ᴅɪᴇᴛ ᴍᴏᴜᴛᴀɪɴ ᴅᴇᴡ

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Valentina siempre había sido cautelosa con el amor. Había visto suficientes relaciones desmoronarse a su alrededor como para no confiar fácilmente en las emociones efímeras que prometían tanto y entregaban tan poco. Pero todo eso cambió el día que conoció a Riley.

Riley era todo lo contrario a lo que Valentina solía encontrar atractivo. Era despreocupado, vivía al límite y tenía una forma de mirarla que parecía penetrar en su alma. Se conocieron en una galería de arte moderno en el corazón de Nueva York, un lugar al que Valentina había ido solo porque su amiga insistió en llevarla. Riley, con su sonrisa traviesa y su manera despreocupada de hablar sobre las piezas expuestas, la había cautivado instantáneamente.

Desde ese primer encuentro, Valentina se encontró pensando en Riley más de lo que le gustaría admitir. Las palabras de Lana Del Rey parecían resonar en su mente cuando estaba cerca de él: "You're no good for me, but baby, I want you."

Riley no encajaba en su mundo ordenado y predecible. Él era un torbellino de emociones y decisiones impulsivas, siempre buscando la siguiente aventura. Sin embargo, cada vez que estaba con él, Valentina sentía que el mundo cobraba vida de una manera que nunca antes había experimentado. Era como si él fuera capaz de encender una llama dentro de ella que había estado latente durante años.

A medida que pasaban más tiempo juntos, Valentina luchaba con sus sentimientos encontrados. Sabía que Riley no era el tipo de hombre con el que podría tener una relación estable y predecible. Él era el tipo de persona que corría riesgos y desafiaba las expectativas, mientras que ella era la que siempre pensaba dos veces antes de actuar.

Una noche, mientras paseaban por las calles de Nueva York bajo la luz de la luna, Riley le tomó la mano a Valentina y le dijo con una seriedad inusual en su tono juguetón: "No soy bueno para ti, Val. Pero aquí estoy, deseando que me quieras de todos modos."

Valentina se detuvo y lo miró fijamente. Por un momento, el ruido de la ciudad pareció desvanecerse y solo estaban ellos dos en medio de un mar de luces parpadeantes y sombras danzantes. Ella sintió un nudo en la garganta mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para responder.

"Riley, yo..." comenzó, pero él la interrumpió suavemente.

"No necesitas decir nada, Val. Solo sé que estoy aquí, y estoy dispuesto a intentarlo si tú lo estás."

Esa noche, Valentina no durmió mucho. Su mente estaba llena de preguntas sin respuestas claras. ¿Cómo podría dejarse llevar por alguien tan impredecible como Riley? ¿Podría realmente encontrar la felicidad en una relación que desafiaba todo lo que ella creía sobre el amor?

Los días siguientes fueron una montaña rusa emocional para Valentina. Intentaba concentrarse en su trabajo como diseñadora gráfica, pero Riley ocupaba la mayor parte de sus pensamientos. Se encontraba revisando sus mensajes de texto una y otra vez, tratando de encontrar pistas sobre lo que él realmente sentía.

Finalmente, decidió que necesitaba hablar con alguien que pudiera entender su dilema. Llamó a su mejor amiga, Mariana, y le contó todo sobre Riley y cómo se sentía perdida en sus emociones.

"Val, creo que tienes que seguir tu corazón en esto", dijo Mariana después de escucharla pacientemente. "Sé que Riley no es el tipo de hombre con el que normalmente saldrías, pero a veces, el amor no tiene que tener sentido. Solo tiene que hacer que te sientas viva."

Valentina consideró sus palabras durante días. Finalmente, decidió que valía la pena intentarlo. Después de todo, ¿qué tenía que perder?

Cuando le dijo a Riley que quería darle una oportunidad, su rostro se iluminó con una sonrisa que le hizo olvidar todas sus dudas por un momento. Salieron a cenar esa noche y luego caminaron por Central Park, hablando sobre sus sueños y temores más profundos bajo las estrellas.

Pero el camino hacia la felicidad no fue tan suave como Valentina había esperado. Con Riley, cada día era una nueva aventura llena de altibajos emocionales. Hubo momentos de pura felicidad, como cuando él la sorprendió con entradas para un concierto de su banda favorita o cuando la llevó a nadar en una piscina clandestina en la azotea de un edificio abandonado.

Pero también hubo días oscuros, cuando Riley desaparecía durante horas sin dar explicaciones o cuando discutían por cosas sin importancia. Valentina descubrió rápidamente que amar a Riley significaba aceptar todos sus lados, incluso los menos deseables.

Una de esas noches oscuras, después de una pelea particularmente intensa, Valentina se encontró sentada sola en su apartamento, preguntándose si había tomado la decisión correcta al estar con Riley. En momentos como este, las palabras de Lana Del Rey resonaban de nuevo en su mente: "You're no good for me, but baby, I want you."

Justo cuando estaba a punto de rendirse, Riley apareció en su puerta con una mirada de arrepentimiento en sus ojos. Se disculpó sinceramente y le aseguró que haría todo lo posible por ser mejor para ella.

"No quiero perderte, Val", le dijo con voz temblorosa. "Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo."

Valentina lo miró durante un largo momento antes de abrirle la puerta y abrazarlo con fuerza. En ese momento, supo que amaba a Riley a pesar de todas sus imperfecciones.

Con el tiempo, aprendieron a equilibrarse mutuamente. Valentina aportó estabilidad a la vida caótica de Riley, mientras que él le enseñó a disfrutar del momento presente sin preocuparse tanto por el futuro. Juntos, exploraron cada rincón de Nueva York y más allá, creando recuerdos que atesorarían para siempre.

En una noche de verano, Riley llevó a Valentina a la azotea de su edificio favorito en Brooklyn. Habían estado hablando sobre sus planes para el futuro y cómo imaginaban sus vidas juntos. La vista de la ciudad iluminada por la luna era impresionante, pero lo que más impactó a Valentina fue la sinceridad en los ojos de Riley cuando dijo: "Te amo, Val. No puedo imaginar mi vida sin ti."

Valentina sintió un nudo en la garganta mientras lo miraba con amor y gratitud. Todo lo que alguna vez había temido sobre el amor y la incertidumbre se desvaneció en ese momento. Ella sabía que estar con Riley significaba aceptar la vida con todos sus altibajos, pero también significaba experimentar la felicidad en su forma más pura.

Se abrazaron en silencio mientras el viento de verano jugaba con sus cabellos. No necesitaban palabras para expresar lo que sentían el uno por el otro. Estaban en el momento, viviendo cada segundo como si fuera eterno.

Desde entonces, Valentina y Riley continuaron su viaje juntos, enfrentando desafíos y celebrando triunfos, sabiendo que mientras estuvieran juntos, podían superar cualquier cosa que la vida les lanzara. A veces, escuchaban "Diet Mountain Dew" de Lana Del Rey y sonreían, recordando cómo esa canción había sido el soundtrack de su amor imperfecto pero auténtico.

Y así, entre las luces parpadeantes de Nueva York y los susurros del pasado, Valentina y Riley encontraron su propio camino hacia el amor verdadero, con todas sus complejidades y promesas incumplidas, pero con la certeza de que estaban exactamente donde querían estar.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora