Por fin, por fin ya es el día. No me lo puedo creer, después de tanto tiempo. ya están mis padres aquí para hablar con los médicos y que éstos autoricen mi salida. Están en el despacho o lo que sea donde se reúnen. Yo estoy con Jorge haciendo las maletas, y con Raquel mirandome atentamente. Como estudiando cada paso que doy. como si nunca más nos vayamos a volver a ver. Mis padres me han traído mi maleta, que es rosa, así sin más. Nunca me ha gustado el color pero es que es cómoda y muy espaciosa. Básicamente entra todo mi cuarto dentro de ella.
La sitúo en la cama. La abro y empiezo a meter cosas. Primero lo más importante, que es la caja donde guardo mi diario y ahora además una rosa del ramo que me trajo Jorge tan grande. Como no podía quedarme con todas, muy a mi pesar, escogí una y la metí dentro de Corazón de Mariposa para que se aplastase. Mi rosa era de un color más claro que los demás, y aparte de ser la más chiquitita estaba aún abriéndose, lo que me pareció una muy buena metáfora y por ello la escogí. Con el diario ya veré que hago, o bien lo quemo y que mi pasado se vaya con el, o lo dejo en un banco para que alguien más se entere de este mundo e intente evitarlo a seres queridos.
Luego meto una tarjeta de felicitación que me hizo Raquel dias después de mi cumple. Está rellenada entera de la letra de Raquel, me puse a llorar cuando la leí y por eso la guardo además de ser un recuerdo físico de Raquel. Luego meto la que me hicieron cuando se enteraron de que me iban a sacar por fin del hospital, con la preciosa firma de Raquel, la rápida de Jorge y la ilegible de Nico. Seguido de esta maxi-tarjeta van el libro que gané jugando al póquer y el de Bajo la misma estrella que me regaló Jorge. Luego mi libro electrónico y por último toda mi ropa, que ahora mismo hay poca que me guste. He cambiado de gustos desde que estoy aquí y necesito ir de compras urgentemente, aparte de que como no, he cogido peso.
Estoy ya cerrando la maleta con ayuda de Raquel pues va un poco llena, cuando Jorge carraspea y dice:
-¿Y a este no le metes dentro de la maleta?
Levanto la cabeza para ver a que se refiere y veo que está sujetando un pequeño lobito de peluche al que juntos apodamos Balto después de que me lo regalara. Estoy recordando la escena en la que el entra a mi cuarto lentamente, me quedo mirándolo y de detrás suya saca s ese chiquitín y yo como una niña pequeña me tiro a sus brazos, cuando el agita el peluche en mi cara y me hace despertarme de esa ensoñación.
-A ese le voy a llevar en la mano, que me da suerte y a saber lo que me encuentro ahí fuera.
-Un mundo.- Responde Raquel, es la primera vez que habla y me mira a los ojos directamente en toda la mañana.- Encontrarás un mundo, y en el tu lugar. Y serás al fin feliz, como debió ser desde el principio.
Me quedo callada un tiempo hasta que me doy cuenta que tengo que reaccionar pero mis sentimientos lo han hecho antes por que ya estoy llorando. Me acerco y la abrazo
-Tu saldrás de aquí en breve ya verás, te mereces ser feliz más que nadie en la tierra. Raquel, yo se que tu puedes conseguirlo.
Susurra algo que no llego a entender del todo por que está llorando también y lo dice muy bajito pero ha sonado como "yo no puedo salir de aquí" o algo así.
-Bueno...-dice Jorge.
-Bueno...-dice Raquel.
-Bueno...-dice Nico.
-Bueno.-Dice el médico que acaba de entrar acompañado con mis padres.- Pues señorita Tatiana, ya tiene el consentimiento para salir del establecimiento.
Lo dice tan sumamente formal que me dan ganas de reír pero está fuera de lugar así que me aguanto. El primero en moverse es Jorge, que coge mi maleta pues me va a acompañar a casa. Mis padres ya saben lo nuestro y también saben que nada de lo que digan hará que Jorge cambie de opinión. Al levantarse el, lo hacen también Raquel y Nico y los cuatro nos fundimos en un gran abrazo, con maleta incluida. A Raquel todavía le caen lágrimas y más cuando se acuerda de que no puede acompañarme a la salida así que Nico se despide de mí allí también para quedarse con ella.
Estamos bajando en el ascensor, y dios ya huele tan real. Ya lo noto, puedo oler el mundo de ahí fuera que llevo meses sin tocar. En mi camino al mundo real las enfermeras se despiden de mi dándome abrazos y la enhorabuena y mis padres se sorprende de la cantidad de gente que me ha estado ayudando estos meses.
Estoy delante de la enorme puerta cristalera del hospital, dispuesta a salir. Pero no puedo evitar echar la vista atrás y estoy tan ensimismada que no me doy cuenta de lo que pasa fuera. Pero mis padres me empujan al exterior y casi no me da tiempo a reaccionar hacia el grupo de gente que viene directo a mi. Primero me asusto, hasta que empiezo a distinguir caras. Entre todos los "hola" "cuanto tiempo" "como estas" "que guapa" y demás gilipolleces y cosas por el estilo distingo las caras de mis compañeros de clase y mi cabeza no tiene tiempo de reaccionar antes que de mi boca salga un grito y todos peguen un salto hacia atrás. Entre todo este jaleo mis padres se han ido al coche en algún momento a dejar las maletas, pero Jorge no se ha separado de mi en ningún momento y me aprieta la mano tan fuerte que me hace daño, pero no me importa. Mi pecho aún sube y baja a un ritmo rápido cuando una de las chicas, Paula, una de las que más me puteaba he de añadir, dio un paso al frente y dijo por todos:
-Hola Tati- ¿desde cuando me llamaba Tati?- Ayer nos enteramos por David-¡DAVID!- que salías hoy y hemos venido a darte una sorpresa...
Mi cara debe de ser un poema por que de repente se calla. Me doy unos minutos para procesar información, solo oigo la respiración de Jorge en mi nuca.
-¿Una sorpresa? ¿Una jodida sorpresa después de todo?
Otra chica de las que me puteaban se acerca, y sinceramente no recuerdo su nombre, ni me interesa.
-Tati nosotros no queríamos...
-¿Qué? ¿No queríais qué? ¿Molestar? ¿Joderme mi estancia en el instituto? ¿Acribillarme a insultos, marginarme, escupirme, putearme, pegarme cuando se presentaba ocasión, lanzarme cosas en clase...? ¿Sigo?
Esta vez es David quien interviene:
-Tatiana, en ningún momento pensamos que llegarías a este punto.
-Claro, ese es vuestro problema. Que no pensáis en nadie que no sea vosotros mismos, sobre todo tu David. Sabías que me cortaba las venas, pero eso no te echó para atrás a la hora de reirte de mi y usarme. Es como si además te hubiese dado más ganas de hacerlo. No pensáis nada, pero el hecho es que nadie tiene que llegar hasta aquí para que vosotros os deis cuenta de que tratar así a un ser humano, a un igual, es despreciable.
-Yo...-iba a replicar David pero le corto.
-De yo nada, ni de tu o tu.- digo mientras señalo.- Sois todos unos jodidos hipócritas viniendo a este jodido sitio después de tantos jodidos meses a tratarme como una jodida amiga cuando me habéis jodido la jodida vida desde que entré en ese jodido instituto. ¡Y JODER QUE DE JODIDOS, PERO ES QUE SOIS UNOS JODIDOS FALSOS!
Y en ese momento. Jorge debe notar que doy por acabado esa conversación por que tira de mí para alejarme de toda esa mierda. Pero antes de irnos del todo, doy un tirón y me suelto de Jorge, que no se lo esperaba, corro a David, que tampoco se lo esperaba y le doy una inesperada patada en los huevos.
-Eso.-añado.-No es ni la mitad del daño que tu me has hecho.
Y corro hacia Jorge, el coche, mis padres y mi libertad, dejando a David retorciéndose de dolor en el suelo. Esa patada tampoco ha hecho que me sintiera mejor, pero he demostrado a todas esas personas que no las necesito, nunca lo hize y nunca lo haré. Me he hecho más fuerte y me he acostumbrado a cosas que a muchas personas les dolería demasiado. Pero a mi ya no, y dudo que vuelvan a dolerme. A pesar de que esta experiencia no es algo de lo que presumir he aprendido muchas cosas que me harán bien en el futuro.
No se puede decir que estas experiencias son lo mejor que te ha pasado en la vida, por que antes de entrar en ese hospital yo estaba viviendo un infierno del que pensé que nunca saldría. Pero si se puede decir que esas personas que has conocido son lo mejor que te ha pasado en la vida. En una sociedad como esta cada vez son más los amigos que se hacen por internet. Y esto ocurre por el simple hecho de que las personas de las que nos rodeamos día a día cada vez nos comprenden menos, o tal vez se cansan o nos cansamos nosotros. Y justo cuando estamos a punto de tirar la toalla aparece alguien de la otra punta de la ciudad, de la provincia o del país que te entiende y te ayuda en tu día a día. Yo tuve unas cuantas chicas de esas de internet.
La mayoría de ellas las conocí gracias a los conciertos de mi grupo de música favorito por el cual sonreía todos los días en mis peores momentos. La música salva vidas, más de lo que la gente se cree pero es así. Y por eso entiendo la presión que debe de tener un ídolo juvenil sobre que hacer o que no hacer.
He conocido a mucha gente en mi vida, esa es la conclusión de todo esto. Pero a los mejores les encontré aquí. Y ahora que voy en la parte trasera del coche de mi padres, con Jorge a mi lado, en dirección a casa, a mi hogar, me doy cuenta de que nunca les perderé. Mis padres han accedido a que Jorge duerma conmigo hoy y ya han montado una cama en mi cuarto, que como es la buhardilla, no hay falta de espacio. Vamos a ver una película, a comer palomitas y a reír hasta que nos quedemos dormidos, en nuestras respectivas camas (JAJAJAJAJAJAJA no).
Todo pinta genial, hasta que cuando estamos a punto de salir ya del parking, y miro por última vez al edificio, y veo la inconfundible forma de Raquel en el borde de este, mirando al vacío...
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Amnesia.
Novela Juvenil"En la oscuridad siempre habrá algo que nos haga ver la luz" El diario de esta chica es prueba de ello. La anorexia no es juego. No es para bromear con ella, si no sabes no opines. Tatiana solo es una de muchas de las que se enfrentan al espejo todo...