Mi ladrona

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En una bulliciosa ciudad de Latinoamérica, donde las luces de los neones parpadeaban y los ritmos de reguetón llenaban las calles, vivía Riley, una joven conocida por su destreza para robar. Era una chola típica, con su cabello oscuro siempre en una coleta alta, ropa holgada y tatuajes que contaban historias de su vida en el barrio.

Una noche, mientras se movía entre la multitud buscando su próximo objetivo, vio a Valentina, una gringa millonaria que parecía perdida en la ciudad. Valentina, con su pelo rubio y ropa de diseñador, destacaba como un faro en la noche. Riley no pudo evitar fijarse en su costoso reloj y su bolso de marca.

Riley se acercó con su habitual destreza, lista para hacer su movimiento. Pero justo cuando estaba a punto de deslizar su mano en el bolso de Valentina, algo inesperado ocurrió. Valentina, al sentir la presencia de Riley, giró y, en un malentendido provocado por la barrera del idioma y la confusión del momento, tomó la mano de Riley y la sonrió.

"¡Amor, finalmente te encontré!", exclamó Valentina en un español rudimentario, creyendo que Riley era su guía local, contratada por su asistente para mostrarle la ciudad. Riley, atrapada y sin saber qué hacer, decidió seguirle el juego.

Durante los días siguientes, Riley y Valentina pasaron mucho tiempo juntas. Valentina, creyendo que Riley era su guía, se sorprendió gratamente por la "autenticidad" de las experiencias que vivía: los mercados locales, la comida callejera, y los barrios que, de otro modo, nunca habría conocido. Riley, por su parte, se encontró en una posición extraña. Cada día planeaba la mejor manera de robar a Valentina, pero algo en la inocencia y la bondad de Valentina la hacía dudar.

Poco a poco, Riley comenzó a conocer más sobre Valentina. Descubrió que, a pesar de su riqueza, Valentina llevaba una vida solitaria y ansiaba una conexión genuina. Por otro lado, Valentina quedó fascinada por la valentía y la vivacidad de Riley, admirando su ingenio y su conocimiento de la ciudad.

Una noche, después de una cena en un restaurante pequeño y acogedor, Valentina se acercó a Riley y la besó bajo las luces titilantes de la ciudad. Fue un beso lleno de sorpresa, pero también de algo más profundo que ambas sentían, pero no podían nombrar.

Riley sabía que tenía que contarle la verdad a Valentina. Llevada por el momento y la creciente culpa, decidió confesar. "Val, hay algo que tienes que saber," comenzó Riley, con su voz temblorosa. "No soy quien crees que soy. No soy tu guía. Soy... soy una ladrona."

Valentina la miró, sorprendida, pero no apartó la mirada. "Lo sé," respondió suavemente. "Lo supe hace días. Pero también sé qué hay más en ti que solo eso."

Riley quedó sin palabras. Valentina tomó su mano y sonrió. "Quiero estar contigo, Riley. Pero necesitamos ser honestas. Dejemos el pasado atrás y construyamos algo nuevo, juntas."

Esa noche, Riley decidió dejar atrás su vida de delitos. Con el apoyo de Valentina, encontró la fuerza para cambiar. Juntas, comenzaron una nueva vida, donde las barreras de su pasado se desvanecieron ante el poder de su amor.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora