𝓐𝓶𝓸𝓻 𝓼𝓪𝓵𝓿𝓪𝓳𝓮

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En lo profundo de la selva amazónica, lejos de la civilización moderna, existía una tribu llamada los K'awarir. Vivían en armonía con la naturaleza, cazando y recolectando para su sustento, y manteniendo sus tradiciones ancestrales vivas. Valentina, conocida cariñosamente como Val, era la princesa de esta tribu. Su padre, el cacique, la había entrenado desde pequeña en las artes de la caza y la supervivencia, preparándola para ser una líder fuerte y capaz.

Val era una joven valiente y decidida, amada por su pueblo por su bondad y su destreza en la caza. Un día, como parte de sus deberes, Val decidió ir de caza para proveer carne fresca para su tribu. Junto con un grupo de cazadores, se adentró en la densa selva, confiada en sus habilidades y en la protección de los espíritus de sus ancestros.

Sin embargo, aquel día el destino tenía otros planes. Mientras perseguía a un ciervo, Val se separó de su grupo y se encontró cara a cara con un feroz jabalí salvaje. El animal, en un acto de defensa, la embistió con tal fuerza que Val fue lanzada al suelo, golpeando su cabeza contra una roca y perdiendo el conocimiento.

Lejos de allí, Riley, una turista aventurera y amante de la naturaleza, había decidido explorar la selva amazónica. Siempre había sentido una fascinación por las culturas indígenas y la belleza salvaje de la naturaleza. Durante su exploración, escuchó ruidos extraños y, siguiendo su instinto, se adentró en la dirección de los sonidos. Pronto encontró a Val, inconsciente y herida, con el jabalí aun merodeando cerca.

Riley, sin pensarlo dos veces, ahuyentó al jabalí con un palo y se acercó a Val. Al ver la gravedad de sus heridas, decidió actuar rápidamente. Con gran esfuerzo, cargó a Val sobre sus hombros y comenzó a caminar en busca de ayuda. La selva era densa y el camino arduo, pero Riley no se dio por vencida. Después de varias horas, encontró un claro donde pudo improvisar un campamento y comenzó a tratar las heridas de Val con los pocos suministros que tenía.

Val recuperó la conciencia lentamente, sintiéndose desorientada y débil. Al abrir los ojos, se encontró con la mirada preocupada de Riley, una chica de cabello rubio y ojos azules que irradiaban determinación y bondad.

—¿Quién eres? —preguntó Val con voz débil.

—Soy Riley. Te encontré herida en la selva. ¿Cómo te sientes? —respondió Riley suavemente.

—Me duele todo... pero gracias por salvarme —dijo Val, intentando sentarse.

Riley la ayudó con cuidado, asegurándose de que no se esforzara demasiado. Durante los días siguientes, Riley cuidó de Val con dedicación, proporcionándole alimentos, agua y tratamientos para sus heridas. Poco a poco, Val comenzó a recuperar fuerzas, y durante este tiempo, las dos chicas empezaron a conocerse mejor.

Val quedó impresionada por la valentía y la determinación de Riley, quien había arriesgado su propia seguridad para salvarla. Por su parte, Riley se sintió atraída por la fuerza y la nobleza de Val, así como por su conexión profunda con la naturaleza. A medida que pasaban los días, una amistad sincera comenzó a florecer entre ellas, y con el tiempo, esos sentimientos se transformaron en algo más profundo.

Cuando Val estuvo lo suficientemente recuperada, decidió que era hora de regresar a su tribu. Aunque había crecido muy unida a Riley, extrañaba a su familia y su hogar. Riley, comprendiendo los sentimientos de Val, la acompañó en su viaje de regreso. El camino de vuelta fue difícil, pero juntas lograron superar cada obstáculo, fortaleciendo aún más su vínculo.

Al llegar a la aldea, los K'awari recibieron a Val con gran alegría y alivio. El cacique, su padre, estaba profundamente agradecido con Riley por haber salvado a su hija y la acogió como una amiga de la tribu. Durante su estancia en la aldea, Riley aprendió mucho sobre las costumbres y tradiciones de los K'awari, integrándose cada vez más en su modo de vida.

Sin embargo, a pesar de su amor por Val y su creciente aprecio por la tribu, Riley no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar. El choque cultural era significativo, y aunque hacía todo lo posible por adaptarse, sabía que su corazón pertenecía a dos mundos diferentes.

Un día, mientras Riley y Val paseaban por la orilla del río, Riley expresó sus sentimientos.

—Val, amo estar contigo y me he encariñado mucho con tu tribu, pero no puedo evitar sentirme fuera de lugar aquí. Todo es tan diferente de lo que conocía.

Val la miró con comprensión y ternura.

—Riley, entiendo lo que sientes. Yo también he experimentado el choque de nuestros mundos, pero lo que más importa es que estamos juntas. Nuestro amor puede superar cualquier barrera. Además, hay algo que quiero preguntarte.

—¿Qué es? —preguntó Riley, intrigada.

Val tomó la mano de Riley y la miró a los ojos.

—Riley, ¿te casarías conmigo? Quiero que seas mi compañera de vida y que gobernemos juntas mi tribu. Tu valentía y tu amor me han mostrado que eres la persona con la que quiero pasar el resto de mis días.

Riley se quedó sin palabras, con el corazón acelerado por la emoción. Nunca había imaginado que algo así podría suceder, pero en ese momento, supo que su amor por Val era lo suficientemente fuerte para enfrentar cualquier desafío.

—Sí, Val. Me casaré contigo. Te amo y quiero estar a tu lado, sin importar dónde estemos —respondió Riley con lágrimas de felicidad en los ojos.

La noticia de su compromiso fue recibida con alegría por la tribu. Se organizó una gran ceremonia de matrimonio, donde ambas chicas intercambiaron votos bajo la luz de la luna, rodeadas por su familia y amigos. Val y Riley se convirtieron en esposas, uniendo no solo sus corazones sino también a sus pueblos.

Juntas, Val y Riley gobernaron la tribu con sabiduría y compasión. Riley aportó nuevas ideas y conocimientos del mundo exterior, mientras Val mantuvo vivas las tradiciones y la cultura de los K'awari. Juntas, crearon un puente entre dos mundos, demostrando que el amor y la comprensión podían superar cualquier barrera cultural.

Con el tiempo, la tribu floreció bajo su liderazgo, convirtiéndose en un ejemplo de armonía y cooperación. Val y Riley, unidas por un amor que trascendía cualquier diferencia, demostraron que las verdaderas fronteras no son las que separan las tierras, sino las que dividen los corazones.

Bajo la luz de la luna, sus sombras se entrelazaban, formando una sola. Val, la princesa de la selva, y Riley, la valiente turista, encontraron en su amor la fuerza para enfrentar cualquier adversidad. Gobernaron juntas con amor y justicia, y su historia se convirtió en una leyenda que inspiró a generaciones futuras a creer en el poder transformador del amor verdadero.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora