15: Un duro sacrificio

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Las tres nos sentamos en el sofá del salón, acompañadas de Edward, el cual nos presentaba mínimamente a los candidatos.

- Chicas, él es Robert Miller de treinta y dos años, es ingeniero y está divorciado.- dijo mientras un chico de pelo rubio y ojos azules se sentaba en la silla.

- ¿Por qué acabó tu matrimonio?- preguntó mi madre.

- Me casé a los veintiocho con mi mejor amiga. Nos divorciamos este año porque la convivencia mutua no era nada "sana" y nos echábamos en cara varias peleas estúpidas.- contestó.- Siempre discutíamos.

- ¿Tienes animales en casa?- preguntó Ellen.

- Un camaleón, se llama Louis.

- ¿Por qué has aceptado la petición de Edward?

- En gran parte porque me parece que Natacha está como un tren.- dijo guiñándome un ojo.- Es preciosa y tiene unos atributos bastante... considerables.

Ante ese comentario cogí a Ryuk y me lo coloqué contra el pecho para tratar de taparme un poco.

- Y también porque Edward me ha pagado cincuenta dólares. Ante todo sinceridad, ¿no?

- Largo.- le dijo Ellen señalando la puerta.- ¿Le has pagado a todos, o qué?

- ¡No! Solo a él.- contestó Edward.- Pensé que sería el indicado. Bueno, el siguiente se llama Josh de veintinueve años.

Esta vez fue un chico de pelo negro y ojos azules el que se sentó en la silla. Debía decir que su físico era impresionante.

- Bueno, Josh. ¿Tus aficiones?- preguntó Ellen.

- Me gusta la pesca y todo lo relacionado con la naturaleza.- contestó.

- ¿Tienes animales en casa?- preguntó mi madre.

- No, tampoco quiero.

- ¿Eres alguien familiar?

- Sí, pero no quiero tener hijos nunca.

- ¿Cuál es tu misterioso trabajo?

- Soy estríper.

- Ryuk, sálvame de este maldito desastre.- le susurré al gato.

- Josh, será mejor que salgas de aquí.- le dijo mi madre completamente seria.

Edward salió junto con Josh, segundos después volvió a entrar algo avergonzado.

- ¿Pero a qué supuestos amigos has traído?- le dijo Ellen.

- No son amigos, son conocidos.- le explicó.- El siguiente es Ethan.

Un hombre de pelo castaño y ojos verdosos fue el siguiente en sentarse en la silla juzgona.

- Hola,- le dijo Ellen.- ¿en qué trabajas?

- Cocinero.- contestó.

- ¿Tienes mascotas?

- No, no creo ser lo bastante responsable.

- ¿Hobbies?

- La lectura, y... la pirotecnia, también fumo.

- Bien, suficiente. Que pase el siguiente.- dijo mi madre completamente seria.

Ya podía notar en el ambiente la frustración de todos nosotros. Esto era un desastre, pero no querían reconocerlo.

- El siguiente es Jeremy, de veintiocho años.- dijo Edward algo cansado.

Jeremy era bastante mono, rubio, de ojos castaños. Tenía la nariz algo roja, un pañuelo en sus manos y no paraba de estornudar.

- ¿Te ocurre algo, Jeremy?- le dijo mi madre.- ¿Estás enfermo?

- Bueno, soy alérgico a los gatos.- contestó.- Pero no es inconveniente, podré soportar unos minutos. Trabajo de secretario, hace un año que no tengo relaciones y siempre son ellas las que me dejan, creo que es por mi torpeza.

No creía lo que oía, creía que era el indicado, aunque toda esa ilusión se esfumó cuando dijo:

- Soy muy posesivo con las mujeres. Me gusta que cuando llegue del trabajo tengan la casa limpia y mi comida preparada. Mi mujer perfecta solo se dedicaría a cuidar a los niños, como debe ser, y odio cuando no me obedecen.

- Bien, tras esa explicación, quiero que te vayas de mi casa.- dije seria.

- ¿Qué?- dijo sorprendido.

- Odio a las personas como tú. Eres de esos típicos hombres que ven a las mujeres como sus malditas criadas. Ahora Largo.- le dije acercándome.

- Si quieres que me vaya, adelante, échame.

- Tú lo has querido, chaval desconocido.- dije justo antes de coger una de las patas de la silla y volcarla, provocando así su caída.- Largo, no voy a repetírtelo.

El chico se levantó de inmediato y salió del apartamento.

- Por favor, que pase el siguiente y así ya acabamos con esta... tontería.- dije volviendo al sofá.

- El último se llama Kevin, de treinta años.

El último chico era de pelo negro y ojos verdes. Tenía una camisa de cuadros y llevaba gafas. Se sentó en la silla tras colocarla de nuevo.

- Hola.- dijo.

- Hola, Kevin.- dijo mi madre.

- Quiero resaltar que no soy como el chico que acaba de salir, no soy de los que tratan a las mujeres así. Me parece un acto de cobardes y maleducados.- dijo sentándose.

- ¿De qué trabajas?

- Soy informático.

- ¿Cuáles son tus hobbies?

- La lectura, escuchar música y jugar videojuegos. Con esta última estoy un poco obsesionado.

- ¿Has tenido parejas?

- Solo dos, y fueron las chicas las que me dejaron.

- ¿Y algún animal?

- Tuve un gato que se llamaba Lorenzo. Murió hace unos meses.

- ¿Qué le pasó?- preguntó Ellen.

- Como he dicho, estoy... obsesionado a los videojuegos.

Como si pudiera entenderlo a la perfección, Ryuk saltó de mis brazos y corrió hacia la habitación. Creía imposible que alguien fuera tan irresponsable de olvidarse de su propia mascota.

- Esto es increíble.- dije en un susurro.

- Bien, lo sentimos Kevin.- le dijo mi madre.

Cuando supimos que todos los candidatos se habían ido empezamos la discusión sobre qué haríamos ahora.

- ¿Por qué Kevin no?- dijo Ellen.

- Su gato murió porque se olvidó de él y enfermó Ellen, ¡se olvidó de su gato!- dije.- Aceptemos que tendré que ir con Martin a la fiesta y punto.

- Seguiremos buscando.- dijo mi madre.

- Mamá, la celebración es mañana a las nueve y media. Aceptemos la derrota y mantengamos el orgullo.

- ¿Y Oliver?- dijo Ellen.- Es muy amigo tuyo, lo entendería.

- Irá con su mujer.

- ¿Y Joshua? Lo conociste hace poco, pero quedaste con él para hablar.

- Es bombero y trabaja de noche, se va a las nueve.- suspiré.- Agradezco mucho vuestra ayuda, y no te sientas mal Edward, de todos modos solo será una noche. Hay veces que hay que sacrificarse.

- ¿Y si no fueras?- me dijo mi madre.

- Mamá, nos hemos esforzado mucho, demasiado incluso. No vamos a tirar todo esto por la borda por una simple parejita de nada.

Era real, completamente real y verídico. Mi acompañante sería el mismísimo Martin More. Había ganado, por una vez su juego y estrategia fueron mucho mejores que los míos.

Por una vez la suerte estuvo de su parte.

Cómo ser la Torpe perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora