Historias variadas de Daryl Dixon y tu, algunas historias basadas en la serie, y otras totalmente random.
Habrán historias de capítulos cortos y otros con continuación.
Actualización diaria.
No se aceptan adaptaciones.
Doy crédito y derecho de au...
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Tienes el ceño fruncido, y muerdes tu labio, mientras tratas de no mirar a los ojos al hombre que estaba sentado frente a ti, quien te miraba muy atento. Daryl se había peleado con Aiden por una tontería nuevamente (celos), el Monroe había terminado con la nariz rota y Daryl con una enorme rajada en su mejilla.
Remojas el trapo que estaba lleno de sangre, tratando de quitarle la suciedad, para volver a pasarlo sobre la mejilla del chico frente a ti, quien hace una pequeña mueca por el ardor.
Aprietas tus labios, tratando de ocultar una pequeña risa, cosa que no pasa desapercibido para Daryl, la comisura de su labio se levanta en una pequeña sonrisa, y se acerca a ti, robándote un beso.
— Tramposo — murmuras, acariciando con cuidando a un costado de la herida en su mejilla. — Eres un tonto, Didi —
— No me gusta ese apodo — se mofa y ladeas tu cabeza sonriendo.
— A mi si — sientes las manos del chico acariciar tus muslos, y luego subir por estás hasta tu cadera, donde entierra sus dedos con delicadeza, haciendo que le miraras divertida y nerviosa. — No voy a tener sexo contigo, Daryl —
El hombre frunce sus cejas, y hace un pequeño puchero.
— Pero es mi cumpleaños— murmura volviendo a ver tus labios. — Quiero que seas mi regalo de cumpleaños —
Te alejas haciendo que sus manos cayeran a su costado y caminas hasta el lavaplatos ya que estaban en la cocina, vaciando el agua con sangre y suciedad en este, enjuagas el recipiente que usaste y luego el trapo por igual, lavando tus manos al final.
— Estas borracho, y muy golpeado Daryl — el se encoge de hombros y se levanta también de la silla, caminando hasta ti, no lo sientes acercarse pues buscabas en el botiquín de primeros auxilios una vendita para poner en su mejilla. Te sobresaltas cuando sientes sus manos nuevamente en tu cadera, y acerca su respiración caliente a tu cuello, soplando, y mueve su nariz sobre tu hombro. — Daryl —
— No estoy tan borracho, solo me tome unas tres cervezas con Aaron —
Giras sobre tus pies, encarando al hombre frente a ti, y tienes que levantar tu cabeza pues te pasaba por mucho. Daryl remoja sus labios, y te mira con deseo, algo se remueve en tu interior y tienes que recordarte que estabas enojada con él.
— Te extraño — dice en un susurro, acariciando te mejilla. — Déjame dormir contigo — cierras tus ojos ante sus caricias, y tienes que aferrarte a tu fuerza de voluntad.
— Tu fuiste el que se buscó esto, ¿Recuerdas? — el frunce sus labios, tienes que poner tus manos en su pecho y empujarlo un poco, logrando volver a tener un poco de espacio personal, te giras y tomas la vendita, para después ponerla en su mejilla.
Daryl observa cómo miras atenta y concentrada haciendo tu obra del día sobre su herida, como eras estudiante para enfermería sabías que tipo de utensilios médicos podían tener en el hogar para no tener que ir hasta la enfermería con Pete y Denise.
Cuando terminas con ello, empiezas a guardar todo para después meterlo en el gabinete de la cocina, el cual sólo tú podías tocar ya que estaba organizado según las necesidades en el hogar.
— ¿Cuando irás por tus cosas a mi habitación? — preguntas tentando terreno juguetona, limpiando con un trapo la barra de la cocina, no miras a Daryl, pues eras consciente de que empezarías a reír al ver su rostro desconcertado.
El vuelve a fruncir su ceño, y recarga su espalda baja contra el gabinete detrás de ti, su ebriedad había desaparecido casi por completo, pues no había tomado tanto.
— Pensaba escabullirme esta noche a nuestra habitación— especifica nuestra, caminas al otro extremo de la barra para limpiar de una vez las migajas del desayuno que tiro Judith.
— ¿Con permiso de quien? — le miras alzando una ceja, la cual tenías perfectamente depilada. — Tienes tu propio espacio, el sofá es un buen lugar para dormir —
Daryl empezaba hartarse, era consciente de que le estabas castigando, pero empezaba a molestarle que actuaras como si no lo extrañaras también.
¿Ya no me quiere?
Eso hizo que frunciera más su ceño, y caminara decidido hasta ti, girándote un tanto brusco y acorralándote entre la barra y su cuerpo. Tragas duro y abres un poco la boca.
— Es nuestra habitación _______, y ya pasó una semana — aprieta sus labios y escanea tu rostro, y luego la postura de tu cuerpo, y tiene que contenerse de no voltearte y tomarte allí mismo, donde todos sus amigos esa misma mañana le habían felicitado por su cumpleaños, aunque él no quería que se enteraran.
Daryl sabía que eso había sido idea tuya como parte de tu venganza.
— Es mi cumpleaños, y me estás tratando muy mal — jadea como niño pequeño regañado, sonríes, Daryl borracho hacía que hiciera expresiones y pucheros que jamás haría estando en sus cinco sentidos. — ¿Ya no me quieres bonita? —
Se acerca a tu rostro y tienes que alzar un poco tu cabeza, sus labios rozan los tuyos, jugueteando, empezando a bajar tu guardia.
— Eres un tramposo Didi — le acusas, el sonríe. — Si te quiero, mucho, pero no te quiero aún en mi cama—
— Nuestra cama — te recuerda frunciendo sus labios, para luego dejar un beso en tu cuello, cierras tus ojos al momento. — ¿Me vas a dejar hacerte el amor por mi cumpleaños? — susurra metiendo sus manos por debajo de tu camisa, acariciando. Había sido una larga semana sin sexo y sin besos, y sin abrazos, y sin nada. — Mañana puedes seguir estando enojada conmigo —
Te embriagas con sus repetidos besos en tu cuello de los cuales hace un camino hasta tu clavícula, y llevas tus manos a su espalda, apretando la camiseta de cuadros que tenía puesta.
— Vamos, tengo un regalo para ti — tomas su mano empezando a conducirle escaleras arriba, sabiendo que el chico sonreía victorioso a espaldas tuya, una fuerte nalgada te tomó por sorpresa y giras sobre su hombro para verlo. — Vuelve hacer eso y te amarrare a la cama —
Daryl sonríe y sube los escalones que los separaban, te toma entre sus manos y te besa, deseoso, y con amor, después de una larga semana.
— No es mala idea —
Ambos ríen y terminan de subir los escalones que les faltaban, encerrándose en su habitación, ignorando por completo al resto del mundo.