Capítulo 26: Antes de la segunda prueba

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Planta baja de Hogwarts

10 de Febrero 1955 – 02:29 pm

Emely caminaba por el pasillo de la planta baja en camino a ver a Granger. Después de ver que desde hace días Harry parecía estar entrenando sin su ayuda luego de la conversación que habían tenido la última vez en el refugio. Decidió ver que avances había hecho su mascota favorita con respecto al huevo de oro. Así al menos podría decir que seguía apoyándolo de alguna forma en el torneo después de que Harry le hiciera el favor de averiguar más sobre su hermano con la chica Hufflepuff. Por lo que se había acercado a Granger en la biblioteca y esta le dijo que si quería saber más sobre la investigación tendría que ayudarla a llevarla a cabo. Cosa que fastidio mucho a Emely. Ella prefería ayudar con hechizos y estrategias, no con acertijos. Estaba harta de los acertijos.

 Un grupo de cinco estudiantes de primer año, todos con el escudo de Slytherin en sus túnicas, corrían por el pasillo en dirección contraria a la que debían

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Un grupo de cinco estudiantes de primer año, todos con el escudo de Slytherin en sus túnicas, corrían por el pasillo en dirección contraria a la que debían. Emely reconoció a algunos de ellos. Había estado las últimas semanas sirviendo como una especie de chaperona junto con Daphne para los estudiantes más jóvenes. Se preguntó qué estarían haciendo.

—¡Eh, ustedes! - les gritó, deteniéndolos en seco. — ¿A dónde creen que van?

Los cinco se giraron, asustados. Emely los miró con severidad, cruzando los brazos. Se escucharon murmullos de un par de ellos "Es la señorita cuervo, debió enviarla el profesor" mientras temblaban nerviosos "Draco dijo que no le hiciéramos caso"

—¿No deberían estar en clase de pociones?— les preguntó.

Los chicos se miraron entre ellos, buscando una excusa. Uno de ellos, el más pequeño y regordete, se atrevió a hablar.

—Es que... es que el profesor Snape es muy malo con nosotros— dijo con voz temblorosa —Nos hace hacer pociones muy difíciles y nos quita puntos si nos equivocamos. Y además, nos grita y nos insulta.

—¿Y eso qué?— replicó Emely, sin compasión. —El profesor Snape es el jefe de nuestra casa, y uno de los mejores magos que hay, tienen suerte de poder ver clases con él. Si los trata así, es porque quiere que aprendan y que se superen. No pueden escapar de sus clases como unos cobardes. Eso no es digno de un Slytherin.

—Pero es que... —intentó decir otro, pero Emely lo interrumpió.

—Nada de peros. Los Slytherin tenemos que ser excelentes y dar el ejemplo como la mejor casa de Hogwarts. No podemos permitirnos el lujo de ser mediocres o indisciplinados. Tenemos que ser los primeros en todo, y para eso hay que estudiar y trabajar duro. Así que ahora mismo, van a dar media vuelta y a volver a la clase. Y si los vuelvo a ver escapando, juro que los haré pagar. ¿Está claro?

Los cinco asintieron con la cabeza, aterrados. Emely los empujó hacia el aula de pociones, sin dejar de vigilarlos. Cuando los vio entrar, se sintió satisfecha. Había cumplido con su deber como Slytherin chaperona de Daphne sin recurrir a falsas promesas de grandeza. Y quizás, había ayudado a esos chicos a ser un poco mejores.

Harry Potter: El Cuervo Entre el Ciervo y la Nutria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora