Del sabor al corazón

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Riley siempre había sido una persona que se había ganado su lugar en el mundo a través del trabajo duro y la pasión desbordante por la cocina. Desde joven, encontró consuelo y satisfacción en la creación de platos que no solo alimentaban el cuerpo, sino que también alimentaban el alma. No fue fácil para ella; proveniente de una familia humilde, tuvo que luchar contra los prejuicios y las expectativas de otros que nunca comprendieron su amor por la gastronomía. Pero Riley no se dejó intimidar. Desde el momento en que pisó una cocina profesional, supo que ese era su lugar en el mundo.

Valentina, o simplemente Val, como prefería ser llamada, era todo lo contrario. Criada en una familia adinerada, había vivido rodeada de lujo y comodidades desde que tenía memoria. Aunque poseía una belleza y una elegancia natural, siempre había sentido que algo le faltaba en la vida. Mientras que los eventos y las fiestas llenaban su agenda, en su corazón anhelaba algo más profundo, algo que le diera verdadero significado a su vida.

El destino las unió de una manera inesperada. Val, decidida a organizar una cena exclusiva para impresionar a algunos socios comerciales importantes, había decidido contratar a la mejor chef de la ciudad para asegurarse de que todo fuera perfecto. Después de una exhaustiva búsqueda, encontró a Riley, cuya reputación en el mundo culinario era tan sólida como sus principios.

Riley, por su parte, tenía una aversión innata hacia las personas adineradas como Val. Las veía como representantes de todo lo que detestaba: la superficialidad, la arrogancia y la falta de aprecio por el verdadero valor del trabajo duro. Sin embargo, ante la tentadora oferta económica y la oportunidad de mostrar su talento en un escenario tan exclusivo, Riley finalmente aceptó el trabajo, aunque no sin reservas.

El primer encuentro entre ellas fue todo menos amistoso. Riley llegó a la mansión de Val, con su uniforme de chef impecable y una mirada de desaprobación que no trató de ocultar.

—Gracias por aceptar el trabajo, Riley —dijo Val con una sonrisa amable—. He escuchado maravillas sobre tus habilidades culinarias.

Riley respondió con frialdad, sin esconder su desagrado.

—Estoy aquí por el trabajo, no por tus halagos. No me interesa impresionar a tus amigos ricos.

Val arqueó una ceja ante la franqueza de Riley, pero decidió no dejar que eso la desanimara.

—Entiendo. Pero espero que puedas poner tu mejor esfuerzo. Quiero que esta cena sea inolvidable.

Los días previos a la cena fueron intensos. Riley se sumergió completamente en la preparación del menú, dedicando horas interminables a cada detalle. Val, intrigada por la actitud de Riley, decidió visitarla a menudo en la cocina para observarla, trabajar y, tal vez, conocerla mejor.

Una tarde, mientras Riley estaba concentrada en la preparación de un plato complejo, Val entró en la cocina.

—Huele, delicioso aquí —comentó Val, tratando de iniciar una conversación—. ¿Qué estás preparando?

Riley, sin levantar la vista, respondió de manera escueta:

—Estofado de cordero con hierbas frescas. Es un plato que siempre sorprende.

Val se acercó un poco más, sintiéndose atraída por la seriedad y la dedicación de Riley.

—¿Siempre has querido ser chef?

Riley finalmente levantó la vista y, por primera vez, notó la genuina curiosidad en los ojos de Val.

—Desde que era niña. Mi abuela me enseñó los secretos de la cocina y desde entonces supe que quería dedicarme a esto.

OneShots (Val X Riley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora