró en Valentina una compañera comprensiva y amorosa que lo aceptaba completamente.

Había una química innegable entre ellos, una atracción que iba más allá de lo físico. Sus conversaciones se extendían hasta altas horas de la noche, llenas de risas y confesiones. Y aunque habían compartido muchos momentos íntimos, había una barrera que Riley aún no había cruzado con Valentina: mostrarle su cuerpo por completo.

Una tarde, mientras paseaban por el parque cercano, Valentina tomó la mano de Riley y se detuvo bajo la sombra de un árbol frondoso.

—Riley, quiero que sepas que te amo tal y como eres. No tienes que ocultar nada de ti conmigo —dijo Valentina, mirándolo a los ojos con una mezcla de amor y determinación.

Riley sintió cómo su corazón se aceleraba. Había estado pensando en este momento durante mucho tiempo, pero el miedo y la inseguridad siempre lo habían frenado. Sin embargo, la sinceridad en los ojos de Valentina le dio la fuerza que necesitaba.

—Yo también te amo, Val. Y quiero ser completamente abierto contigo. Me asusta, pero confío en ti —respondió Riley, apretando suavemente la mano de Valentina.

Decidieron pasar la noche juntos en el apartamento de Riley. Era un lugar acogedor y privado, donde podían estar solos sin interrupciones. Cuando llegaron, Riley preparó una cena sencilla pero deliciosa, y después de comer, se sentaron juntos en el sofá, abrazados mientras veían una película.

Con el paso del tiempo, la película se convirtió en un mero fondo mientras sus caricias y besos se volvían más apasionados. Valentina se acercó a Riley, sus manos explorando suavemente su cuerpo sobre la ropa.

—Quiero verte, Riley. Todo de ti —susurró Valentina contra sus labios.

Riley sintió una mezcla de nerviosismo y excitación. Respiró hondo y asintió, levantándose lentamente para llevar a Valentina a su habitación. Una vez allí, se detuvo frente a ella, mirándola con ojos llenos de confianza y amor.

Valentina se acercó a Riley con suavidad, sus manos acariciando su rostro antes de comenzar a desabotonar su camisa. Cada botón que desabrochaba revelaba un poco más de la piel de Riley, y con cada centímetro que quedaba expuesto, Valentina sentía una mezcla de admiración y deseo. Cuando la camisa finalmente cayó al suelo, Valentina recorrió con sus dedos el torso de Riley, acariciando las cicatrices de su cirugía superior con una ternura infinita.

—Eres hermoso, Riley —susurró Valentina, besando suavemente una de las cicatrices.

Riley cerró los ojos, disfrutando de la calidez de los labios de Valentina en su piel. Nunca se había sentido tan vulnerable y, al mismo tiempo, tan aceptado y amado.

Valentina continuó explorando el cuerpo de Riley, desabrochando su cinturón y bajando sus pantalones con cuidado. Cada movimiento era lento y deliberado, lleno de respeto y deseo. Cuando Riley quedó completamente desnudo ante ella, Valentina lo miró con adoración.

—Gracias por confiar en mí —dijo Valentina, tomando la mano de Riley y guiándolo a la cama.

Se tumbaron juntos, sus cuerpos entrelazados mientras continuaban besándose y acariciándose. Riley sintió cómo su deseo crecía con cada caricia de Valentina, y comenzó a explorar el cuerpo de su novia con la misma pasión y cuidado.

Valentina se quitó la ropa lentamente, disfrutando de la mirada hambrienta de Riley mientras su piel quedaba al descubierto. Cuando finalmente quedaron desnudos, sus cuerpos se encontraron en un abrazo íntimo, piel contra piel, respiraciones entrelazadas.

Riley comenzó a besar el cuello de Valentina, descendiendo lentamente por su cuerpo. Sus manos acariciaban cada curva, cada rincón, aprendiendo el mapa del cuerpo de Valentina. Los gemidos suaves de Valentina llenaron la habitación, alentando a Riley a seguir.

Cuando llegó a los pechos de Valentina, Riley tomó uno de los pezones en su boca, succionando suavemente mientras su mano acariciaba el otro. Valentina arqueó la espalda, presionando más contra Riley mientras sus gemidos se intensificaban.

—Riley, por favor... —susurró Valentina, su voz cargada de deseo.

Riley sonrió contra su piel, disfrutando de la reacción de Valentina. Descendió aún más, besando su vientre antes de llegar a su destino final. Con un último vistazo a Valentina, que lo miraba con ojos llenos de lujuria y amor, Riley bajó entre sus piernas.

Sus labios encontraron el clítoris de Valentina, besándolo y lamiéndolo con ternura. Valentina jadeó, sus manos enredándose en el cabello de Riley mientras su cuerpo se retorcía de placer. Riley aumentó la intensidad de sus caricias, su lengua moviéndose con precisión mientras sus dedos se deslizaban dentro de Valentina, encontrando ese punto que sabía que la haría gritar de placer.

—Riley... ¡Oh, Dios, sí! —gritó Valentina, su cuerpo temblando mientras el orgasmo la atravesaba.

Riley continuó hasta que sintió que Valentina se relajaba, sus caricias volviéndose más suaves mientras la ayudaba a descender de su clímax. Subió por su cuerpo, besándola tiernamente en los labios mientras sus cuerpos se entrelazaban de nuevo.

Valentina, aún respirando con dificultad, miró a Riley con una mezcla de agradecimiento y deseo renovado. Sus manos comenzaron a explorar el cuerpo de Riley, queriendo darle el mismo placer que él le había dado.

—Ahora es mi turno —susurró Valentina, empujando suavemente a Riley para que se tumbara sobre la cama.

Riley se dejó llevar, su cuerpo vibrando de anticipación mientras Valentina descendía por él. Sus labios siguieron un camino de besos y caricias, deteniéndose en los pezones de Riley para darles la misma atención que él le había dado a ella. Los gemidos de Riley llenaron la habitación, su cuerpo respondiendo a cada toque de Valentina.

Cuando Valentina llegó al centro del placer de Riley, se tomó un momento para mirarlo a los ojos. La conexión entre ellos era palpable, una mezcla de amor y deseo que hacía que cada caricia fuera más intensa.

Sus labios y lengua comenzaron a trabajar en Riley, moviéndose con una mezcla de ternura y pasión. Riley cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que recorrían su cuerpo. Los gemidos se intensificaron, sus manos enredándose en el cabello de Valentina mientras su cuerpo se acercaba al clímax.

—Val... Estoy... —jadeó Riley, su voz quebrándose por el placer.

Valentina sonrió contra su piel, aumentando el ritmo y la intensidad de sus movimientos. Riley sintió cómo el clímax se construía dentro de él, cada caricia y lamida llevándolo más cerca del borde.

Con un último gemido, Riley se derrumbó en el éxtasis, su cuerpo temblando mientras el orgasmo lo atravesaba. Valentina continuó hasta que sintió que Riley se relajaba, sus caricias volviéndose más suaves mientras lo ayudaba a descender de su clímax.

Subió por su cuerpo, besándolo tiernamente en los labios mientras sus cuerpos se entrelazaban de nuevo. Se quedaron abrazados, sus respiraciones entrelazadas mientras disfrutaban del calor y la intimidad de su conexión.

Con el tiempo, Riley y Valentina aprendieron más sobre los cuerpos y deseos del otro, construyendo una relación basada en la confianza, el respeto y el amor profundo. Cada encuentro íntimo se convirtió en una celebración de su amor, una oportunidad para conectarse a un nivel más profundo y significativo.

Aprendieron a comunicarse abierta y honestamente, compartiendo sus deseos y límites, explorando nuevas formas de dar y recibir placer. Su relación se fortaleció, y la confianza y el amor que compartían se reflejaban en todos los aspectos de sus vidas.

Un día, mientras se acurrucaban juntos en la cama después de un encuentro particularmente apasionado, Riley miró a Valentina con una sonrisa soñadora.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora