𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫

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Riley era una mujer de principios, cuyo amor por la enseñanza rivalizaba con su pasión por la literatura. Desde joven, había soñado con inspirar a las mentes jóvenes, y cuando finalmente consiguió un puesto como profesora en una prestigiosa universidad, sintió que su vida estaba completa. Pero fue en su segundo año enseñando cuando conoció a Valentina, una estudiante brillante y apasionada que destacaba entre sus compañeros. Desde el primer día, Val captó la atención de Riley con su curiosidad insaciable y su brillante sonrisa que iluminaba la sala de clases.

A medida que pasaban los meses, Riley y Valentina comenzaron a entablar una conexión especial fuera del aula. Discutían libros, películas y teorías filosóficas durante horas, compartiendo una afinidad que trascendía la relación típica de maestra y estudiante. Riley disfrutaba cada momento que pasaba con Val, sintiendo cómo su corazón se aceleraba cada vez que recibía un mensaje de ella o la veía entrar en su clase con esa mezcla de curiosidad e inteligencia en los ojos.

Fue durante una caminata nocturna por el campus, después de una intensa discusión sobre la naturaleza del tiempo en la literatura moderna, cuando Valentina mencionó casualmente sus flores favoritas: los lirios del valle. "Son como pequeñas campanas blancas que traen paz y frescura", comentó Val con una sonrisa. Riley escuchó atentamente, sintiendo cómo cada palabra de Val resonaba en su pecho de manera profunda.

A medida que el semestre avanzaba, Riley comenzó a darse cuenta de que sus sentimientos por Valentina iban más allá de la admiración académica. Se encontraba pensando en ella constantemente, anhelando su compañía y encontrando excusas para coincidir en actividades universitarias. Sin embargo, el miedo y la ética profesional la atormentaban: una relación romántica con una estudiante podría poner en peligro su carrera y su reputación.

El invierno trajo consigo una revelación inesperada. Riley comenzó a experimentar tos persistente y dificultad para respirar, síntomas que inicialmente atribuyó al estrés y al clima frío. Pero una mañana, al despertar, encontró pétalos blancos y delicados esparcidos sobre su almohada. Los lirios del valle, las flores favoritas de Valentina, habían comenzado a florecer en sus pulmones.

Riley entendió al instante lo que significaba este extraño y doloroso desarrollo: la enfermedad de Hanahaki, una condición rara pero fatal provocada por un amor no correspondido. Sabía que su amor no correspondido por Valentina estaba causando esta enfermedad, pero optó por mantener su sufrimiento en secreto. No podía soportar la idea de perder sus sentimientos por Val, incluso si eso significaba enfrentar la muerte.

En los días que siguieron, Riley luchó por ocultar su deterioro físico a sus colegas y a Valentina. Continuó enseñando con la misma pasión de siempre, mientras los lirios del valle seguían floreciendo en su interior, causándole dolor cada vez que veía a Val o pensaba en ella. Valentina, preocupada por los cambios en la salud y el ánimo de su profesora favorita, intentó acercarse más, buscando la manera de ayudarla.

Una tarde, Riley estaba descansando en su oficina cuando Valentina entró con un ramo de lirios del valle recién cortados. "Pensé que estos te alegrarían el día", dijo Val, ofreciendo las flores con una sonrisa cariñosa. Riley tomó las flores con manos temblorosas, sintiendo cómo el aroma dulce se mezclaba con el amargo dolor en su pecho.

"No deberías preocuparte por mí", dijo Riley con voz entrecortada, luchando por contener las lágrimas. "Soy solo una maestra... y tú, una estudiante brillante. No deberías..."

Valentina la interrumpió suavemente. "Riley, sé que algo no está bien. Has sido mi guía y mi inspiración aquí. ¿Por qué no me dices qué está pasando?"

Riley vaciló por un momento, luego se armó de valor y confesó: "Valentina, te amo. Te amo más de lo que debería. Desde el momento en que entraste en mi clase, supe que eras especial. Pero este amor... me está matando".

Valentina la miró con sorpresa y tristeza. "Riley, yo... no sabía. No tenía ni idea de que sentías esto por mí. Pero tú eres mi maestra, alguien a quien admiro y respeto profundamente. No puedo corresponderte de la manera en que esperas".

Riley sintió cómo su corazón se rompía aún más al escuchar las palabras de Valentina. Sabía que su destino estaba sellado. Sin embargo, la presencia de Val le brindó una sensación de paz y consuelo que nunca había experimentado antes.

Los días siguientes se convirtieron en una lucha silenciosa contra la enfermedad que consumía su cuerpo. Los lirios del valle seguían floreciendo dentro de ella, recordándole constantemente su amor no correspondido por Valentina. Val visitaba a Riley con frecuencia, trayendo libros y música para animarla, pero ambas sabían que el final se acercaba rápidamente.

Una noche, Riley se despertó sintiendo una extraña calma. Sabía que su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin. Con manos temblorosas, pero decididas, tomó papel y pluma y escribió una carta para Valentina. En la carta, expresó todo lo que no había podido decir en persona: su amor eterno, su gratitud por haber sido parte de su vida y su deseo de que Val encontrara la felicidad y el éxito en su futuro.

Cuando Valentina llegó a la mañana siguiente, encontró a Riley acostada en su cama, rodeada de lirios del valle. La carta estaba colocada suavemente sobre su pecho, donde Riley había dejado sus últimas palabras. Val leyó la carta con lágrimas en los ojos, sintiendo un profundo dolor por la pérdida de su querida maestra y amiga.

Con el tiempo, Valentina guardó la carta como su tesoro más preciado. Aunque nunca pudo corresponder los sentimientos románticos de Riley, llevaba consigo el legado de amor y sacrificio que había aprendido de ella. Cada vez que veía lirios del valle, recordaba a Riley, quien había enseñado con su vida la profundidad del amor y la valentía de seguir el propio corazón, aunque eso signifique perderlo todo.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora