El campamento de hockey del colegio siempre era el evento más esperado del año. Para Riley y Val, era una oportunidad para demostrar sus habilidades en el campo y disfrutar de la camaradería con sus compañeras de equipo. Este año, sin embargo, el campamento sería diferente, aunque aún no lo sabían.
Riley era conocida por su velocidad y agilidad en el campo, mientras que Val era la estratega, siempre con una táctica ingeniosa en mente. Aunque se conocían desde hacía años, nunca habían sido particularmente cercanas. Eso cambió en el segundo día del campamento.
Durante un juego especialmente intenso, Val se lesionó el tobillo al intentar un movimiento arriesgado. Riley, que estaba cerca, corrió a ayudarla, levantándola del suelo y llevándola a la enfermería. Pasaron el resto del día juntas, con Riley cuidando de Val y asegurándose de que estuviera cómoda.
"Gracias, Riley. No sé qué hubiera hecho sin ti," dijo Val, sonriendo débilmente mientras Riley le ponía hielo en el tobillo.
"No hay de qué. Somos compañeras de equipo, ¿recuerdas? Nos cuidamos entre nosotras," respondió Riley, sonriendo de vuelta.
Esa noche, mientras las demás chicas estaban reunidas alrededor de la fogata, Riley y Val se quedaron en la cabaña, hablando de todo y nada. Descubrieron que tenían más en común de lo que pensaban. Sus conversaciones fluyeron con naturalidad, y ambas se sintieron más conectadas de lo que jamás habían estado con alguien más.
"¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras buscando algo, pero no sabes exactamente qué?", preguntó Val, mirando el techo de la cabaña.
"Todo el tiempo," admitió Riley. "Pero creo que es parte de la vida, ¿no? Encontrar lo que estamos buscando, eventualmente."
Val sonrió, asintiendo. "Sí, supongo que tienes razón."
El resto del campamento pasó rápidamente. Val se recuperó lo suficiente para participar en los últimos juegos, con Riley siempre a su lado, animándola. La relación entre ellas se volvió más cercana y especial, aunque ninguna de las dos lo mencionó explícitamente.
De regreso en el colegio, continuaron su amistad, pasando cada vez más tiempo juntas. Compartían almuerzos, estudiaban juntas y se apoyaban mutuamente en los partidos de hockey. Sin darse cuenta, se convirtieron en el centro de la vida de la otra.
Una tarde, mientras paseaban por el campus después de un partido particularmente duro, Riley se detuvo y miró a Val. "¿Te has dado cuenta de cuánto tiempo pasamos juntas ahora?"
Val sonrió, asintiendo. "Sí, lo he notado. Y no me importa en absoluto."
Riley se rió suavemente. "A mí tampoco. De hecho, creo que me gusta."
Val la miró, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nerviosismo. "¿Te gusta pasar tiempo conmigo?"
"Sí, mucho," respondió Riley, dando un paso más cerca. "De hecho, creo que me gustas tú."
El corazón de Val latía con fuerza. "Riley, yo también siento lo mismo."
Sin más palabras, se abrazaron, sintiendo que finalmente todo tenía sentido.
El último año de colegio pasó volando. Riley y Val se volvieron inseparables, no solo en el campo de hockey sino en todas las facetas de su vida. Celebraron juntas sus logros, se apoyaron en los momentos difíciles y soñaron con un futuro juntas.
El día de la graduación fue un torbellino de emociones. Después de la ceremonia, se encontraron a solas en un rincón tranquilo del campus.
"¿Recuerdas cuando me ayudaste en el campamento?", preguntó Val, sonriendo con nostalgia.
"Claro que sí. Fue el comienzo de todo," respondió Riley, tomando la mano de Val.
"Prométeme que siempre estaremos juntas, sin importar qué pase," dijo Val, sus ojos llenos de esperanza.
"Lo prometo," dijo Riley, con firmeza. "Porque sé qué estamos hechas la una para la otra."
Después de la graduación, Riley y Val se mudaron juntas a una pequeña ciudad donde Riley continuó su carrera en el hockey y Val se dedicó a la ingeniería. Construyeron una vida llena de amor y apoyo mutuo, enfrentando juntos todos los desafíos que se les presentaban.
Cada día, su amor se fortalecía. Recordaban con cariño cómo comenzó todo en aquel campamento de hockey, sabiendo que había sido el inicio de una historia que duraría para siempre.
Con el tiempo, sus vidas se entrelazaron de una manera tan natural que parecía predestinada. Se apoyaron en sus carreras, celebraron cada victoria y consolaron cada derrota. Sus amigos y familiares veían en ellas un ejemplo de amor verdadero y duradero.
Un día, mientras caminaban por el parque, Riley se detuvo y miró a Val con una sonrisa. "¿Recuerdas nuestra promesa?"
"¿Cómo podría olvidarla?", respondió Val, sonriendo de vuelta.
"Siempre estaré contigo, Val. No importa lo que pase," dijo Riley, sosteniendo su mano.
"Y yo contigo, Riley. Porque estamos hechas la una para la otra," respondió Val, besándola suavemente.
Bajo el sol brillante y con la brisa suave acariciando sus rostros, Riley y Val sabían que su amor era eterno. Desde aquel campamento de hockey hasta el presente, su viaje había sido extraordinario. Habían encontrado en cada una el complemento perfecto, un amor que superaba todas las pruebas del tiempo.
Y así, con cada nuevo día, continuaron escribiendo su historia, sabiendo que su amor era inquebrantable y que juntas podían conquistar el mundo.
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OneShots (Val X Riley)
Randomʙᴜᴇɴᴏᴏ ᴀʜᴏʀᴀ ʜᴀᴄᴇʀ ᴍɪᴇʀᴅᴀs ʜᴏᴍᴏsᴇxᴜᴀʟᴇs ᴅᴇ ᴇsᴀs ᴅᴏs 😸 13 Julio 2024 puesto 19 en Riley