Desconocidas

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Riley caminaba por las calles de la ciudad, perdida en sus pensamientos, cuando sus ojos se encontraron con los de Valentina. Era una noche fresca de primavera, y la luz de la luna pintaba sus rostros con un brillo plateado. No se conocían, pero algo en la mirada de Valentina la atrajo de inmediato. Era como si el universo las hubiera reunido en ese momento, guiadas por un destino misterioso pero irresistible.

Valentina, intrigada por la intensidad en los ojos de Riley, se acercó con una sonrisa cautivadora. "Hola", dijo con voz suave, rompiendo la barrera del silencio entre ellas. Riley devolvió la sonrisa, sintiendo una conexión instantánea que no podía explicar con palabras. Sin mediar más, comenzaron a conversar como si fueran viejas amigas que se reencuentran después de mucho tiempo separadas.

Caminaron juntas por las calles adoquinadas, compartiendo risas nerviosas y miradas cómplices. Hablaron de sus vidas, de sus sueños y pasiones, descubriendo similitudes en lugares inesperados. La química entre ellas era innegable, una mezcla de deseo y curiosidad que flotaba en el aire como la fragancia de las flores nocturnas.

Terminaron en un pequeño bar de jazz, donde la música suave y las luces tenues creaban un ambiente íntimo y acogedor. Se sentaron cerca una de la otra, compartiendo una botella de vino tinto que parecía destinada a sellar el momento especial que estaban viviendo. Entre risas nerviosas y miradas profundas, la tensión entre ellas se intensificó, creando una corriente eléctrica que las envolvía.

Con cada copa compartida, sus manos se rozaban más frecuentemente, hasta que finalmente, Valentina tomó la iniciativa y llevó a Riley a la pista de baile. Bailaron juntas, cuerpos pegados, moviéndose al ritmo sensual de la música. La proximidad física entre ellas solo avivaba el fuego de su atracción mutua, como si estuvieran destinadas a encontrarse esa noche bajo la mirada cómplice de la luna.

Al final de la noche, decidieron continuar la velada en el apartamento de Valentina. El ascensor subió lentamente, lleno de anticipación y deseo contenido. Al llegar, se encontraron en un espacio íntimo iluminado por velas, donde se dejaron llevar por la pasión que habían estado conteniendo toda la noche. Besos ardientes y caricias tiernas se mezclaron en un torbellino de emociones y sensaciones, cada gesto cargado de significado y anhelo.

Riley exploró cada centímetro de la piel suave de Valentina, mientras esta última respondía con gemidos ahogados y susurros de placer. Se entregaron la una a la otra, sin reservas ni inhibiciones, explorando sus cuerpos como si quisieran grabar cada detalle en sus mentes y corazones. En ese santuario de amor y deseo compartido, el tiempo parecía detenerse mientras se descubrían mutuamente en un nivel más profundo y significativo.

Después de horas de pura conexión física y emocional, se encontraron en la cama, abrazadas y jadeantes, con la luna llena observando su amor recién descubierto. Hablaron hasta el amanecer, compartiendo historias, sueños y esperanzas para el futuro. Descubrieron que tenían mucho más en común de lo que nunca hubieran imaginado, cada confesión y risa fortaleciendo el vínculo que habían forjado en una sola noche.

En los días siguientes, Riley y Valentina no pudieron separarse. Descubrieron que aquella noche de pasión había sido solo el comienzo de algo mucho más profundo. Se enamoraron perdidamente, explorando juntas cada rincón de sus almas y construyendo un futuro juntas. Se apoyaron mutuamente en sus sueños y desafíos, encontrando en el otro un refugio seguro y un compañero de vida.

Viajaron juntas, experimentaron nuevas aventuras y se apoyaron en los momentos difíciles. Cada día, su amor se fortalecía más, tejido con risas, complicidad y la chispa que había surgido en aquella primera noche. Con el tiempo, decidieron formalizar su amor con un compromiso profundo y sincero. Celebraron su unión rodeadas de amigos y familiares, con la misma luna llena que había sido testigo de su inicio.

Riley y Valentina, dos extrañas que se encontraron bajo la luz de la luna, ahora eran inseparables, unidas por un amor que había crecido y florecido con cada amanecer. Cada noche, se acurrucaban juntas bajo las estrellas, recordando la magia de aquella primera noche juntas y agradeciendo al destino por haberlas reunido.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora