Eran las doce y media de la mañana, lo que significaba la hora del café en la oficina. Las pesadas preguntas de Martin sobre lo que me ocurría resonaban entre mis pensamientos en un interminable eco. Estaba agotada y seguramente tendría unas muy notables ojeras, debido a que la noche anterior no había conseguido pegar ojo, por mucho que lo intenté.
- Madre mía, estás horrible.- dijo Oliver, sentándose frente a mí.
- Gracias.- respondí sarcásticamente.
- ¿Qué pasa? ¿Martin te sigue insistiendo o qué?
- La he cagado Oliver, eso es lo que pasa.- respondí dejando de mover la cuchara dentro del café.- No tuve otra manera de lucirme en el cumpleaños de Edward.
- ¿Qué hiciste?
- Besé a Max.- respondí.
Todo el mundo nos miró cuando se percataron del leve atragante de Oliver con el café. Me miró con los ojos como platos, dejó la taza a un lado, se colocó la corbata y, tras toser para recomponerse, entrelazó sus dedos y dijo:
- ¿Qué?
- Lo que oyes, y ha sido lo más estúpido que he hecho en mi vida. Jamás lo había visto tan serio. ¡No rechazó el beso, pero...!- dije tapándome el rostro.
- Tampoco lo correspondió, ¿verdad?- acabó de decir, completando mi frase.- Qué tío más raro. Y tú, deja de taparte la cara.- continuó alejando mis manos de mi rostro.- Déjame preguntarte algo, y sé sincera.
- ¿Qué?- dije, impaciente de escuchar su pregunta, aunque no se apreciara en el tono de mi voz.
- ¿Te arrepientes o avergüenzas de haberlo besado?- preguntó, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
- No.- contesté.
- ¿Te gustó?
- Sí.- dije sonriendo de lado.
Aparté la mirada al verle imitarme. Oliver apoyó sus brazos en la mesa y, con su mano derecha bajo mi mentón, me hizo mirarlo de nuevo, mostrándome su sonrisa permanente, entonces continuó diciendo:
- Entonces que le den.- al ver mi aparente sorpresa continuó hablando.- Natacha, deja de comerte el coco por lo que pasó, ¿te arrepientes? No. ¿Te gustó? Por tu carita al preguntártelo deduzco que lo disfrutaste como ningún otro. Entonces llego a la siguiente conclusión: que le den a Max, ¿y sabes por qué? Porque es un tío raro.
- Oliver...- dije aguantando una débil risa.
- ¡Es verdad! Si una chica como tú me besara por sorpresa, lo último que haría sería enfadarme con el mundo como si se tratara de un niño al que le han quitado el caramelo. Así que, deja de estar triste, ¡a todos nos han rechazado alguna vez! En simples palabras: olvídate de él, porque no te merece. Y él mismo te lo ha demostrado.
Escuché cada palabra que salió de su boca como si se tratara de un evangelista en una misa. En ocasiones, incluso llegaba a preguntarme cómo sobreviviría a mis problemas cotidianos si no fueran por los buenísimos consejos de Oliver y su mujer Hannah, aunque los de Ellen también lo eran, además de fáciles de llevar a cabo.
- Escucha Nat, y esto es lo último que voy a decirte: jamás te arrepientas de tus decisiones. Como si ahora quieres besar a Martin nada más entrar en su despacho y después reventar las ruedas de su coche.
- ¿Qué haría sin ti Oliver?- dije, entre risas.
- Seguramente deprimirte por cada mínima cosita que te ocurriera.- respondió, levantándose de la mesa junto a mí.- Confía en mí, olvídate de ese tío y pasa página. Demuestra quien es la que lleva las riendas de tu vida.
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Cómo ser la Torpe perfecta.
Genç Kız EdebiyatıNatacha Greens, una mujer sencilla de veintisiete años, como todas algo alocada, enamorada de la vida y su ciudad natal, Florida. Con un apartamento de lujo, un trabajo asegurado y... ¿a quién queremos engañar? Empecemos de nuevo. Natacha Gree...