Historias variadas de Daryl Dixon y tu, algunas historias basadas en la serie, y otras totalmente random.
Habrán historias de capítulos cortos y otros con continuación.
Actualización diaria.
No se aceptan adaptaciones.
Doy crédito y derecho de au...
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Observas a la distancia como el hombre llamado Rick intenta convencer a tu tío Hershel de que los deje quedarse, el anciano se negaba a dejarlos vivir en su propiedad, ya que estaba seguro de que sólo traerían más problemas de los innecesarios.
— Ya te lo dije Rick, en cuanto tu hijo se recupere y encuentren a la niña, deberán irse —
— Hershel — llamó el atractivo hombre, poniendo una mano en su cadera y otra en su pecho. — De verdad, de verdad te agradezco que nos estés abriendo las puertas de tu casa en este momento, pero no podemos irnos, no puedes echarnos, allá afuera es el mismo infierno, si nos echas, nos estarás enviando a la muerte —
Abres tus ojos sorprendida y dejas escapar un pequeño jadeo de sorpresa ante las palabras de el hombre. Hershel y el policía te voltean a ver, pero luego te ignoran por completo, te levantas de el porche y empiezas a caminar rumbo al establo, tratando de no voltear a ver a el grupo de personas que estaban sentadas bajo la sombra de el enorme árbol de tu tío.
No tenías cara para verlos, todos ellos te agradaban y sentías terrible que tendrían que irse pronto.
— No se encariñen hijas mías — dice el hombre refiriéndose a sus hijas y a ti. — Estas personas están de paso, no pertenecen aquí —
Escuchas a alguien gritar tu nombre en forma de saludo, giras un poco tu cabeza y alcanzas a ver a Andrea estirar su mano en forma de saludo. Levantas un poco tu mano y haces lo mismo, para después continuar con tu camino.
Cuando entras al establo lo primero que ves son un par de brazos descubiertos acariciando uno de los caballos, empiezas a recorrerlos hasta llegar a la enorme espalda ancha del hombre de la ballesta, para después subir tus ojos por sus hombros y luego a su cuello, alcanzando a ver cómo unas venas se saltaban de más.
Muerdes tu labio y empiezas a sentir un extraño calor en tu entrepierna, y la vergüenza te carcome desde adentro, por lo que te das la vuelta y empiezas a caminar a pasos veloces tratando de salir de el lugar.
— Hey — te detienes en seco y y cierras tus ojos asustada.
Te giras un poco lento y vez como el hombre se empieza a acercar a ti, con sus mirada fija y penetrante.
Penetrante...
Vuelves a sentir un cosquilleo en tu vientre y tienes que tragar duro para tratar de quitar el sonrojo que tenías en tu rostro. El hombre se detiene frente a ti y tienes que alzar tu cabeza, ya que el hombre te pasaba como por 10 centímetros.
El hombre te miraba fijamente, sin apartar su vista de ti.
— ¿Me estás siguiendo? — susurra el, haciendo que tu piel se pongo de gallina, tu niegas pero el hombre castaño achica sus ojos e inspecciona toda tu cara, hasta llegar a tus labios, pasando tu lengua para remojarlos. — ¿Entonces por que siempre te veo por todos lados? —
