Capítulo 15

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Era una noche sin luna en la ciudad de Naruhata. Sí, Naruhata... Los vigilantes habían decidido cambiar de ubicación. Las luces de neón parpadeaban, reflejándose en las calles mojadas por la reciente lluvia. Habiendo un pronóstico de lluvia inminente en toda la semana. 

Entre las sombras, dos figuras se movían con sigilo, vigilantes que trabajaban al margen de la ley para proteger y usar su sentido de la justicia sin una licencia.

Izuku Midoriya, conocido como Seis Ojos, había pasado por muchas cosas en su vida, pero nada lo había preparado para su nuevo rol como vigilante. A su lado caminaba un hombre de apariencia ruda y mirada fría, su mentor en este oscuro camino: Knuckleduster. Sin poder alguno, Knuckleduster había decidido enfrentar el crimen a puño limpio, confiando únicamente en su fuerza, su astucia y su inquebrantable voluntad.

Knuckleduster: Recuerda, chico -dijo con voz grave mientras avanzaban por un callejón estrecho- en estas calles no hay héroes. Aquí, solo importa lo que estás dispuesto a hacer para proteger a los débiles.

Izuku asintió, su mente enfocada en la misión. Desde que comenzó a trabajar con Knuckleduster, había aprendido que ser un héroe no siempre significaba recibir reconocimiento o actuar bajo la luz del día. A veces, significaba ensuciarse las manos en la oscuridad, donde nadie más se atrevía a mirar.

De repente, un grito ahogado resonó en la distancia. Sin perder un segundo, los dos vigilantes se lanzaron en dirección al sonido. Llegaron a un cruce de calles donde un grupo de maleantes acorralaba a una mujer. Sin dudarlo, Knuckleduster se lanzó al ataque, sus puños como martillos cayendo sobre los criminales. Seis ojos, a su lado, usaba su quirk para desarmar a los enemigos con precisión, moviéndose rápidamente entre ellos.

Izuku: ¡Azul! -Dijo para desarmar a un criminal y acto seguido golpearlo fuertemente en la cara- 

El enfrentamiento fue rápido y brutal. Los maleantes, sin saber lo que les había golpeado, yacían en el suelo, inconscientes. Knuckleduster se enderezó, respirando con dificultad, pero con una expresión de satisfacción en su rostro.

-Buen trabajo, "Seis ojos"- murmuró, mirando a Izuku con una leve sonrisa-. Estoy feliz de haberte entrenado.

Izuku devolvió la sonrisa, aunque la tensión aún se sentía en sus músculos. Sabía que esto no era el final, que cada noche traía nuevos desafíos, pero por primera vez sentía que estaba haciendo algo realmente significativo, algo que iba más allá de los ideales de los héroes.

Izuku: Gracias, Knuckleduster. No podría haber tenido a un mejor maestro.

Mujer: G-Gracias... -Dijo con miedo y en shock pues no se esperaba el rápido movimiento de los vigilantes- 

El peliverde tenía a los maleantes inconscientes en el piso, en un rápido movimiento trato de decapitarlos a todos, pero-

Knuckleduster: ¡Espera! -Dijo enojado- ¡¿Qué intentas hacer?! 

El peliverde se quedo inmóvil en el lugar, puesto que sus intenciones habían sido interrumpidas.

Izuku: Estoy haciendo lo más factible en estos momentos, no necesitamos de esta basura viva.

Knuckleduster: Quizás sea lo mejor, pero no tienes que ser un asesino... Debemos entregarlos a la policía. 

Nuestro peliverde no quería hacerle caso, pero tuvo que obedecer lo que decía el vigilante, pues, aunque ya mató no era algo que le gustaba hacer. 

El veterano vigilante asintió, y juntos comenzaron a alejarse del lugar, dejando a los criminales atados y a la mujer agradecida detrás. La noche aún era joven, y su trabajo apenas había comenzado.

Izuku el más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora