Capítulo 32

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No volví a dormir en toda la noche.

Apenas conseguí darme un baño caliente para luego mantener los ojos abiertos como un maldito búho. 

En cuanto pequeños rayos de sol se empezaron a colar por la ventana de la habitación me levante con motivación, hoy es el día. 

Pero antes necesito solucionar algunos temas pendientes. 

Es por eso que me pongo en marcha, rápidamente me cambio el atuendo y me coloco la capa. 

Aún es demasiado temprano como para que haya otros estudiantes levantados y eso nos juega a favor. 

Me deslizo por la habitación con una movilidad deslumbrante y en tan solo diez minutos llego al punto de encuentro. 

No puedo evitar tensarme mientras espero a que llegue.

Prendo un cigarrillo y me siento en una de las cornisas desviando los ojos para centrarme en el lento amanecer, una sensación cálida se instala en mi pecho a pesar del frío que hace. 

Pronto, el cigarro se convierte en el primero de muchos. 

Me muerdo las uñas al notar que ha pasado media hora y todavía no ha llegado, intento mantener la calma aunque no sirve de nada. 

Los minutos esperando se convierten en horas y mi paciencia se termina en cuanto los murmuros en los pasillos se convierten en un barullo insoportable. 

Al final, termino desperdiciando toda la puta mañana esperando al imbécil de Harry.  

Al principio no puedo evitar echarle la culpa a Sophie, tal vez se equivocó a la hora de escribir la carta y dejarla en su habitación.

Quizás no la dejó en un lugar visible justamente para que nadie más pueda leerla. 

El filo de la daga se roza contra mis costillas provocando un escalofrío sobre mi cuerpo, lo único que hace es recordarme el motivo por el que lo cité. 

Sin embargo, abandono cualquier intento de maniobra cuando el campanario anuncia las doce, ya es de mediodía.  

Seis horas esperándolo para que no se presente en ningún puto momento, ni siquiera tuvo la decencia de mandar a alguien en su lugar. Es como si le importará una mierda lo que tengo para decirle.

Si esa es su voluntad se quedará así, nunca sabrá qué fue lo que sucedió con su mejor amigo. 

Salgo de la torre caminando con prisa, mejor dicho corriendo.

Siguiendo Tus LatidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora