Riley siempre había sido un alma libre, un amante de la vida y de sus múltiples placeres. Su sonrisa encantadora y su personalidad magnética atraían a cualquiera que se cruzara en su camino. En sus veintiocho años de vida, había tenido más aventuras amorosas de las que podía contar, y cada una de ellas había dejado una huella en su corazón, pero ninguna había logrado mantenerla atrapada por mucho tiempo.
La noche en que todo cambió, Riley estaba en uno de sus lugares favoritos, un bar elegante en el centro de la ciudad. El ambiente era perfecto: luces tenues, música suave y una atmósfera cargada de posibilidades. Estaba absorta en una conversación trivial con su última conquista, una mujer cuya cara ya empezaba a desvanecerse en su memoria, cuando algo llamó su atención.
Valentina, o Val como prefería que la llamaran, entró al bar con una presencia que no podía ignorarse. Con solo diecinueve años, emanaba una confianza y una seguridad en sí misma que muchas personas no lograban en toda una vida. Su pelo oscuro caía en suaves ondas sobre sus hombros y sus ojos, de un azul intenso, parecían ver a través de las máscaras que todos llevaban. Riley la observó mientras se acercaba a la barra y pidió una copa de vino con una voz suave pero firme.
Algo en Val la intrigó de inmediato. Tal vez era la forma en que se mantenía apartada, observando el entorno con una calma que contrastaba con la energía vibrante del lugar. O quizás era la manera en que sus labios se curvaban en una leve sonrisa cuando creía que nadie la miraba. Riley, siempre en busca de nuevos desafíos, decidió que debía conocerla.
"Hola, ¿te gustaría compañía?", preguntó Riley, acercándose con su característica sonrisa.
Val la miró de arriba abajo, evaluándola. "Depende. ¿Tienes algo interesante que decir?"
Riley se rió, sorprendida por la respuesta directa. "Creo que puedo encontrar algo que te interese. Soy Riley."
"Val," respondió ella, extendiendo una mano. Al tocarla, Riley sintió una extraña corriente de energía, como si algo dentro de ella hubiera despertado.
Pasaron la noche hablando de todo y de nada. Val resultó ser una caja de sorpresas, con opiniones fuertes y una inteligencia aguda que mantenía a Riley en vilo. A diferencia de sus aventuras anteriores, con Val no había espacio para juegos o superficialidades. Cada palabra que intercambiaban parecía tener un peso, una importancia que Riley no había sentido antes.
Las semanas pasaron y Riley se encontró pasando más tiempo con Val. Poco a poco, su vida comenzó a cambiar. Las apuestas, las noches de fiesta, las conquistas efímeras, todo empezó a perder su atractivo. Cada vez que estaba con Val, sentía que descubría una nueva parte de sí misma, una parte que había estado oculta bajo capas de hedonismo y autoindulgencia.
Un día, mientras paseaban por el parque, Val se detuvo y miró a Riley con seriedad. "¿Por qué estás conmigo?", preguntó.
Riley se quedó paralizada por un momento, sorprendida por la pregunta directa. "Porque... porque contigo todo es diferente. No me preocupa el tiempo ni el qué dirán. Contigo, siento que estoy viendo el mundo por primera vez."
Val sonrió suavemente y tomó la mano de Riley. "Siempre he sido muy cautelosa con mis sentimientos, Riley. He visto a muchas personas ir y venir, y sé lo que es ser lastimada. Pero contigo, siento que puedo ser yo misma. Y eso, para mí, lo cambia todo."
Riley la miró a los ojos y supo que estaba diciendo la verdad. "Val, quiero que sepas que he sido muchas cosas en mi vida: una amante, una adicta a las apuestas, una artista narcisista y sinvergüenza. Pero contigo, quiero ser algo más. Quiero ser alguien en quien puedas confiar, alguien que pueda hacerte feliz."
Val se acercó y le dio un beso suave en los labios. "Entonces, demuéstramelo. Demuéstrame que no es tan perro el amor."
Los meses siguientes fueron un torbellino de descubrimientos y crecimiento para ambas. Riley dejó sus viejos hábitos y se concentró en construir una vida más estable. Encontró un trabajo como fotógrafa, algo que siempre había sido su pasión, pero que nunca había perseguido en serio. Val, por su parte, continuó con sus estudios de derecho, apoyando a Riley en cada paso del camino.
Un día, mientras estaban sentadas en el balcón de su apartamento, viendo el atardecer, Val se volvió hacia Riley. "¿Sabes? Siempre pensé que el amor era algo complicado y doloroso. Algo que eventualmente te dejaría una cicatriz. Pero contigo, he aprendido que el amor puede ser sencillo y hermoso. Que no tiene que ser tan perro."
Riley la abrazó, sintiendo una calidez en su pecho. "Y yo he aprendido que el amor verdadero no se encuentra en los placeres momentáneos, sino en la conexión genuina y en el apoyo mutuo. Contigo, he encontrado un hogar."
Se besaron bajo el cielo teñido de colores cálidos, sabiendo que habían encontrado algo raro y precioso. Algo que valía la pena cuidar y proteger. Porque ahora que se tenían el uno al otro, sabían que el amor no era tan perro después de todo.
El cambio en Riley no fue inmediato, pero fue profundo y real. Cada día con Val la hacía ver el mundo de una manera diferente. Empezó a valorar cosas que antes le parecían triviales: una tarde tranquila en casa, una conversación sincera, la risa compartida en momentos inesperados. Val la enseñó a apreciar la simplicidad y la belleza de lo cotidiano.
Hubo días difíciles, por supuesto. Riley luchaba contra sus viejos hábitos, sus impulsos de buscar la emoción rápida y fácil. Pero cada vez que sentía que podía recaer, recordaba las palabras de Val y el compromiso que había hecho con ella misma. Quería ser alguien digno del amor de Val, alguien que pudiera construir un futuro sólido y feliz.
Una tarde de otoño, mientras paseaban por el parque donde todo había comenzado, Riley se detuvo y miró a Val con una intensidad que hizo que el corazón de Val latiera más rápido.
"Val," dijo Riley, tomando sus manos. "Nunca he sido buena con las palabras, pero quiero que sepas que todo lo que soy ahora es gracias a ti. Me enseñaste que el amor no tiene que ser un juego, que puede ser algo real y duradero. Quiero pasar el resto de mi vida demostrando que merezco tu amor."
Val sonrió, sintiendo una oleada de emociones. "Y yo quiero pasar mi vida contigo, Riley. Hemos recorrido un largo camino juntas, y sé que aún hay más por descubrir. Pero mientras estemos juntas, sé que podremos con todo."
El compromiso entre ellas se profundizó con el tiempo. Val se graduó con honores y comenzó a trabajar en una firma de abogados, defendiendo a aquellos que no podían defenderse por sí mismos. Riley, por su parte, se estableció como fotógrafa, ganando reconocimiento por su capacidad para capturar la esencia de las personas en sus retratos.
A lo largo de los años, enfrentaron desafíos y triunfos. Aprendieron a apoyarse mutuamente, a comunicarse de manera abierta y a resolver sus diferencias con respeto y amor. Cada obstáculo superado solo fortaleció su vínculo.
Una noche, mientras celebraban su quinto aniversario juntas, Riley preparó una cena especial en su apartamento. Las luces eran suaves, y la música de fondo creaba un ambiente íntimo y acogedor. Después de la cena, Riley llevó a Val al balcón, donde una vista impresionante de la ciudad se desplegaba ante ellas.
"Val," comenzó Riley, su voz llena de emoción. "Estos últimos cinco años han sido los mejores de mi vida. Contigo, he encontrado una paz y una felicidad que nunca creí posibles. Quiero seguir construyendo nuestro futuro juntas, sin importar lo que venga. ¿Te casarías conmigo?"
Val sintió las lágrimas llenar sus ojos mientras asentía, incapaz de hablar. Se abrazaron, riendo y llorando al mismo tiempo, sabiendo que habían encontrado algo verdaderamente especial.
La vida continuó, y su amor solo creció con el tiempo. Tuvieron sus altibajos, como cualquier pareja, pero siempre encontraron la manera de volver a conectarse y recordar por qué se habían enamorado en primer lugar. Riley y Val se convirtieron en un equipo imparable, enfrentando el mundo juntas y construyendo una vida llena de amor, respeto y alegría.
Un día, mientras estaban sentadas en el mismo balcón donde Riley había propuesto matrimonio, Val tomó la mano de Riley y la miró con amor. "¿Recuerdas cuando nos conocimos?", preguntó.
Riley sonrió. "Claro que sí. Fue el día en que todo cambió para mí. El día en que descubrí que el amor no tenía que ser complicado ni doloroso. Que podía ser simple y hermoso."
Val asintió, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad. "Y cada día desde entonces ha sido una bendición. Contigo, he encontrado mi hogar."
Se besaron bajo el cielo estrellado, sabiendo que su amor era un faro de esperanza y felicidad en un mundo a menudo complicado y desafiante. Porque ahora que se tenían el uno al otro, sabían que el amor no era tan perro después de todo.
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OneShots (Val X Riley)
Randomʙᴜᴇɴᴏᴏ ᴀʜᴏʀᴀ ʜᴀᴄᴇʀ ᴍɪᴇʀᴅᴀs ʜᴏᴍᴏsᴇxᴜᴀʟᴇs ᴅᴇ ᴇsᴀs ᴅᴏs 😸 13 Julio 2024 puesto 19 en Riley