Alcé la mirada en dirección a Max, seguía callado.
- Sales con un maldito asesino.- dijo Max, aun sin atreverse a mirarme.
- No digas eso porque no es verdad.- contesté.
- Claro que lo es, he matado gente, ¡tengo las manos manchadas de sangre!- gritó, levantándose de repente.
- ¡Y yo te digo que no lo es, Max!- al decirlo me coloqué, a paso rápido, delante de él. Le aparté las manos de la cara, sin soltárselas.- Si fuera verdad ya llevaría meses muerta ¿no?- dije, tratando de darle un toque de humor a la conversación y hacerle sonreír. Fue en vano.
- Ahora no es el momento de bromear, Nate.- contestó apartando la mirada y yéndose rumbo a su coche.
Le seguí unos pasos, desde la lejanía que nos separaba le hice gestos a Ellen para que se fueran. Debía hablar con él, lo necesitaba, no soportaría ni un segundo más viéndolo tan... miserable. Cuando vi que el coche de Edward salía del descampado me decidí a acercarme a Max, con cuidado para evitar que volviera a alejarse.
Estaba apoyado en su coche, con los brazos cruzados. Con un ápice de tristeza que se veía reflejado en mi rostro logré hacerme paso entre sus brazos. Rodeé su cintura en un fuerte abrazo y pegué mi mejilla en su pecho, él no hizo nada, se quedó inmóvil.
- Dime... dime que tengo que hacer para dejar de verte así Max. Porque lo odio.- le dije en un susurro.
De nuevo sin respuesta.
Noté cómo suspiraba, alcé la mirada y le vi mirando con asco el sobre que tantos problemas le había estado causando. Sabía que había algo que todavía le atormentaba, algo que no se atrevía a contarme por el momento, y corroboré mi teoría cuando vi una lágrima correr por su mejilla. Lloraba de rabia, sin dejar de mirar ese maldito sobre, apretando la mandíbula.
Me atreví a quitárselo de las manos y lanzarlo lejos de nosotros. En un intento de calmar sus emociones, aunque sabía que debía desahogarse, lo abracé con más fuerza. De algún modo sentía que si lo hacía, se daría cuenta que siempre estaría ahí para él... fueran buenos o malos momentos.
- Bésame.- dijo, entre sollozos. Alcé la mirada cuando le escuché hablarme.- Por favor bésame, Nate.
Me miró, vi por primera vez sus ojos a rebosar de lágrimas, esos mismos ojos que en un pasado brillaban de alegría. Posé mis manos en su nuca, acerqué mis labios a los suyos y, al sentir un mínimo roce entre ellos me lancé. Sus lágrimas seguían corriendo por sus mejillas durante ese lento y apasionado beso, a la vez que sus brazos me rodearon y alzaron levemente en un intento de ponerme a su altura.
- No me dejes.- susurró, colocando su frente contra la mía.- No sería capaz de... no podría...
- No sería capaz de hacerlo.- interrumpí mirándole, mostrando a la vez una leve sonrisa. Bajé mis manos de su nuca hasta entrelazar mis dedos con los suyos. Besé sus labios de nuevo.- Vámonos a casa, Max.
Asintió y sacudió la cabeza para calmarse. Le vi caminar hacia el asiento del conductor, por mi parte me senté en el asiento de al lado. Al arrancar el coche y encender la radio empezó a sonar Bonnie Tyler: A total eclipse of the Heart. Reí levemente, ¡vaya canción más oportuna! Al parecer Max también se percató de aquello y rio de la misma manera. El camino a casa fue en completo silencio, pero sabía que Max necesitaba tiempo para él, por eso decidí no decir nada y darle su espacio.
- Mi mejor amigo murió hace cinco años.- dijo rompiendo el total silencio del coche.- En ese momento me di cuenta de cuanto odiaba ese trabajo, cuando vi que nos dejaron atrás, moribundos en el campo de batalla, esperando a que muriéramos "honorablemente" por nuestro país.- continuó, apretando la mandíbula.
![](https://img.wattpad.com/cover/74369273-288-k21050.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cómo ser la Torpe perfecta.
ChickLitNatacha Greens, una mujer sencilla de veintisiete años, como todas algo alocada, enamorada de la vida y su ciudad natal, Florida. Con un apartamento de lujo, un trabajo asegurado y... ¿a quién queremos engañar? Empecemos de nuevo. Natacha Gree...