CAPITULO 40

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Aemond se levantó y miro la luz entrar por las ventanas, unas risas lo hicieron fruncir el ceño, pero recordó que ya no estaba solo en la habitación del Rey.

-Joffrey vuelve aquí. - lo llamo Rhaena. -No debimos hacer tanto ruido, es muy temprano lo vamos a despertar. - intento susurras ella, pero su voz se escuchaba muy claramente.

Aemond sonrió al escucharla, se levantó y camino hasta la puerta que los separaban y abrió la puerta sin llamar.

Joffrey corría por el espacio y cuando vi la puerta abierta tomo la oportunidad y salió de la habitación.

-Joffrey. - lo llamo ella con un toque de desesperación, pero la alegría seguí ahí.

Aemond vio como ella lo iba a seguir, pero la tomo de la cintura antes de que pasara por su lado y la pego a él, frente a frente. Rhaena puso sus manos en el pecho de él para evitar un impacto por la fuerza.

-Déjalo, es un niño con mucha energía. - dijo él pegándola más a él y paso su nariz por el cuello de ella, Rhaena se quedó quieta por la sensación y por instinto dejo su cuello más expuesto, Aemond sonrió levemente y dejo un beso en el cuello pasando su lengua haciendo que ella soltara un pequeño gemido, pero Rhaena se obligó a bajar de esa nube y lo alejo de ella con fuerza.

-No debemos hacer esto, te casaras. - recodo más para ella que para él.

Aemond la tomo de la cabeza para que la mirara.

-Soy tuyo y tú mía. - escuchar su Valyrio la hizo estremecerse.

-No somos nada. - susurro ella mirando con desafío a su primo.

Se zafo del agarré y salió en busca de Joffrey que comía tranquilamente los postres que las sirvientas habían dejado hace unos momentos.

-Joffrey. - lo llamo con preocupación quitándole el postre. -¿Qué te he dicho? - lo regaño.

Joffrey bajo la cabeza triste, pero Rhaena dejó salir el aire y se resignó.

-Ya deben de saber en la fortaleza que pruebo la comida, mi madre y abuelo no se arriesgaría tanto. - comento él para sentarse a comer junto con el niño.

Rhaena miro a su hermano que sonreía al tomar una galleta que le daba Aemond.

-Solo debes esperar a que él lo pruebe. - recordó ella a su hermano.

-Está bien, prometo esperar. - aseguro el niño.

Los tres comieron, pero Rhaena aún sentía el toque de Aemond en ella, sentía su parte baja humedecer al recordar su primera vez con él, se removió en la silla incómoda porque no era correcto y no era el momento para ello, eran rehenes y debía recordarlo.

Aemond se preparó para su día, pero miro al niño que miraba por la ventana, Rhaena estaba en la habitación cambiándose.

-¿Estás aburrido? - pregunto Aemond al niño.

Joffrey lo miró e hizo una mueca que le fue graciosa y tierna.

-Siempre, estos días siempre estoy encerrado. - dijo decaído.

-Vamos entonces, tengo que atender unos asuntos, pero puedes acompañarme. - dijo Aemond arriesgándose a mostrar al joven enfrente de la corte y el consejo.

Joffrey corrió para tomar su mano y poder salir de ahí, estaba desesperado por salir.

-Cuídala y avísale que me lleve a Joffrey conmigo. - ordenó Aemond a Ser Clark.

Ambos caminaban por los pasillos, todos los que se encontraban hacían una reverencia al futuro Rey.

Aemond se topó con su madre, Alicent miro al niño y podía sentir el arrepentimiento por qué aún podía ver el terror del niño al verla.

DANZA DE DRAGONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora