42: Ni una palabra

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- ¡Vaya, parece que estás mejor!- dije, sonriente, al entrar en la habitación de Edward.

- Estaba cansado de tanto dormir.- contestó.

Habían pasado, a la larga, casi dos semanas desde el accidente y hacía unos tres días al fin había despertado. Ellen, más contenta que nunca, estaba sentada en el borde de la camilla abrazando sus hombros.

- ¿Cómo te encuentras?- pregunté, sentándome cerca de la camilla.

- Bien, algo dolorido, deseando que me quiten los puntos de sutura, y temiendo por el momento en el que me vea sin pelo.- contestó, riendo ante esto último.

- Mira que eres exagerado.- dijo Ellen, negando con la cabeza.- Por cierto, ¿cómo es que Max no ha venido?

- Está más allá del séptimo sueño. No ha dormido mucho estas últimas semanas, así que decidí venir sola para no molestarle.

En este tiempo que había pasado, sin exagerar, Max había sido capaz de dormir como máximo unas dos horas por la noche. Se desvelaba de repente y era incapaz de volver a conciliar el sueño, desde que supo que Edward había despertado y que saldría en una semana como mucho, parece que entró en estado de hibernación.

Además, el ambiente entre ambos se notaba distante. Al principio pensé que era debido al accidente y la preocupación de Max por su hermano, pero cuando llegaba a casa lo único que hacía era saludarme e irse a dormir o pasarse el día con el teléfono pegado a la oreja. Archie me confesó que, ahora que la fecha de partida se acercaba a pasos agigantados era normal que estuviera más ocupado.

Aquello no me hizo olvidar, ni de lejos, la charla que tuve sobre Zuyb, el proyecto de Reporteros sin Fronteras. Aun a día de hoy no le había dicho ni una palabra a Max, ya no porque no fuera el momento, es que no atrevía. Tampoco tenía que ver con el "miedo", porque no lo había, era más el qué esperar de su reacción con todo lo que él ya había vivido. Pero sabía que, independientemente de lo que ocurriera cuando se lo dijera, no dejaría que sus palabras influyeran en mi decisión. Iría, sí o sí.

Eran las cuatro de la tarde cuando salí del taxi que me dejó frente mi apartamento, había almorzado en el hospital junto con Ellen y Edward, más o menos había pasado unas dos o tres horas con ellos y, sinceramente, me había servido para pensar en otra cosa. Ver que Ed estaba bien de nuevo me había alegrado el día.

- ¡Hola Max!- dije animada, cerrando la puerta de entrada tras de mí.- Archie, ¿qué haces aquí? No sabía que venías hoy.- dije al verle sentado en su silla de ruedas, estaba con la mirada baja y las manos entrelazadas. Cuando miré a Max le vi con sus manos apoyadas en la encimera de la cocina. Algo iba mal.- ¿Qué pasa?

- ¿Cuándo ibas a decírmelo?- preguntó Max, con una voz más grave de lo normal.

- ¿Decirte qué?- dije eso, pero sabía exactamente a qué se refería.

- "Anunciamos a los implicados en la futura misión que se llevará a cabo el próximo diez de marzo que contaremos con la colaboración de Reporteros sin Fronteras, por lo que iremos acompañados de cierto grupo de periodistas que desempeñarán una función informativa. A saber el grupo está compuesto de tres integrantes: Samantha Rigards, Logan White y Natacha Greens. Quedan bajo nuestra total protección y responsabilidad."- leyó, al desdoblar una hoja que llevaba en el bolsillo de su chaqueta. Había tensado su mandíbula y me miraba fijamente.- ¿Cuánto hace de esto?

- Dos semanas.- contesté dejando mi mochila sobre el sillón.

- ¿Por qué no me lo has contado?

- Porque no era el momento.- respondí mirándole con la misma seriedad que él.- Estabas hecho polvo por el tema de Edward, no dormías, apenas me hablabas y los últimos días te han estado llamando cada diez minutos.

- No puedo dejar que vayas.- dijo sacando el teléfono de su bolsillo.- Hablaré con quien sea necesario para quitarte de esa lista.

- No.- interrumpí, Archie me miró totalmente sorprendido, Max se dio la vuelta, parecía cabreado.- Yo elegí ir, e iré sí o sí.

- Nat, no sabes dónde te estás metiendo. Piénsalo, no es como lo pintan en las redes sociales.- dijo Archie, acercándose y colocándose a mi lado izquierdo.

- ¡Ya se que no es lo mismo que pintan en Facebook ni en Twitter!

- No puedo dejar que vayas.- repitió.

- Max, digas lo que digas no me harás cambiar de opinión.- contesté.- Tú mismo dijiste que simplemente atenderéis a personas heridas en guerra, que ni siquiera estamos en el auge de la batalla.

- ¡Y tú misma dijiste que cualquier cosa podría pasar!- gritó acercándose a mí.- ¡Te dije eso para que no te preocuparas, pero nada es seguro al cien por cien!

- Correré ese riesgo.

- Nate por favor, ¿no ves que es peligroso? Edward ha sido víctima en un tiroteo en un centro comercial que está en una ciudad "segura", compañeros míos se han quedado paralíticos o han sufrido quemaduras, ¡y eso no es nada comparado con el campo de batalla! ¡A Cole le dispararon en la cabeza, ¿como crees que me sentí?!

- ¡Max, Cole ya lleva muerto cinco años, supéralo! ¡No eres el único que ha sufrido pérdidas! Será más o menos trágico, eso no te lo discuto, pero no puedes usarlo como excusa para todo. Lo único que consigues con eso es quedarte estancado en el pasado y ser incapaz de pasar página, ¿no lo ves?- al soltar aquello tanto Max como Archie se quedaron en silencio, suspiré y fui camino a mi despacho.- Tengo mis principios, y no puedo dejar que lo que está pasando allí siga siendo un secreto para todo el mundo y nadie se atreva a actuar. Simplemente no puedo.

Cerré la puerta dejándolos solos en el salón, en ese momento sentí que esta discusión nos había hecho más distantes. Debía hablar con él en total tranquilidad, pero ahora no era el momento. Me llegó un correo nada más encender el ordenador, era de Logan, me informaba del día en el que partiríamos, iríamos junto a los soldados de ambos pelotones, pero no especificaba nada más.

No tuve noción del tiempo hasta que mire por la ventana y observé cómo anochecía, de repente escuché que alguien llamaba a la puerta del despacho. Me quedé callada y cerré los ojos.

- Nate yo... esta noche me voy.- dijo rompiendo el silencio.- Creo que ambos lo necesitamos. Últimamente las cosas no han ido bien... yo...

- Perdóname.- solté, interrumpiéndole. Abrí la puerta nada más decirlo, le vi con la mochila a la espalda, donde llevaba las pocas cosas que se había traído.- No debí haberte dicho eso, me he pasado tres pueblos.

Estaba más que avergonzada por cómo le había hablado unas horas antes, ambos estábamos igual, por primera vez sentí incomodidad estando cerca suya. Las cosas sí que iban mal desde hacía unas semanas, y ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta de ello.

- ¿Seguro que no quieres quedarte esta noche?- pregunté, intentando salvar la situación.

- Creo que es mejor que me vaya con Archie un tiempo.- miré a mis pies cuando contestó aquello, la había cagado pero bien. Sentí su mano sobre mi hombro, y los pocos segundos sus labios sobre mi frente.- Esto no significa nada Nate, solo, necesitamos un poco de tiempo. Tanto tú como yo sabemos que apenas hemos hablado estas últimas semanas, esto será para mejor.

Le acompañé hasta la puerta de entrada y me despedí de él con la mano, mostrando una sonrisa algo decaída. Cuando cerré la puerta me limité a sentarme en el sofá junto a Ryuk. La fecha de partida se acercaba, pero aún estando segura de mi decisión, sinceramente también había un ápice de duda sobre que podría o no ocurrir.

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Espero que disfruten del capítulo!!!

El viernes 25 se publicará el 43 (o eso intentare xD)

Cómo ser la Torpe perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora