- Te estoy diciendo que no es por ahí.- me repitió Max.- Si es que sabía que no podía confiar en tu sentido de la orientación.
- ¡Y yo te digo que vamos por buen camino!- le contesté.- ¡Ese árbol me suena y todo!- continué señalando a un árbol que estaba al lado de la carretera.
El viaje hacia la finca se había vuelto más largo de lo previsto, ya que el GPS de Max se quedó sin batería a medio camino y nos habíamos quedado parados en medio de la carretera que se desviaba de la autopista principal. Buscaba como loca algún tipo de referencia que me hiciera recordar el camino, hacía bastantes años que no iba, para ser honesta desde la muerte de mi padre.
- ¿No podrías mirar el mapa, Nate?- me dijo Max, señalando el mapa que había colocado en el capó de su coche.
- No sé guiarme por los mapas.- le contesté.
- Bien, confirmamos que nos hemos perdido.
- ¡No, no nos hemos perdido!
- ¡Estamos en medio de la carretera, rodeados de árboles!- contestó.
- Chicos...- dijo Archie.
- ¡Solo necesito alguna referencia, Max!- le dije.
- Chicos, ¿podéis...?- continuó Archie.
- ¡Llevas dos minutos buscando esa referencia!
- Chicos, hacedme caso y...
- ¡Admite de una vez que...! ¿Archie?- dijo Max al verle abrir la puerta y sacar las muletas del coche.
- Me ponéis de los nervios.- contestó caminando hasta el cruce de los caminos.- Si fuerais un pelín más observadores...- dijo parándose justo al lado del cruce. Levantó un matojo de hojas del árbol, desvelando el cartel que indicaba las direcciones.
- ¡Lo ves! ¡Te lo dije!- le reclamé a Max.
- Max, tío,- dijo acercándose a él.- deja de perder los papeles por cosas tan estúpidas.
Al igual que yo, Archie volvió a montarse en el coche mientras Max recogía el mapa. Tras guardarlo, se montó y cerró la puerta en completo silencio. Justo antes de ponernos en camino susurró:
- Lo siento.
- ¿Cómo?- le dije.
- Que lo siento.- repitió en tono normal.
- ¿No te parece que hace mucho viento, Archie? Porque no le escucho bien.- le dije mirándole mientras él contenía la risa.
- ¡Lo siento de corazón, Natacha Greens!- dijo elevando la voz.
- ¿A que no ha costado tanto, Maxicito?- le dije entre risas.
- Disfrutas haciéndome esto, ¿verdad?- dijo, mirándome.
- No sabes cuánto.- le respondí con una sonrisa ladeada.
La media hora restante de viaje se nos hizo bastante corta, sobre todo para Archie, que se había quedado dormido abrazando una de sus mochilas. Una nube de recuerdos me rodeó por completo al ver de nuevo las casas de mis antiguos vecinos y las tiendas.
- Venga Archie, levanta.- le dijo Max.- Ya estamos cerca de la finca.
- ¡Ostras!- dijo Archie sorprendido justo tras frotarse los ojos y ver los muros repletos de enredaderas y flores a los laterales de la entrada.- ¿Vivías aquí?
- Sí.- le contesté.- Para mí era un sitio mágico.
- Ya lo veo, y no te falta razón.- aportó Max al abrirse las puertas.
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Cómo ser la Torpe perfecta.
ChickLitNatacha Greens, una mujer sencilla de veintisiete años, como todas algo alocada, enamorada de la vida y su ciudad natal, Florida. Con un apartamento de lujo, un trabajo asegurado y... ¿a quién queremos engañar? Empecemos de nuevo. Natacha Gree...