𝘔𝘪 𝘥𝘦𝘮𝘰𝘯𝘪𝘰

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En lo más profundo del inframundo, donde el fuego eterno arde y las almas perdidas claman por redención, Riley gobernaba con mano firme. Como la hija del Diablo, su poder era inmenso y su responsabilidad, aún mayor. Nacida del fuego y la oscuridad, había sido criada para continuar el legado de su padre, asegurándose de que las almas condenadas recibieran su merecido castigo.

Riley era temida por todos en el inframundo. Su presencia evocaba respeto y temor, y pocos se atrevían a desafiarla. Sin embargo, a pesar de su imponente posición, Riley sentía una soledad abrumadora. Su vida estaba llena de responsabilidades y deberes, pero carecía de algo esencial: una conexión genuina con otro ser.


Una noche, mientras patrullaba los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos, Riley sintió una perturbación. Una energía diferente, algo que no había experimentado antes. Intrigada, siguió el rastro hasta la superficie, donde se encontró en una pequeña ciudad moderna, vibrante y llena de vida.

Era inusual para Riley mezclarse con los mortales, pero algo la atraía a este lugar. Caminando por las calles iluminadas por farolas y neones, su atención fue capturada por una joven de cabello oscuro y ojos brillantes. Había algo en ella que destacaba, una esencia que la hacía diferente de cualquier mortal que Riley hubiera encontrado.

La chica, Valentina, estaba sentada en un café, absorta en un libro. Su piel pálida brillaba bajo las luces, y sus ojos reflejaban una inteligencia y curiosidad que inmediatamente fascinaron a Riley. Sin pensarlo dos veces, Riley se acercó y tomó asiento frente a ella.

"¿Puedo acompañarte?", preguntó Riley, su voz suave, pero llena de autoridad.

Valentina levantó la vista, sorprendida por la intrusión, pero algo en la presencia de Riley la hizo sentir una extraña mezcla de nerviosismo y atracción. "Claro," respondió, cerrando su libro. "Me llamo Valentina. ¿Y tú?"

"Riley," respondió ella con una sonrisa que prometía tanto peligro como misterio.


A medida que la noche avanzaba, Riley y Valentina conversaron sobre temas triviales y profundos. Hablaron de libros, sueños y la vida misma. Valentina se encontró cada vez más intrigada por esta misteriosa mujer que parecía saber tanto sobre el mundo y, a la vez, tan poco sobre la vida cotidiana de los mortales.

Para Riley, cada palabra de Valentina era un descubrimiento. Había pasado siglos entre las almas condenadas, y la pureza y la inocencia de Valentina eran un contraste refrescante con la oscuridad a la que estaba acostumbrada. Sentía una conexión profunda con esta joven mortal, una conexión que no podía explicar ni ignorar.

Mientras se despedían, Riley sintió una punzada de tristeza al tener que dejar a Valentina. "Espero verte de nuevo," dijo, sus ojos brillando con una intensidad que dejó a Valentina sin aliento.

"Me encantaría," respondió Valentina, sonriendo. "Hasta pronto, Riley."


Riley regresó al inframundo, pero su mente no podía apartarse de Valentina. Cada pensamiento volvía a sus ojos brillantes y su risa melodiosa. Sabía que no debía involucrarse con los mortales, pero el corazón de Riley, tan acostumbrado a la oscuridad, anhelaba la luz que Valentina traía a su vida.

Día tras día, Riley se encontraba buscando excusas para regresar al mundo de los vivos. Siempre encontraba el camino de regreso a Valentina, quien la recibía con una mezcla de alegría y curiosidad. Su amistad se profundizó, y Valentina comenzó a abrirse sobre sus propios sueños y miedos.

Una noche, mientras caminaban por el parque, Valentina se detuvo y miró a Riley con una expresión de seriedad. "Riley, siento que hay algo que no me estás contando. Hay algo en ti... algo diferente."

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora