Capítulo 50: No quedarse de brazos cruzados.

225 19 7
                                    


Noroeste de Londres.

12 Grimmauld Place

Martes 21 de julio 1995 — 01:19 pm.

Hermione subió los escalones del tercer piso en Grimmauld Place, cada paso resonando en el silencio de la casa. Se detuvo frente a la puerta de Harry, el corazón palpitándole con fuerza. Había intentado hablar con él varias veces desde que se enteró de todo, pero no respondía sus cartas. Estaba convencida de que seguía enfadado por lo de la Orden del Fénix.

Tocó la puerta con suavidad, esperando alguna señal desde adentro, pero el silencio persistió. Hermione respiró hondo y levantó la voz un poco:

—Harry, no puedes seguir ignorándome. Tenemos que hablar de esto.

Se quedó ahí, esperando, y el silencio continúo.

—¡Estoy hablando en serio Harry Potter! Déjame entrar ahora si no quieres que traiga a la señora Weasley hasta tu puerta.

De pronto escuchó un clic suave. La cerradura se había liberado y la puerta comenzó a abrirse lentamente, como por arte de magia.

Harry estaba sentado de espaldas en el suelo, al fondo, rodeado de torres de libros de distintos tamaños y colores. Hermione se sorprendió; Harry nunca había sido tan aplicado con los deberes escolares, así que debía estar estudiando algo más. Se acercó con cautela y observó cómo él cerraba con fuerza el libro que tenía en las manos.

 Se acercó con cautela y observó cómo él cerraba con fuerza el libro que tenía en las manos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Cómo abriste la puerta sin moverte? —preguntó Hermione con curiosidad.

Harry suspiró, visiblemente cansado—¿Qué es lo que quieres, Hermione?

La sala estaba impregnada de un aire de tensión y misterio, y Hermione supo que esa conversación cambiaría algo en ambos.

Hermione se acercó más, la voz temblorosa pero decidida.

—Escucha, Harry, sé que estás molesto porque no te contamos sobre la Orden, pero tienes que entender que no teníamos opción.

Harry respiró profundamente, tratando de calmar sus emociones. Hermione notó cómo la temperatura de la habitación comenzaba a descender.

—Estoy harto de que me sigan diciendo lo mismo —dijo Harry con un tono frío, como el aire que se respiraba en la habitación.

—¿Y qué es lo que quieres escuchar? —preguntó Hermione, tratando de mantener la calma.

Harry levantó la mirada, su expresión llena de frustración.

—No lo sé realmente. Se supone que tú eres la más inteligente de todos nosotros. Resuélvelo tú.

Hermione retrocedió un paso, indignada ante la respuesta de Harry. La estaba tratando como trataba a Ron cuando este no le creía que no había colocado su nombre en el Cáliz de Fuego. Era la mirada que tenía al caminar por los pasillos de Hogwarts cuando todos usaban los pines de Malfoy. Una mirada de enojo y resentimiento. La tensión en la habitación era palpable.

Harry Potter: El Cuervo Entre el Ciervo y la Nutria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora