Capítulo 8: La llegada y La Selección (parte 3)

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El salón que estaba detrás del comedor estaba diseñado para que estuvieran cómodamente unas 5 o 6 personas. Ya cuando entro el profesor Moody al pequeño salón, Harry contaba que eran 12 personas  incluyéndose. La discusión se centraba en como proceder ante la extraña situación en la que se encontraba. Sentía un frio recorrer su espalda, como si el calor de la chimenea no fuera suficiente para evitar que temblara. No sabía si los temblores se debían al miedo o al frio. Pero nadie más parecía incomodo con la temperatura, así que supuso que solo era el que se sentía de esa manera.

—El muchacho a demostrado en el pasado una actitud temeraria y arrogante. No me sorprendería que haya encontrado la manera de colocar su nombre en el cáliz...— Comentó Snape dándole una mirada de arriba a bajo como si fuera un pedazo de basura que ensuciaba la suela de su zapato.

—Debo recordarte que fue Dumbledore quien puso las protecciones en el cáliz de fuego. Ademas es un artefacto mágico muy poderoso. Solo un mago de muy alto nivel podría lograr engañarlo... dudo mucho que Potter haya encontrado la forma. Alguien más lo hizo— reprochó Moody acercándose al improvisado debate sobre el torneo.

—Conozco a Potter desde su primer año. Es un chico en ocasiones imprudente pero no es tonto. Creo que hablo por Albus cuando digo que Potter esta diciendo la verdad. Lo que ahora importa es ¿qué vamos hacer ahora que sabemos que está en el torneo? — Preguntó Mcgonagall dando un rápido vistazo a todos, y posando su mirada en Dumbledore que estaba de espalda con una mano recostada en la pared perdido en sus pensamientos.

—No hay mucho que hacer Minerva- Contestó Ludo Bagman al ver que no había respuestas del director— Las reglas del torneo son muy claras... si el cáliz escoge tu nombre, es todo. Estas dentro.

—Albus por favor... debe haber algo que podamos hacer— dijo Mcgonagall en tono suplicante.

El ambiente empezaba a sentirse pesado, Harry no había visto nunca al director tan afligido en el pasado. No era que compartiera mucho con él, pero siempre parecía calmado ante cualquier situación. Como si fuera capaz de solucionarlo todo con una frase ingeniosa y una sonrisa. Harry notó que ni siquiera le hacían mas preguntas o se molestaban en mirar en su dirección. Se sentía culpable por algo que no había hecho. Se sentía culpable por algo que ni por asomo entendía del todo. No importaba lo que dijeran la profesora Mcgonagall o Snape. No importaba lo que dijeran los sujetos del ministerio, sabía que la última palabra la tendría Dumbledroe. El estaba pensado en una manera de sacarlo de esto.

—Sospecho que alguien de afuera tiene la intención de dañar a Harry Potter de alguna manera...— Dijo Dumbledore sin mirar a nadie en particular— El contrato con el cáliz de fuego tiene un poderoso encantamiento vinculante que no podemos romper sin correr grandes riegos para Harry.

—Entonces... ¿Potter tendrá que competir?

—Me temo que si Minerva... El joven Harry tendrá que competir en el torneo... Sin embargo. hubo una brecha de seguridad en el castillo. Alguien hizo esto y no sabemos ¿Por qué?

—¡Pues para lastimarlo!- Mcgonagall alzó la voz— El que hizo esto quiere ver a Potter muerto.

—Si lo quisieran muerto, la persona que entro y puso su nombre en el cáliz es tan buena como para haber encontrado a Potter en una esquina y liquidarlo sin que se diera cuenta. No, esto tiene una cara diferente... quieren algo de Potter pero no sabemos todavía que es. La única forma de averiguarlo es estar preparados para todo durante las pruebas. — Dijo Moody inclinándose hacia donde estaba Dumbledore —Alerta permanente Albus.

—¿Y continuar con el torneo así nada más? — Preguntó Karkarov —¿como si no estuviera pasando nada?

—Me temo que si Igor... Todo seguirá igual— Contestó Dumbledore— No dudo que el señor Crouch tomará cartas en el asunto... y me dará mayor libertad para organizar la seguridad del torneo.

Harry Potter: El Cuervo Entre el Ciervo y la Nutria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora