37: Inolvidable

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Aun mirando al frente seguía a la espera de alguna pregunta más por parte del hombre que llevaba a cabo la entrevista, pero solo se dedicaba a mirar mi largo currículum y a verificar mis diplomas oficiales referente a los idiomas que sabía hablar fluidamente. Se subió las gafas y, tras dos minutos de silencio, al fin se decidió a retomar la palabra.

- Solo me hago una pregunta más, señorita Greens.- dijo, serio y entrelazando sus manos.

- ¿Sí, señor Foster?- respondí agarrando disimuladamente la tela de mi pantalón para calmar mis nervios.

- ¿Por qué no te habré contratado antes?- dijo con una sonrisa, desconcertándome por completo.- Sabes cuatro idiomas sin contar el natal, has tenido experiencia en trabajos previos durante mucho tiempo, aprobaste la carrera con notas excepcionales. Estaría loco si me negara a contratarte, Greens.- me dijo, mirándome fijamente.

- Gracias, señor Foster.

Se levantó de su mesa y tras rebuscar en sus cajones, sacó el contrato que acordé en firmar. Cuatro hojas que leí de principio a fin, porque aunque estuviera entusiasmada con la idea de trabajar para él y su cadena, me negaba rotundamente a que me ocurriera algo parecido a lo de Martin.

Me quedó claro el papel que desempeñaría como redactora de la cadena, teniendo en cuenta que no éramos un canal de informativos, sino que realizábamos trabajos de investigación de calidad que trataban temas variados, por lo que la mayor parte de mi tiempo se lo dedicaría a la recaudación de información junto a mi equipo. Además debía tener en cuenta que era de lo más seguro que me viera obligada a viajar para demostrar que aquello de lo que se hablaba era verídico.

Firmé al final del documento tras haberlo leído meticulosamente. El señor Foster lo guardó en una carpeta sonriente, tras despedirme con un apretón de manos alegando que comenzaría al pasar el fin de semana. Contenta salí del edificio rumbo al coche de Edward, ya que Ellen se pasaría todo el día en el estudio de diseño presentando el proyecto para el que había estado trabajando.

- ¿Cómo acabaron las cosas ayer?- preguntó.

- Pues, Max hizo todo lo posible para que no viera la manta que le hizo su madre, falló en su intento.- respondí riendo.

- Esa manta le trae la desgracia.- contestó de la misma forma.

- Pero todo acabó bien. Se decidió a contarme todo, aunque se reservó cierta historia que prefería que escuchara en un ambiente más... relajado.

- La historia de Cole...- suspiró.- créeme no es fácil de escuchar la primera vez.- se quedó en silencio por un par de segundos.- Oye Nat, creo que a Ellen le ocurre algo.- dijo con un notable ápice de preocupación.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque últimamente está algo distante, se enfoca en el trabajo, y hace un par de días la escuché discutiendo por teléfono.

- Sí, lo sé... tiene que ver con sus padres.- dije tras suspirar.- Siempre tuvo una mala relación con ellos, por eso cuando era pequeña se mudó a Florida con su abuela. Sus padres la culpaban de todas y cada una de sus discusiones y como es normal acabó por no aguantarlo. Después de que su abuela muriera decidió vivir con mi familia en la finca. No quería saber nada de ellos. Deberías hablar con ella, se sentirá mejor.- le aconsejé.

Al conversar tan animadamente con Edward tardé en darme cuenta de que ya casi habíamos llegado frente mi edificio. Me despedí y caminé hacia mi apartamento. Sabía que Max tenía una copia de mis llaves, por lo que seguramente me lo encontraría tumbado en el sofá abrazando a Ryuk como si no hubiera un mañana.

- Vaya, como siempre robándome comida, qué sorpresa.- dije cerrando la puerta nada más entrar.

- Te juro que no es lo que parece.- contestó guardando la caja de galletas de vuelta en el armario y limpiándose la camiseta.

Cómo ser la Torpe perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora