OneShots (Val X Riley)

αмσя єη тιємρσѕ ∂є ∂єѕєѕρєяα¢ισ́η

El mundo que una vez conocimos ya no existía. Las ciudades estaban en ruinas, los campos eran desiertos estériles, y la humanidad había sido reducida a un puñado de sobrevivientes luchando por su vida cada día. 

La plaga que transformó a los seres humanos en zombies había devastado la civilización en cuestión de meses. Valentina, conocida por sus amigos como Val, había logrado sobrevivir a este infierno gracias a su ingenio y determinación. Con su cabello desordenado y ojos cansados, Val se movía con cautela por las calles destruidas de su ciudad natal, buscando suministros y cualquier señal de otros sobrevivientes. 

Cada día era una batalla contra el hambre, la soledad y el constante miedo a los zombies que rondaban por todas partes. Durante una de sus exploraciones, Val se adentró en un edificio abandonado en busca de comida. Mientras revisaba las estanterías polvorientas, escuchó un ruido detrás de ella. 

Se giró rápidamente, su cuchillo en mano, preparada para enfrentarse a cualquier amenaza. Pero lo que vio la dejó helada. Del otro lado de la sala, una figura emergió de las sombras. Era una joven mujer, o lo que quedaba de ella. Su piel estaba pálida y desgarrada en algunas partes, y sus ojos, aunque vacíos y sin vida, aún parecían retener un destello de humanidad. 

Val sabía que estaba frente a un zombie, pero algo en esta criatura la hizo detenerse. La joven zombie, que una vez fue Riley, parecía diferente a los demás. No se abalanzó sobre Val como lo hacían los otros zombies. En cambio, se quedó parada, observándola con una mirada que casi parecía triste. Val, sintiendo una mezcla de curiosidad y compasión, decidió no atacar a Riley.

 En lugar de eso, comenzó a hablarle en voz baja, como si intentara recordar a la persona que una vez fue. 

"Riley,"

 murmuró, leyendo una vieja placa con su nombre que aún colgaba de su ropa desgarrada.

 "¿Puedes entenderme?" 

 Riley no respondió, pero tampoco mostró signos de agresión. Valentina, aun con cautela, decidió seguir explorando el edificio, y para su sorpresa, Riley la siguió a una distancia segura, como si estuviera protegiéndola. 

 Con el tiempo, Val se dio cuenta de que Riley la seguía a todas partes, y aunque no podía comunicarse con ella, sentía que había un vínculo especial entre ellas. Riley parecía recordar fragmentos de su vida pasada y, de alguna manera, se sentía atraída por Val. 

 Los días se convirtieron en semanas, y Valina y Riley desarrollaron una rutina de supervivencia. Val buscaba suministros y preparaba refugios temporales, mientras Riley vigilaba el entorno, protegiéndola de otros zombies. 

Aunque no podían hablar, su compañía mutua les brindaba consuelo en un mundo lleno de desolación. Val empezó a compartir con Riley recuerdos de su vida antes del apocalipsis, con la esperanza de que algo de su humanidad perdida pudiera resurgir.

 Le contaba historias de su familia, sus amigos y los sueños que una vez tuvo. Riley, aunque no respondía, parecía escuchar atentamente, como si esos recuerdos resonaran en algún rincón olvidado de su mente. Un día, mientras exploraban una biblioteca abandonada, Val encontró un diario antiguo. 

Comenzó a leer en voz alta, esperando que las palabras escritas pudieran despertar algo en Riley. Para su sorpresa, Riley mostró una reacción. Se acercó lentamente a Val, sus ojos vacíos mostrando una chispa de reconocimiento. Val sintió una oleada de esperanza. 

"Riley, ¿me escuchas? ¿Recuerdas algo?", preguntó con la voz temblorosa. 

Riley extendió una mano temblorosa, tocando suavemente la mejilla de Val. Fue un gesto pequeño, pero lleno de significado. Valentina supo en ese momento que aún quedaba algo de humanidad dentro de Riley. 

 Sin embargo, el mundo apocalíptico no perdona a nadie. Durante una incursión en busca de suministros, Val y Riley fueron emboscadas por una horda de zombies. Valentina luchó con todas sus fuerzas, pero las criaturas superaban en número y fuerza. 

 Riley, en un acto de valentía y sacrificio, se lanzó contra la horda, tratando de dar tiempo a Val para escapar. Valina, con lágrimas en los ojos, gritó desesperadamente mientras veía a Riley ser rodeada por los zombies. 

"¡Riley, no!" 

 Pero era demasiado tarde. Valentina fue forzada a huir, dejando atrás a la única compañía que había tenido en meses. Corrió hasta que sus piernas no pudieron más y cayó al suelo, sollozando por la pérdida de Riley. La vida de Valina se volvió aún más solitaria y desesperada después de perder a Riley. Cada día era una lucha constante por la supervivencia, y la ausencia de su compañera se sentía como un vacío insoportable en su corazón. Una noche, mientras acampaba en un edificio en ruinas, Valentina encontró un pequeño escondite donde Riley solía guardar objetos que recogía durante sus exploraciones. Entre ellos, encontró una foto antigua de Riley con su familia. 

Al ver la imagen, Val sintió una mezcla de tristeza y gratitud. Aunque había perdido a Riley, sabía que su sacrificio no había sido en vano. 

 Un año después del trágico día en que perdió a Riley, Val decidió regresar al lugar donde todo sucedió. Quería despedirse adecuadamente de su compañera y honrar su memoria. Al llegar, encontró el área llena de esqueletos y restos de zombies. Entre ellos, reconoció el cuerpo deteriorado de Riley. Con lágrimas en los ojos, Val se arrodilló junto a ella y susurró: 

"Gracias, Riley. Gracias por todo. Te prometo que no te olvidaré." 

 Con el corazón pesado, Val continuó su vida en el mundo apocalíptico, llevando consigo el recuerdo de Riley y el amor que habían compartido en esos momentos oscuros. Aunque la tristeza y la soledad eran sus constantes compañeras, Val se aferraba a la esperanza de que algún día el mundo podría sanar y encontrar la paz. 

 El sacrificio de Riley nunca fue olvidado, y Valentina siguió adelante, luchando no solo por su propia supervivencia, sino también en honor a la memoria de la valiente joven que le había dado un destello de humanidad en medio de la desesperación.