Capítulo 55

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Al día siguiente, Shouka e Izuku se despertaron temprano. El sol apenas asomaba por la ventana, iluminando suavemente la habitación. Izuku se estiró y miró a Shouka, quien aún estaba medio dormida a su lado.

-Hoy voy a ir a ver a mi padre -dijo Shouka, con la voz algo apagada por el sueño. Aunque Endeavor estaba estable, la preocupación aún se reflejaba en sus ojos.

-Voy contigo -respondió Izuku sin dudarlo, sentándose en la cama y comenzando a prepararse.

Después de arreglarse, ambos salieron hacia el hospital donde Endeavor estaba internado. El camino fue tranquilo, pero Shouka mantenía una expresión seria. Al llegar, fueron guiados a la habitación donde su padre descansaba. Endeavor yacía en la camilla, envuelto en vendas, con una gran parte de su rostro cubierta, incluyendo uno de sus ojos. La cicatriz de la batalla contra el Nomu era visible, un recordatorio del feroz enfrentamiento.

Unos doctores se acercaron y explicaron que, a pesar de las apariencias, Endeavor estaba estable y sus heridas no eran de gravedad; la mayoría eran superficiales y sanaría con el tiempo. Shouka observó a su padre en silencio, sin decir mucho, pero la determinación en sus ojos mostraba cuánto significaba este momento para ella.

Después de un rato, decidieron que lo mejor era dejarlo descansar y se fueron del hospital, dispuestos a aprovechar el día. Mientras caminaban por las calles de la ciudad, Izuku tomó la mano de Shouka, y ella se dejó llevar, agradecida por la compañía.

-Gracias por estar conmigo -murmuró Shouka, apretando suavemente su mano.

-No tienes que agradecerme. Estoy contigo en todo -respondió Izuku con una sonrisa cálida.

La primera parada fue en un café cercano. El lugar era acogedor y tranquilo, con una decoración clásica y el aroma a café recién hecho llenando el ambiente. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, disfrutando de un par de capuchinos y unos pasteles mientras conversaban sobre cosas triviales, evitando por un momento el estrés de sus vidas como aspirantes a héroes.

-A veces olvidamos tomarnos un descanso, ¿verdad? -comentó Izuku, saboreando el café mientras miraba a Shouka.

-Sí, y después de todo lo que ha pasado, creo que esto es justo lo que necesitábamos -dijo Shouka, relajándose por fin.

Después de disfrutar del café, caminaron por un parque cercano, donde las hojas de los árboles se mecían suavemente con el viento. Se detuvieron un rato para ver a unos niños jugar y hablaron de lo que cada uno soñaba para el futuro, compartiendo sus esperanzas y temores. A pesar de sus diferencias, ambos sabían que sus caminos estaban conectados.

Más tarde, Izuku sugirió ir al acuario. El lugar estaba lleno de colores vibrantes y especies marinas fascinantes. Observaron a los peces nadar, las medusas brillar en sus tanques y, por un momento, ambos se sintieron como niños de nuevo, maravillados por la vida submarina. Era una experiencia que contrastaba completamente con el mundo heroico y peligroso al que estaban acostumbrados.

Finalmente, decidieron terminar la cita en un pequeño restaurante escondido en un callejón, conocido por sus ramen caseros. Se sentaron juntos en la barra, compartiendo un plato caliente mientras hablaban sobre todo y nada a la vez, disfrutando simplemente de la compañía del otro. Aunque el día había comenzado con preocupaciones, terminó siendo uno de los más reconfortantes para ambos.

Al día siguiente, la U.A. estaba llena de murmullos mientras los estudiantes de la clase 1-A se reunían en su salón antes de que comenzaran las clases. Kirishima fue el primero en romper el silencio.

-Estoy muy preocupado por Endeavor -dijo, cruzando los brazos con el ceño fruncido-. Me asusté mucho cuando lo vi KO en el suelo. Fue una pelea brutal.

Izuku el más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora