𝗠𝗶 𝗮𝗱𝗼𝗿𝗮𝗯𝗹𝗲 𝗖𝗮𝗻𝗶́𝗯𝗮𝗹

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En el tranquilo pueblo de Brooksville, donde las estrellas parecían más cercanas y la noche susurraba secretos, vivía Riley, una chica aparentemente común. Sin embargo, debajo de su fachada inocente y su encantadora sonrisa, se escondía un oscuro secreto: Riley era una caníbal en serie.

Riley llevaba una vida doble meticulosamente cuidada. De día, era la encantadora barista de la cafetería local, siempre sonriente y servicial con los clientes. De noche, se transformaba en una cazadora sigilosa, acechando a sus presas con precisión y cuidado. Sus víctimas eran cuidadosamente seleccionadas, elegidas por sus características especiales que llamaban la atención de Riley.

Una noche, mientras caminaba por el parque en busca de su próxima víctima, algo diferente llamó su atención. Una chica, con cabello largo y oscuro, piel suave y unos ojos verdes que brillaban bajo la luz de la luna, estaba sentada en un banco, perdida en sus pensamientos. Riley sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no era el tipo de emoción que normalmente sentía al encontrar a una nueva presa. Esta vez, era algo más profundo, más intenso.

La chica se llamaba Valentina, una joven artista que acababa de mudarse a Brooksville en busca de inspiración. Había dejado atrás su vida cómoda en la ciudad para sumergirse en la tranquilidad del campo, con la esperanza de encontrar nuevas musas para sus pinturas. Valentina no sabía que, esa noche, ella se convertiría en la musa de alguien más, pero de una manera completamente diferente.

Riley observó a Valentina durante varios días, siguiendo cada uno de sus movimientos con una mezcla de deseo y admiración. Valentina no solo era hermosa; tenía un aura que la hacía destacar, una dulzura innata que atraía a Riley como un imán. Cada encuentro fortuito en la cafetería, cada mirada robada a través de las ventanas del estudio de Valentina, hacía que Riley se sintiera más y más obsesionada.

Finalmente, una noche, Riley decidió que tenía que acercarse a Valentina. No podía seguir observándola desde las sombras; necesitaba sentir su piel, oler su aroma, perderse en esos ojos verdes. Con su corazón latiendo a mil por hora, Riley se dirigió al parque, donde sabía que encontraría a Valentina, como siempre, sumida en sus pensamientos y bocetos.

—Hola —dijo Riley, tratando de sonar casual mientras se sentaba junto a Valentina en el banco—. He notado que vienes aquí a menudo. ¿Te importa si me uno a ti?

Valentina levantó la vista, sorprendida, pero inmediatamente sonrió con calidez.

—Claro, no me importa. Me llamo Valentina.

—Riley —respondió ella, extendiendo la mano—. ¿Qué dibujas?

Valentina le mostró su cuaderno de bocetos, lleno de hermosos paisajes y retratos. Riley quedó impresionada por el talento de Valentina, pero más aún por la conexión instantánea que sintió con ella. A medida que las noches pasaban, las dos chicas se hicieron inseparables. Riley, quien había planeado inicialmente convertir a Valentina en su próxima víctima, se encontró cada vez más atraída por su dulzura y su arte.

Valentina, por su parte, se sentía igualmente atraída por Riley. Había algo en la barista, algo oscuro y misterioso, que la intrigaba profundamente. La forma en que Riley la miraba, como si pudiera ver dentro de su alma, la hacía sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado.

Un mes después de su primer encuentro, Riley y Valentina se encontraron nuevamente en el parque, pero esta vez, la atmósfera era diferente. Riley estaba nerviosa, luchando contra sus instintos oscuros y sus crecientes sentimientos por Valentina.

—Valentina, hay algo que necesito decirte —comenzó Riley, su voz temblando ligeramente—. No soy quien crees que soy. He hecho cosas... cosas horribles.

Valentina la miró, confundida pero sin miedo.

—Riley, todos tenemos un pasado. Lo que importa es quién eres ahora.

Riley tomó una profunda respiración, sintiendo el peso de sus secretos aplastándola.

—Soy una caníbal, Valentina. He matado y... he comido a personas.

Valentina parpadeó, sorprendida, pero no retrocedió. En cambio, tomó la mano de Riley con firmeza.

—¿Por qué me lo dices ahora?

—Porque te amo, Valentina. Y no puedo seguir ocultándote esto. Te mereces saber la verdad.

Valentina la miró en silencio durante un largo momento, luego, inesperadamente, se acercó y la besó. Fue un beso suave, pero lleno de pasión y comprensión.

—Te amo, Riley. No me importa tu pasado. Quiero estar contigo, pase lo que pase.

Las palabras de Valentina derritieron el corazón de Riley. Por primera vez en su vida, sintió esperanza, una oportunidad de redención. Decidió dejar atrás sus oscuros hábitos y comenzar una nueva vida con Valentina. Juntas, las dos chicas encontraron en su amor una fuerza que superaba cualquier oscuridad.

A medida que pasaban los días, Riley se encontraba cada vez más comprometida a cambiar. Dejaba atrás sus deseos oscuros, encontrando consuelo en los pequeños momentos de felicidad con Valentina. La pasión por el arte de Valentina se contagió a Riley, y juntas comenzaron a trabajar en proyectos creativos que les permitían expresar sus sentimientos y compartir sus almas.

Una tarde, mientras estaban en el estudio de Valentina, la artista le mostró a Riley un lienzo en el que había estado trabajando en secreto. Era un retrato de Riley, capturando cada detalle de su belleza y misterio. Riley se quedó sin palabras, conmovida por el amor y la dedicación que Valentina había puesto en su obra.

—Es hermoso, Valentina. Nunca nadie me ha visto de esta manera —dijo Riley con lágrimas en los ojos.

—Quería capturar la esencia de la persona que amo, con todos sus matices y complejidades —respondió Valentina, abrazando a Riley con ternura.

El tiempo pasó, y la relación entre Riley y Valentina se fortaleció cada día más. Sin embargo, el pasado de Riley no desapareció por completo. A veces, los recuerdos y los deseos oscuros volvían a acecharla, pero con el apoyo de Valentina, lograba superarlos y seguir adelante.

Una noche, mientras caminaban juntas por el parque donde se conocieron, Valentina se detuvo y miró a Riley con una sonrisa traviesa.

—Tengo una idea para nuestro próximo proyecto —dijo Valentina.

—¿De qué se trata? —preguntó Riley, intrigada.

—Quiero pintar una serie de cuadros que representen nuestro viaje juntas, desde el momento en que nos conocimos hasta ahora. Quiero que la gente vea nuestra historia y entienda que el amor puede transformar incluso las almas más oscuras.

Riley sintió una ola de emoción y gratitud. Nunca imaginó que alguien podría aceptarla y amarla a pesar de sus oscuros secretos. Juntas, comenzaron a trabajar en la serie de cuadros, poniendo todo su amor y pasión en cada pincelada.

La serie se convirtió en un éxito rotundo, y las pinturas de Valentina capturaron la atención de críticos y amantes del arte por igual. Pero más importante que el éxito fue el impacto que tuvo en sus vidas. Riley y Valentina encontraron en el arte una forma de sanar y fortalecer su amor, demostrando que incluso las sombras más profundas pueden ser iluminadas por la luz del amor verdadero.

Riley, la caníbal, y Valentina, su musa, se convirtieron en una sola alma, unidas por un amor que trascendía cualquier monstruosidad. Bajo la luz de la luna, sus sombras se entrelazaban, formando una sola, y juntas, enfrentaban el futuro con valentía y esperanza, sabiendo que su amor era lo suficientemente fuerte para superar cualquier oscuridad.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora