Capítulo 37

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Izuku regresó a los apartamentos de la U.A., con la mente aún nublada por los acontecimientos del día. Al entrar en el edificio, sintió el peso de la soledad y el cansancio acumulado por todo lo que había enfrentado. Cada paso que daba resonaba en el pasillo vacío, el eco amplificando la sensación de vacío dentro de él.

Cuando abrió la puerta de su apartamento, se encontró con Bakugo, quien estaba esperando en la sala, recostado contra una de las paredes con los brazos cruzados. Al ver a Izuku, sus ojos se entrecerraron ligeramente, como si intentara leer en el rostro del peliverde lo que había sucedido.

-Tardaste demasiado, nerd,- dijo Bakugo con su tono habitual, aunque había una clara nota de preocupación en su voz. No era el mismo Bakugo de antes; había cambiado, al igual que Izuku. Y aunque a veces lo ocultaba con rudeza, la verdad era que se preocupaba por él.

Izuku cerró la puerta detrás de él y dejó caer su mochila en el suelo con un suspiro pesado. No respondió de inmediato, solo se dejó caer en el sofá, como si el peso del mundo lo hubiera aplastado por completo.

Izuku: Estaba pensando, -dijo finalmente, su voz apagada y distante.

Bakugo frunció el ceño, sin moverse de su lugar. 

-¿Pensando en qué? ¿Sobre lo que pasó allá afuera?- preguntó, refiriéndose al incidente en la cafetería.

Izuku asintió lentamente. 

-Pensando en todo. En lo que estoy haciendo aquí... si realmente vale la pena. No sé, Kacchan. No sé si todo esto tiene sentido.

Bakugo apretó los puños, conteniendo su frustración. No estaba acostumbrado a ver a Izuku así, tan quebrado. 

-¿Qué mierda estás diciendo, nerd? ¿Te vas a rendir ahora?"

Izuku lo miró, sus ojos vacíos y llenos de una tristeza profunda. 

-No es eso... es solo que... ya no siento nada. Ni siquiera las palabras de la señorita Hado pudieron alcanzarme. Todo lo que hice, todo por lo que he luchado, parece tan... insignificante.

Bakugo se acercó lentamente, su tono volviéndose un poco más suave, aunque todavía firme.

-Escucha, maldito nerd. Las cosas apestan, lo sé. Pero eso no significa que debas dejarte caer en este agujero. No después de todo lo que has pasado. Y menos ahora, cuando todos esos idiotas están esperando verte caer.

Izuku desvió la mirada, las palabras de Bakugo resonando en su mente. Aunque no quería admitirlo, había verdad en lo que decía. Sin embargo, ese sentimiento de vacío seguía ahí, persistente y sombrío.

Bakugo lo observó en silencio por un momento, antes de soltar un largo suspiro. "Mira, no soy bueno con las palabras ni con las malditas charlas motivacionales, pero... si de verdad vas a tirar la toalla, entonces dilo. Pero si no, entonces levántate y haz lo que tienes que hacer. Porque sé que hay una parte de ti que todavía quiere seguir adelante, por pequeña que sea."

Izuku cerró los ojos, sintiendo una mezcla de emociones que apenas podía entender. No respondió, pero había una leve chispa en su interior que comenzaba a reavivarse.

Bakugo, viendo que había dicho lo que podía, se apartó un poco, dándole espacio. 

-Descansa, nerd. Mañana será otro día. Y si realmente te importa todo esto, entonces pelea por ello. Si no, pues... que te jodan.- dijo, su tono volviendo a su habitual rudeza, aunque con un atisbo de preocupación genuina.

Izuku asintió lentamente, sin decir nada más. Antes de que Bakugo dejará al peliverde solo, la puerta se abrió y Mirio entró junto con Nejire.

Nejire había contado a Mirio lo sucedido, y él había llegado preocupado por Izuku. La expresión de Mirio, generalmente alegre, ahora reflejaba una seriedad inusual. Se acercó a Izuku con una sonrisa tenue, tratando de animarlo, pero la cara inexpresiva del peliverde dejaba en claro que algo dentro de él había cambiado.

Izuku el más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora