Capítulo 43: Un Gran despertar (parte 2)

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Despacho del Director de Hogwarts

Lunes 29 de junio 1995 — 8:57 am.

En la oficina de Albus Dumbledore, la atmósfera estaba cargada de anticipación. El director de Hogwarts entró con paso decidido, su túnica ondeando a su alrededor. Coloco la carta de la señora Lana Gracee en su cajón antes de cerrarlo con un movimiento de varita. Sentada en una silla frente a su escritorio, Augusta Longbottom lo esperaba, su postura rígida y su expresión severa, pero justa.

—Es un placer tenerla aquí esta mañana, Augusta —saludó Dumbledore, tomando asiento detrás de su escritorio— Lamento la demora, espero que la espera no la haya importunado. Como comprenderá, he estado ocupado con el asunto del rescate a los estudiantes.

—Buenos días, Albus —respondió Augusta, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto— Entiendo que ya los chicos aparecieron. Gracias a Merlín.

—Así es... pero solo dos de ellos con vida me temo.

—Eso es lamentable.

Dumbledore tomó un momento para observar a la mujer frente a él. Augusta Longbottom era conocida por su carácter firme y su lealtad inquebrantable. Había sido una aliada valiosa en el pasado, y ahora, con los recientes acontecimientos del 24 de junio, su ayuda sería crucial.

—Augusta, te he llamado aquí por una razón muy importante —comenzó Dumbledore, su tono grave—. Como ya Minerva te habrá informado, sabes que Voldemort ha regresado, y con él, la amenaza del mal que tanto tememos. Es hora de reformar la resistencia, de volver a formar la Orden del Fénix.

Augusta asintió, su expresión endureciéndose al escuchar el nombre del mago oscuro. El mago que le quito de sus manos a su querido hijo y a su nuera, dejándolos a merced de medicamentos y pociones, en el confinamiento de un hospital. A pesar de lo inesperada de la noticia, era raro que algo así sorprendiera a una mujer como Augusta, quien siempre creyó al igual que muchos allegados a la antigua orden del Fenix, que Voldemort no había desaparecido del todo esa noche de Halloween hace 14 años.

—Esto sí que es una tragedia, Albus. ¿Qué necesitas de mí?

Dumbledore se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con determinación—Necesito pedirte un enorme favor, Augusta. Quisiera saber si podrías prestar tu mansión como cuartel general de la Orden. Necesitamos un lugar seguro donde reunirnos y planificar nuestra lucha contra el Señor Oscuro.

Augusta no dudó ni un instante. Su respuesta fue inmediata y firme —Por supuesto, Albus. Eso es lo que hubiera querido mi Frank si estuviera aquí con nosostros. Mi hogar está a tu disposición y a la de la Orden.

Dumbledore sonrió, agradecido por la rápida aceptación de Augusta —Gracias, Augusta. Tu apoyo es invaluable. Juntos, podremos enfrentar esta oscuridad y proteger a aquellos que amamos.

Augusta asintió, su mirada llena de determinación apretando el bastón que descansaba en su regazo —Haremos lo que sea necesario, Albus. No permitiremos que Voldemort destruya todo lo que hemos construido. Me rehusó a que mi nieto viva en una segunda era oscura. Ya ha pasado por suficiente sufrimiento —Dijo siendo una de las pocas que se atrevía a mencionar ese nombre en voz alta.

Con esas palabras, la alianza entre Dumbledore y Augusta se selló, y la resistencia contra el mal comenzó a tomar forma una vez más. La Orden del Fénix renacía, lista para enfrentar la oscuridad que se avecinaba.

Hospital Holly Green.

Sala de descanso para el personal, 2° piso.

Lunes 29 de Junio 1995 — 12:03 pm.

Harry Potter: El Cuervo Entre el Ciervo y la Nutria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora